La investigación en las cinco universidades valencianas ha experimentado un notable incremento en la última década pero se mantienen las dudas sobre los efectos prácticos sobre la economía productiva
VALENCIA. El incremento de la plantilla de profesores en las universidades públicas valencianas en la última década permitió acabar con un problema arrastrado de años: la masificación de las aulas y la obligación de dedicar la mayor parte del tiempo a la docencia. Al aumentar el número de profesores sin que haya crecido el número de estudiantes se podido paliar uno de los déficits del sistema: el abandono de las labores investigadores que son propias de las universidades.
El informe realizado por el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (Ivie) Contribuciones económicas y sociales de las universidades públicas valencianas explica que en la última década se han más que duplicado las publicaciones recogidas en las bases de datos internacionales. "Una vez superada la etapa final del siglo XX, de masificación de actividades docentes y formación del profesorado actual las universidades han desplegado una actividad investigadora más intensa y de creciente calidad, superando la media española", explica el informe del Ivie.
Echando mano de los datos recogidos por el Observatorio Iune, el incremento de la actividad investigadora en las universidades públicas de las Comunitat Valenciana corren en paralelo al incremento del profesorado. Así, las cinco universidades valencianas, dependiendo de su propia composición, han aumentado de forma considerable su producción investigadora.
Hay que distinguir en este terreno la investigación que se plasma en publicaciones en revistas especializadas y reconocidas internacionalmente, de la actividad investigadora que tiene como resultados patentes o contratos de consultoría en innovación y desarrollo. Para comprender esta diferencia valga decir que en el primer caso, las materias que se estudian en la Universitat de València tienden más al primer caso, mientras que en la Universitat Politècnica de València son más propensas al segundo campo, por citar a las dos grandes instituciones académicas valencianas.
En números absolutos, la Universitat de València ocupa la cuarta posición de las universidades públicas españolas en publicaciones, por detrás de la Universitat de Barcelona, la Complutense de Madrid y la Autònoma de Barcelona. La Politécnia ocupa el puesto número 12, la de Alicante el 21, la Miguel Hernández el 31 y la Jaime I el 32. El sistema público universitario español tiene 49 universidades.
Entrando un poco más en detalle, la producción de publicaciones por profesor castiga a la Universitat de Valencia, que cae al puesto 10, con una media de 0,81 publicaciones por docente en la media de los últimos diez años. Le supera, de entre las valencianas, la Miguel Hernández, con una media de 1,11. La mejor es la Pompeu Fabra de Barcelona con una media de 1,73.
También en el impacto de esas publicaciones las universidades valencianas logran un puesto en la parte alta del ranking, pero se mantienen alejadas del número de citas por profesor de las mejores, como, de nuevo la Pompeu Fabra, que alcanza una media en la década de 23,81 citas por profesor, frente a las 12,96 de la Miguel Hernández, las 9,75 de la Universitat de València, y las 7,44 de la Jaume I. Para encontrar en la clasifiación a la Politécnica de Valencia o a la Universitat d'Alacant, hay que descender a los puestos 25 y 22 respectivamente, con una media de alrededor de cinco citas por profesor.
En todo caso, en los últimos años, y fruto de la necesidad de publicar en revistas especializadas de investigación, se ha levantado una importante polémica en el mundo académico sobre la calidad y la solvencia de algunas de estas publicaciones así como de la solvencia de las citas que se logran obtener, en muchos casos casi forzadas por las propias revistas. Un elemento que, al igual que la asistencia a congresos que sean referentes (y para los que es necesario presentar una investigación relevante), deberían ser tenidos en cuenta a la hora de valorar el papel investigador.
En el campo de actividad más vinculado a la innovación tecnológica, es la Universitat Politècnica Valenciana la que lleva la voz cantante en el sistema universitario valenciano. De hecho es la segunda de toda España en número de patentes por año tanto en números absolutos como en la media de patentes registradas por profesor, solo por detrás de la Universitat Politècnica de Catalunya (UPC).
El promedio de patentes de la Politècnica es de 22,2 patentes por año en los últimos diez años, solo dos menos que la media que se apunta la UPC. Mejor aún lo hace la UPV en la rentabilización de las licencias que tiene. Es la universidad española que más ingresa, a gran distancia de la Politécnica de Madrid: 0,48 millones de euros de promedio anual frente a 0,19 millones.
Pero hay dos ratios en los que la universidad valenciana no logra ocupar puestos de cabeza del sistema público español: en los spin off y en los contratos de consultoría. En ambos casos, la UPV cae en el ránking. La UPV solo logra contratos por 187.000 euros de media al año frente a los más de 700.000 que ingresa la Pompeu Fabra. Y en el número de empresas surgidas de sus laboratorios, se desploma al puesto número 15, con solo 12 spin off generados en los últimos diez años, siempre según los datos del Observatorio Iune. Si se mide por cada 100 profesores la media cae tanto que lleva a la UPV al puesto 30 en este terreno.
Este es, posiblemente, el principal problema de investigación en la universidad pública valenciana, el retorno del esfuerzo investigador. El propio Ivie reconoce en su informe que la transferencia tecnológica de esta investigación al tejido prodiuctivo, y en especial a las empresas e instituciones de su entorno, "es claramente la debilidad del sistema universitario público valenciano"
"La pobreza de los avances en este terreno se pone de manifiesto en el limitado peso de la financiación para la investigación aplicada y consultoría, la baja producción de patentes y el casi simbólico número de spin off generadas. En comparación con la situación en todos estos campos de las universidades más potentes de otros países, los resultados son muy escasas", concluye el informe.
Quizá si se prohibiera que los investigadores crearan sus propias empresas para derivar allí las ventas de consultoría de las investigaciones pagadas con dinero público y se obligara a hacerlo a través de la universidad, seríamos los primeros de europa en los rankings de venta de consultoría de I+D y de Spin-off. Y hablo desde la experiencia.
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