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La contención del consumo sigue haciendo estragos, pese a las nuevas aperturas que se prevén en la calle Colón de Valencia 

VALENCIA. Nadie dijo que fuera fácil. El próximo cierre de la tienda de la firma textil holandesa C&A en el edifico Capitol de la calle Ribera de Valencia, al cumplirse poco más de año y medio desde su apertura, es la primera baja de alto voltaje que ha sufrido el epicentro comercial de la ciudad.

A pesar de que la Calle Colón y el Paseo de Ruzafa son hoy el bastión contra el desplome del consumo, la concentración de la oferta y la escasa disponibilidad de locales bien situados ha animado a incursiones tan potentes como arriesgadas para rebañar compradores allá donde todavía los hay.

Ese ha sido el caso de C&A, que optó por arrendar este imponente local, propiedad de La Caixa tras recibirlo de Juan Bautista Soler, pese a estar fuera de zona. Fuentes conocedoras de la operación aseguran que la marca holandesa confiaba en ejercer un efecto foco que atrajera clientes, algo al alcance de muy pocos.

REPARTO DE LA OFERTA

Fuentes del negocio inmobiliario apuntan que el centro de Valencia tiene muy bien definidas sus fronteras. El eje es Colón, dejando para las marcas de productos más caros desde la plaza de los Pinazo hasta Juzgados y la perpendicular que dibujan sobre ella las calles Don Juan de Austria y Jorge Juán.

A medida que el comprador se acerca a la calle Xàtiva, se produce una redefinición de las marcas que compiten por atraer sus pasos. Además de los clásicos asentados desde hace décadas en la zona, como Zara o El corte Inglés (cuyos bajos de Colón ocupa su marca Sfera), se están reforzando las firmas que compiten más por precio.

Son estas marcas, junto a las orientadas a un público más juvenil, las que están trabajando con más intensidad la zona, como demuestra la reciente apertura de Desigual, H&M, Celio o la oferta presentada por Inditex a la Generalitat para alquilar el actual edificio de la Conselleria de Economía en Colón, 32, para abrir un nuevo Bershka. 

A CADA ZONA LO SUYO

Por contra, la calle Ribera mantiene una buena marcha en cuanto a la demanda inmobiliaria, pero desde un sector bien distinto: la hostelería. A pesar de los proyectos fallidos que se producen, lo cierto es que es habitual tener firmado el contrato con el siguiente inquilino antes de que se vacíe lo dejado por el anterior.

Las únicas concesiones que tanto Ribera como el paseo de Ruzafa hacen a otras opciones de negocio son a El Corte Inglés (antiguo Lanas Aragón y Mark and Spencer), Zara y, cada vez en menor medida, zapaterías y ropa infantil. La suerte en cada caso es desigual aunque la demanda continúa, como la rápida instalación del bazar Tiger tras el cierre de la tienda de lencería Anna Summers.

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