VALENCIA. Hace más de año y medio este diario recalcaba, pocos meses después de su llegada al poder, la intención del presidente de la Generalitat, Alberto Fabra, de potenciar durante su mandato una línea aperturista, una particular 'glásnost' (liberalización del sistema político impulsada por Gorbachov en los 80) que le diferenciara de la última etapa de su antecesor, Francisco Camps.
Este giro rupturista tomó forma con la entrega de documentación requerida por la oposición sobre diversos asuntos, con el desmarque público de políticas grandilocuentes que representaban determinados eventos u obras faraónicas, o con gestos relevantes de cara a la opinión pública como el encuentro con la Asociación de Víctimas del Metro 3 de julio, una reunión que Camps había evitado durante todo su mandato.
Sin embargo, la pesada mochila con la que carga el jefe del Consell por la herencia recibida está torpedeando la evolución y revolución pretendida por Fabra para el Gobierno valenciano. La emisión del programa 'Salvados' este domingo sobre el accidente del metro bajo el título de 'Los olvidados', simboliza una herida que nunca terminó de cicatrizar y que pone en evidencia a buena parte del PP valenciano.
Tras 21 meses al frente de la Generalitat, todo apunta a que Fabra no puede gobernar bajo los ítems de transparencia que desearía, puesto que si promoviera un mayor aperturismo las consecuencias serían tan negativas para la formación que lidera que tendría prácticamente imposible lograr la victoria electoral en 2015.
De los que llevaron el peso de la gestión del accidente del metro pocos son los que permanecen en su puesto. El presidente de Les Corts, Juan Cotino, en el que se han centrado buena parte de las críticas, es uno de los que por entonces y todavía ahora ostenta un cargo de relevancia. Sin embargo, el jefe del Consell actual también tiene una responsabilidad. No en los hechos de aquel momento, pero sí como actual presidente de la Generalitat y líder del PPCV. La reunión que celebró con la Asociación de Víctimas del Metro 3 de julio quedó como un mero gesto que no avanzó en ninguna dirección.
LA DISCUTIBLE TRANSPARENCIA DEL CONSELL
Al margen de la gestión del accidente del metro, caso especialmente grave, la falta de transparencia respecto a otros asuntos es denunciada de forma constante en Les Corts por la oposición. Peticiones de documentación de estos grupos así como multitud de preguntas parlamentarias no han sido satisfechas en muchos casos. A menudo, en asuntos que pertenecen en buena parte a cuestiones del Gobierno anterior al presidido por Alberto Fabra.
Los diferentes grupos de la oposición han denunciado las dificultades que tienen para llegar a información como las adjudicaciones a la empresa Over Marketing, pieza separada del caso Nóos; las contrataciones a la empresa Construcciones Taroncher cuando el actual secretario general del PPCV y conseller de Gobernación, Serafín Castellano, era titular de Sanidad o las cuentas de la Fórmula 1, por poner algunos ejemplos.
Tampoco han salido adelante por el rechazo del PPCV varias comisiones de investigación solicitadas por la oposición en asuntos como la Sociedad de Proyectos Temáticos y Terra Natura, las ONG, el caso de los bebés robados, grandes proyectos, incendios, cooperación internacional, Bankia, Banco de Valencia, la Ciudad de la Luz o el proceso referido a las TDT.
De hecho, la oposición también ha solicitado en diversas ocasiones una nueva comisión de investigación sobre el accidente del metro. Al comienzo de la legislatura, en julio de 2011, fue registrada esta petición, al igual que volvió a suceder cuando salieron a la luz las informaciones sobre el adiestramiento de la consultora HM & Sanchis a los cargos y técnicos de FGV que iban a declarar en la comisión de investigación del accidente del metro. Este mismo lunes, tras la emisión del programa ‘Salvados', PSPV y Esquerra Unida han solicitado de nuevo que vuelva a abrirse una comisión de investigación.
Así, pese a que el Consell defiende que ha respondido más de 15.000 preguntas y ha atendido más de 6.000 peticiones de documentación entre junio de 2011 y enero de 2013, muchos de los asuntos más delicados que están relacionados con el gobierno anterior siguen permaneciendo en las sombras.
