VALENCIA. El presidente y consejero delegado del Grupo Torrecid, Federico Michavila, ha explicado algunas de las claves que llevaron a la pequeña empresa que fundó su padre en 1963 a convertirse en una de las mayores compañías de la Comunitat Valenciana. Su intervención ha abierto el desayuno para la presentación de la Guía de Internacionalización para Empresarios de Valenciaplaza.com con la colaboración de Garrigues, Mini Engasa y Valenciaport Autoridad Portuaria de Valencia, celebrada en el ADEIT de la Universitat de València.
Actualmente, la firma de ingeniería y productos cerámicos está presente en 21 países y suministra a más de un centenar. Su carrera global se inició en los años 80, cuando consiguieron convertirse en una compañía líder en España y los propietarios tuvieron que elegir entre vender a buen precio a uno de sus competidores y romper las fronteras nacionales y entrar en el mercado internacional.
Decididos a seguir adelante, Michavila reconoce que optaron primero por Italia, el objetivo más difícil para una empresa cerámica, porque era el mejor lugar "para aprender a competir". Una vez introducido en distintos mercados, la década de los 90 dieron una nueva vuelta de tuerca y comenzaron a buscar dónde producir en otros países para alcanzar "el liderazgo mundial".
LA GLOBALIZACIÓN EN PRIMERA PERSONA
En 2000 entraron en China y decidieron competir con este mercado, conociéndolo a fondo. En este sentido, Michavila tiene clara la técnica: "hay que ser más rápido innovando que ellos copiando". De esta expansión y de los llamados países emergentes, el presidente del Grupo Torrecid advierte de la dificultad de la India, donde "es más fácil que te engañen que cualquier otra cosa".
En todo caso, está convencido de que la globalización no es un fin, sino una tendencia que nunca termina y en la que tienen una función clave los recursos humanos de los que se disponga, la información con la que se trabaje y la implantación en la compañía de unos valores universales, más allá del origen de la propia firma.
Además, esta actividad debe ir acompañada de un compromiso por innovar, un aspecto por el que han recibido premios, como el Príncipe Felipe a la innovación empresarial. Sin embargo, "los premios realmente te los dan los clientes comprándote todos los días".
DEL PRODUCTO AL ESTILO
El siguiente paso en la evolución de la firma fue la transformación de la propia lógica del negocio. Aunque eran una empresa "aburrida", como apunta Michavila, después de ver un desfile de Armani empezó a madurar la idea de aunar tecnología y diseño para pasar "de vender producto a vender atmósfera".
A día de hoy, reconoce que el futuro pasa por escuchar menos a los políticos y que empresas y personas adquieran un compromiso de futuro con la sociedad por medio de la innovación constante. "El liderazgo y la globalización crean el futuro", sentencia.
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