VALENCIA. La crisis va por barrios, especialmente en los bajos comerciales. Con el consumo a niveles mínimos por efecto de la crisis, para la apertura de un establecimiento en la ciudad Valencia se mira con lupa dónde situar el local. Esta situación ha hecho que el descenso de los arrendamientos dependa mucho del punto exacto.
La calle Colón mantiene los alquileres más altos, con unos precios que se sitúan de media en los 100 euros el metro cuadrado. Aunque todo es negociable y matizable, ya que el arrendamientos depende de las expectativas del propietario y baja considerablemente en las inmediaciones de la Porta de Mar, mientras que suben en la parte del Paseo de Ruzafa.
La apertura de un centro de la multinacional Primark en la calle de Ruzafa ha orientado esa zona a tiendas que centran especialmente su valor en el precio. Sin embargo, no todo vale, como se pudo apreciar en el caso del C&A del antiguo cine Capitol, que cerró el pasado verano tras año y medio.
LOS PRECIOS DE LA MILLA DE PLATA
El otro eje de referencia de la actividad comercial del centro de Valencia, las calles Dun Juan de Austria y Jorge Juan le van a zaga, aunque también cuentan con sus propias normas. La primera se sitúa en unos precios que rondan de los 90 a los 100 euros el metro cuadrado.
La superficie disponible y la proximidad a El Corte Inglés de Pintor Sorolla son las dos claves que sitúan el precio en el franja alta de la horquilla o en la baja. La presencia de cafeterías está generando una situación de oferta mixta con los establecimientos de confección, que obtienen buenas ventas, pero tienen una menor rentabilidad por metro cuadrado frente a los bares.
Por otra parte, en Jorge Juan se está pagando de 60 a 80 euros el metro cuadrado. En este caso, la mayor diferencia la genera el ancho de la acera, superior en la acera de los pares y estar situado entre la calle Sorní y el Mercado de Colón.
LAS LEYES DE LA MILLA DE ORO
Caso aparte es el de la conocida como milla de oro del comercio valenciano. La vía que forman las calles Poeta Querol y Marqués de Dos Aguas conserva su especialización en las firmas de lujo, pese a deserciones como la de Búlgari.
Sin embargo, los potenciales arrendadores no quieren cualquier cosa, aunque la implantación no depende tanto de la disponibilidad de locales como de la capacidad y voluntad de consumo que se aprecia en sus potenciales clientes.
En el caso de los precios varía mucho de un bajo al otro. Las razones están en lo distintos que son cada uno de los bajos disponibles y la amplitud y visibilidad de los escaparates. "No tiene nada que ver estar en la acera ancha con la calle Salvá que en una parte menos transitada", señalan fuentes inmobiliarias.
Por otra parte, los propietarios prefieren dejar el local vacío que arriesgarse a una bajada de precio a cambio de un arrendamiento de larga duración, teniendo en cuenta que muchos de ellos aprecian que los precios han tocado fondo. "Vendrán tiempos mejores y prefieren tener las manos libres para entonces, si no tarda mucho", señalan.
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