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VALENCIA. El presidente de la Generalitat, Alberto Fabra, volvió a sorprender este jueves a los medios de comunicación con una convocatoria urgente en el patio gótico del Palau. El motivo venía apuntándose en los últimos días: una nueva remodelación del Consell para relevar al titular de Gobernación y Justicia, Serafín Castellano, con el objetivo de auparlo a la Delegación del Gobierno.
Una minicrisis del Ejecutivo que se había convertido, y ya comienza a ser norma, en un pequeño 'culebrón' que describe los difíciles momentos que atraviesa el Consell y el propio Partido Popular de la Comunitat Valenciana. Todo ello siempre ha ido unido, aunque especialmente en este caso, se ha puesto en evidencia la asfixiante relación que existe entre instituciones y ámbito orgánico de la formación 'popular'.
De hecho, una de las principales preocupaciones de Fabra en los últimos días ha sido lograr una salida digna para Castellano, uno de sus colaboradores más estrechos desde que llegara al Palau de la Generalitat. Sin embargo, la labor realizada por su mano derecha como secretario general del PPCV ha sido duramente criticada en privado por los presidentes provinciales del partido y por la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, lo que ha provocado tensiones durante dos años en el seno de los 'populares' valencianos. Esta situación, que fue trasladada a Génova por distintos dirigentes, unida a los malos resultados en las elecciones europeas, produjeron la reacción desde Madrid, que ordenó hacer cambios a Alberto Fabra.
El líder del PPCV se reunión con los tres presidentes provinciales, Alfonso Rus (Valencia), José Císcar (Alicante), Javier Moliner (Castellón) y Rita Barberá, con los que alcanzó por consenso un acuerdo para relevar a Castellano en el partido y sustituirle por la consellera de Infraestructuras, Isabel Bonig.
Sin embargo, Fabra no tenía intención de dejar caer así como así a Castellano. De hecho, le ha mantenido como 'número dos' del partido estos días mientras ha negociado con la vicepresidencia del Gobierno de España el nuevo destino para su mano derecha. El objetivo del jefe del Consell era resituar a Castellano en la Delegación del Gobierno, un puesto que quedaba vacante tras anunciar Paula Sánchez de León su abandono del mismo para dirigirse al sector privado. No obstante, este nombramiento para un cargo que depende de Soraya Sáenz de Santamaría, causaba ciertas reticencias en la capital, lo que ha congelado los cambios en el partido y Consell que Fabra tenía pensado solventar en pocos días.
Anteriormente, el presidente había abordado otro cambio después de las elecciones europeas: relevó de la portavocía del Consell a José Císcar con el argumento de darle más margen para dedicarse al PP en Alicante, donde es presidente provincial, aunque le ha mantenido como vicepresidente y titular de Agricultura. Su sustituta fue la consellera de Educación, Cultura y Deporte, María José Catalá. En esa misma comparecencia, celebrada hace dos semanas, Fabra aseguró que no habría más cambios en el Consell dado que estaba "muy contento" con la labor de su Ejecutivo.
Sin embargo, el presidente ha tenido que dar marcha atrás para encontrar acomodo a su hombre fuerte. Con este objetivo, según coinciden fuentes 'populares', ha ubicado al hasta ahora subdelegado del Gobierno, Luis Santamaría, como conseller de Gobernación y Justicia. De hecho, las citadas fuentes le señalaban como el dirigente recomendado por Sánchez de León para ocupar su puesto. Fabra, para resolver el 'sudoku', anunció este jueves el nombramiento de Santamaría en el lugar de Castellano y, de esta manera, dejaba el camino despejado para que éste último ocupara el puesto en la Delegación del Gobierno.
Ahora bien, el jefe del Consell no pudo evitar con esta maniobra dejar cierta sensación de improvisación en todo lo ocurrido a lo largo de estos días. La propia convocatoria a los medios de ayer por la tarde dejó en el ambiente dudas sobre que el nombramiento de Castellano hoy como nuevo delegado del Gobierno a través del Consejo de Ministros estuviera 100% cerrado. Pese a que fuentes de la Generalitat apelaban a los condicionantes del procedimiento: Castellano debía dejar de ser conseller para ser nombrado delegado, esto no terminaba de redondear una explicación convincente de los motivos por los que se había decidido dar el paso cuando toda la situación podía haberse solventado este mismo viernes.
Pese a que más de un dirigente 'popular' dudaba en la tarde de ayer de que el acuerdo para el nombramiento de Castellano estuviera perfectamente atado, desde el entorno del ya exconseller de Gobernación se daba por hecho que este viernes se hará pública su designación tal y como dejó entrever Fabra ayer en la rueda de prensa.
De confirmarse, como todo apunta, este nombramiento, Castellano quedaría en una posición más que aceptable tras unas semanas difíciles. Su cargo le permitirá sostenerse incluso si hubiera una derrota en las elecciones de 2015, e incluso se espera que tenga margen de maniobra para designar al subdelegado del Gobierno. A ello hay que sumar que mantiene buena relación con Luis Santamaría, por lo que podría lograr que éste mantuviera a buena parte de sus efectivos en la Conselleria de Gobernación y Justicia, algo para lo que contaría con el beneplácito de Fabra. Ahora bien, Castellano deberá dejar su escaño en Les Corts Valencianes puesto que es incompatible con el puesto de delegado, una circunstancia que le puede restar cierto peso en un grupo parlamentario considerablemente debilitado.
ESTE VIERNES, CAMBIOS EN EL PARTIDO
La semana terminará con más agitación para el presidente. Al margen del nombramiento de Castellano, también debe producirse su cese como secretario general del PPCV. Esto tendrá lugar hoy por la tarde en la Junta Directiva Regional del partido en la que Isabel Bonig se convertirá en 'número dos' de la formación 'popular'.
El propio Fabra admitió ayer que se producirán "algunas novedades" en lo que respecta al organigrama. En el seno de la formación 'popular' se viene apuntando estos días a una pequeña revolución por parte de Bonig, que podría relevar a varios de los vicesecretarios actuales del partido para dar paso a dirigentes de su confianza y nombres vinculados a las direcciones provinciales.
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