El portavoz adjunto de Esquerra Unida, Ignacio Blanco, señala que la opacidad en los últimos meses "ha ido a peor" sobre todo en lo que se refiere a los "grandes casos". En este sentido, este grupo parlamentario denunció recientemente que el Gobierno valenciano había respondido a 149 preguntas de forma idéntica desde diferentes consellerias sin otorgar la información solicitada.
LA CORRUPCIÓN, UN PROBLEMA INGOBERNABLE
Otra de las banderas de Fabra desde que tomó el mando ha sido la de la tolerancia cero contra la corrupción. En ese camino, ha apartado a diversos altos cargos del Consell y del partido imputados en diferentes causas. No obstante, los casos siguen avanzando con nueve imputados en Les Corts y alcaldes de relevancia como Alfonso Bataller (Castellón) y Sonia Castedo (Alicante) en la misma situación.
Con el tiempo, el deseo de Fabra de liderar un PPCV limpio de ‘polvo y paja' mostrándose inflexible con la corrupción se ha llenado de matices. Un camino recorrido a mitad que ha dejado al descubierto las debilidades del presidente y la oscuridad de la formación ‘popular' en anteriores etapas.
EL LASTRE ECONÓMICO: DE LOS GRANDES EVENTOS A LA DEUDA
En una época de bonanza económica, promover un gobierno más aperturista que el anterior hubiera sido relativamente sencillo. Sin embargo, en el actual contexto, las dificultades que atraviesa la Generalitat no permiten muchas alegrías. La línea rupturista esbozada por Fabra al inicio de su mandato se ha topado con sacos de piedras atadas a su tobillo.
Sirva como ejemplo el contrato firmado por Camps con Bernie Ecclestone para prorrogar la Fórmula 1 en Valencia hasta 2019 y con la alternancia con Cataluña propuesta por Fabra todavía en el aire. Otra muestra de estos lastres heredados es la situación del Valencia CF, con un aval de la Generalitat Valenciana al club por valor de 81 millones de euros.
Todo ello unido a la deuda amasada, especialmente en el último lustro, que roza ya los 30.000 millones de euros. Un balance económico que ha dejado al Consell de Fabra ante la necesidad imperiosa de mirar a Madrid elevando el tono reivindicativo sobre la infrafinanciación que sufre la Comunitat Valenciana desde hace una década. A la postre, un argumento que ya esgrimía Francisco Camps.
EL ESCUDO CÍSCAR
Con este escenario, el presidente Fabra ha tenido que adaptar su guión inicial. Tras unos primeros meses esperanzadores, el jefe del Consell ha maniobrado hacia posiciones más conservadoras, tratando de actuar donde posee mayor margen, componiendo un Consell desmarcado de la anterior etapa y redoblando el trabajo para el vicepresidente del Consell, José Císcar, quien ejerce de escudo (consistente pero no eterno) en las cuestiones más delicadas.
Precisamente el propio Císcar se pronunció este lunes sobre el programa emitido por La Sexta sobre el accidente del metro. "Si hay que reabrir el caso del accidente del metro, que se haga". Una posición de cierta ambigüedad que combina ese intento de poner distancia entre lo anterior y lo actual y, al mismo tiempo, evidenciar que no será el Consell quien dará el paso para aclarar las vergonzosas actuaciones que siguieron a la tragedia acontecida en Valencia aquel fatídico 3 de julio.
Pues sí, yo tiro piedras pero no contra mi tejado sino contra los que a él se encaramaron con la excusa de modernizarlo y lejos de ello me están dejando sin tejado y sin casa. Y allí siguen, ... ¡ni a pedradas se van!
