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SIN JEFA DE PRENSA

Fabra deambula en busca de su imagen

J. C. / X. A.. 31/05/2014

Dos portavoces y tres secretarias de Comunicación no han logrado apuntalar el perfil del presidente. Llega la última oportunidad para hacerlo de cara a 2015

VALENCIA. Alberto Fabra llegó a la presidencia de la Generalitat un caluroso mes de julio de forma inesperada. La dimisión de Francisco Camps y su designación por parte de Mariano Rajoy le llevó a un Palau de la Generalitat tomado literalmente por el equipo del ya expresidente.

Desde aquel día Fabra ha tratado de forjarse una imagen propia, una tarea nada menor, puesto que su perfil, pese a ser alcalde de Castellón, era bajo, algo que incluso aprovechó en sus primeros meses en la presidencia de la Generallitat para ofrecer un imagen de cercanía, lo que ya de por sí suponía un vuelco notable respecto a su predecesor, un Camps casi mesiánico.

Nuria Romeral

En ese proceso de presentación ante los valencianos Fabra ha contado con tres -María José Catalá debutó ayer- portavoces y otras tantas secretarias autonómicas de Comunicación, a la espera de una cuarta que está pendiente de nombrar. El presidente, nada más aterrizar en la calle Cavallers, realizó un primer cambio en el segundo escalón.

Si bien mantuvo a Lola Johnson como consellera de Cultura y portavoz, sustituyó a Nuria Romeral la entonces secretaria autonómica de Comunicación y colocó en su lugar a Paula Meseguer, una periodista procedente de Castellón a la que conocía y que además poseía de experiencia en el partido.

La llegada de Meseguer supuso airear un departamento de comunicación de la Generalitat viciado por los graves problemas judiciales de Camps. Pero ese cambio no era suficiente para dar la imagen pública de renovación. El movimiento definitivo llegó con la salida del Consell y de la portavocía de Johnson en diciembre.

Con Meseguer en el Ala Oeste del Palau y José Císcar en la sala de prensa de Fuentehermosa, Fabra empezó un proceso de cambio de imagen de la Generalitat. El objetivo era alejarse del oscurantismo de Camps y mostrarse como transparente, accesible, austero e implacable con la corrupción.

Paula Meseguer con José Císcar

Más allá de las dificultades que se ha encontrado Fabra para gobernar por las hipotecas de su predecesor, con el agravante de ser de su propio partido, lo que limitaba su capacidad de tomar decisiones drásticas de ruptura, hay un elemento que influyó en que esa etapa no se consolidara.

El aumento de la capacidad de influencia sobre el presidente de la aún directora general de Coordinación y Organización, Esther Pastor, comenzó a generar tensiones en el equipo de comunicación del presidente.

Pastor, responsable de contratar a un coach para reforzar el liderazgo de Fabra, fue ascendida a secretaria autonómica por Fabra y, con el tiempo, la tensión entre la casi confidente del presidente con Meseguer y Císcar se hizo insoportable. Todo saltó por los aires en diciembre de 2013, cuando Fabra decide prescindir de todo el equipo de comunicación que él había nombrado y ceder el control a Lola Johnson en sustitución de Meseguer, que regresaba al núcleo duro del poder autonómico de la mano de Pastor y de Serafín Castellano.

Las razones por las que se produjo el cambio eran múltiples. Pero en lo que se refiere a la imagen del presidente que se pretendía proyectar el cambio era notable. Johnson tenía como objetivo mostrar un perfil más firme del jefe del Consell, pero la sensación pública es que la exconsellera arrastraba vicios de la era en que ella había sido parte del Consell: menos transparencia, menos cercanía, menos ruptura con el pasado. "Se ha echado a perder todo el trabajo hecho en dos años", lamentaban entonces fuentes del equipo saliente.

Lola Johnson | E. M.

Con Johnson y Pastor tomando el control, Císcar, la cara visible del Consell y el punching ball de los viernes en Fuentehermosa, empezó a estar cada vez más incómodo. La imagen de Fabra lejos de afirmarse en un perfil concreto se fue emborronando, y fueran cuales fueran los objetivos políticos que se había marcado el presidente con su nuevo equipo de comunicación no se alcanzaron. 

La confirmación de que la decisión de Fabra de prescindir de su equipo original para dar un vuelco a la comunicación fue un error llegó cuatro días antes de las elecciones europeas. Johnson fue imputada por una denuncia por su gestión en Canal 9. No fueron pocos, dentro del PPCV y la Generalitat, los que habían augurado que la exconsellera acabaría en los tribunales, si bien esperaban que fuera por el caso Valmor.

Fabra no hizo nada por sostener a una Johnson imputada. La dejó caer. Aceptó su dimisión. Desde aquel jueves de hace una semana, el puesto de secretaria autonómica de Comunicación está vacante.

Un Císcar hastiado y unos malos resultados electorales provocaron, días después, su relevo en la portavocía del Consell. María José Català tomó el relevo este viernes. Císcar y Català se asemejan en su tono pausado y conciliador, si bien el peso político del primero en el partido es mucho mayor. Pero en lo que se refiere a la cara pública del Consell, Fabra no ha optado por endurecer su imagen. Está por ver qué hace con la secretaría autonómica de Comunicación, un puesto clave puesto que coordina los mensajes que ofrecen todas las consellerias y la propia presidencia de la Generalitat.

María José Català y José Císcar este viernes en la primera rueda de prensa de la nueva portavoz

Las quinielas están abiertas pero el nombre solo depende de un Fabra que, tras el varapalo electoral y la revuelta interna en el partido, sigue con una imagen de inseguridad y falta de firmeza que le lastra en su acción política. 

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