Borja, creo que efectivamente lleva Ud. razón. Se ha hecho mal la PLANIFICACIÓN previa de todo el sector y en algunos casos concretos la GESTIÓN posterior. Pero con todo, la Comunidad Valenciana, NECESITA este sector de eventos y centros temáticos, porque el turismo es una de sus principales fortalezas. Mire no voy a extenderme, pero creo se equivoca en lo del Guggemhein……… y dudo mucho que de allí puedan dar lecciones de algo y menos a Valencia,…… ni tan siquiera en este sector de Centros temáticos y Museos .En resumen, que urge corregir lo que se ha hecho mal, pero urge todavía mucho más que dejemos de tirar piedras sobre nuestro propio tejado, sobre todo,........... para no agrandar las goteras. Un saludo
Izaskun, el problema no es apostar por algún gran evento. El problema es fiarlo todo a los grandes eventos, a un precio desorbitao y sin ningún estudio riguroso que demuestre su rentabilidad económica o social. En Bilbao se hizo el Guggemhein, que tuvo un coste infinitamente menor que la Ciudad de las Artes, que ahora proporciona una buena rentabilidad social y, además, no tiene goteras. Por otra parte, casi el 100% de los grandes eventos o infraestructuras que se han hecho aquí han salido adelante con mentiras: sin estudios de viabilidad o rentabilidad, multiplicando sobrecostes, escogiendo ofertas sospechosamente altas, con defectos de construcción, etc. Y por último, también muy grave, se han utilizado de forma partidista para gloria de los gobernantes (a base de datos falsos) y demonización de la oposición (con insultos cuando se pedían contratos o estudios). Es lo de siempre en esta comunidad, no es que se critiquen los grandes eventos porque sí, es que aquí se han hecho a precios desorbitados, con graves deficiencias, sin analizar la rentabilidad ni la necesidad, infrautilizando instalaciones, mintiendo a la sociedad, despreciando a la oposición y con objetivos claramente electoralistas. Y si estoy equivocado y los grandes eventos son positivos, que el PP haga públicos todos los contratos, que encargue estudios independientes y rigurosos, que audite todos y cada de los eventos o proyectos, y que comparta los datos con la ciudadanía. Vamos, lo normal en democracia.
Es lo que tienen los muertos cuando no descansan en paz: se les aparecerán a los responsables y sus encubridores una y otra vez hasta volverlos locos (si no lo están ya). No comparto la opinión del artículo, Alberto Fabra jamas inició una "glásnost" , fue siempre un "vamos a hacer que parezca que....", pero siempre a costa de los más débiles (esos sí han ido a la calle), mientras, el aparato continua colocado, no ha pedido ni una responsabilidad y eso que tenía donde elegir, siempre a remolque de las imputaciones judiciales, tarde y mal. En esas condiciones el huerto no se ha saneado y desinfectado, nunca hará cosecha.
No entiendo muy bien esta fobia permanente por los Eventos y centros temáticos que se da en Valencia y no en el resto del mundo, sobre todo porque en definitiva a lo que hay que hacer caso son a los datos de IVIE, y no a las opiniones basadas en lo que dicta el hígado. En este sentido, aunque ya lo han dicho muchas veces, solo queda recoger las declaraciones sobre los grandes eventos, realizadas días atrás en Las Provincias por D. Fco. Pérez Catedrático de Economía de la UV y Director de investigación del IVIE. “Suponiendo que todos se hubieran financiado con déficit, sólo se explicaría el 15% de la deuda acumulada la última década, incluso aunque consideráramos que son absolutamente improductivos”. Situación que naturalmente es IMPOSIBLE. ¿Es posible que la F-1, la copa América, ect.. hayan sido “absolutamente improductivos”?. Pues naturalmente que no, como lo demuestra el número de turistas extranjeros de grandes cruceros llega a Valencia, y antes no llegaba (650 mil) , y algo tendrá que ver La Ciudad de las Artes y las Ciencias y los grandes eventos. Más valdría para acabar con esta situación absurda de tirar piedras sobre nuestro propio tejado, que el Consell haga unos estudios serios sobre los retornos indirectos de este sector, porque pretender que estos Grandes Eventos o Centros temáticos tienen que ser rentables por la venta de entradas, es simplemente ridículo. Izaskun García Azcárraga
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