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VALENCIA. La estabilidad interna de las grandes formaciones políticas suele medirse por la unidad de discurso entre sus principales activos propiciada por la jerarquía de sus líderes o referentes orgánicos. Es decir, un partido tranquilo es aquel en el que todos reman en la misma dirección y existe el máximo respeto entre o hacia los ‘pesos pesados' de la formación.

La crisis abierta en los dos grandes partidos, PP y PSOE, en el ámbito nacional, también ha florecido en sus ramas autonómicas, dando lugar a la aparición -o reaparición en muchos casos- de políticos que generan cierto grado de incomodidad en las propias cúpulas de las formaciones donde militan.

Al margen de los dirigentes imputados, Alfonso Rus, Serafín Castellano o Juan Cotino en el PPCV y Francesc Romeu y Manuel Mata, en el PSPV, son algunos casos de políticos que, ya sea por sus declaraciones públicas e independientes o por sus maniobras internas, resultan controvertidos para las direcciones de los partidos a los que pertenecen.

El caso del líder provincial del PP de Valencia, Alfonso Rus, no resulta especialmente sorprendente. El también presidente de la Diputación nunca se ha caracterizado por morderse la lengua y, en el actual contexto de crisis económica, no ha tardado en alzar la voz hacia el Gobierno de España pese a estar regentado por su propio partido.

A Rus no le duelen prendas en reivindicar en público la necesidad de revisar el anteproyecto de la Ley de Régimen Local o la reforma urgente del modelo de financiación. Una exigencia en la que ha señalado no solo al ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, sino también al mismísimo presidente del Gobierno, Mariano Rajoy.

En las últimas semanas, esta estrategia ha sido adoptada finalmente por el Consell de Alberto Fabra, aunque con un discurso notablemente más comedido. Pese a que las relaciones entre el presidente de la Generalitat y Rus han mejorado en los últimos meses, el poder del barón provincial, con gran parte de los alcaldes de su lado, le permite una independencia en sus declaraciones y decisiones que en ocasiones no concuerdan con los ‘tempos' marcados desde Presidencia.

Otro tipo de incomodidad es el que, a juicio de miembros de las direcciones provinciales, propicia el secretario general del PPCV, Serafín Castellano. El ‘número dos' de Alberto Fabra en el partido no suele salirse del guión en sus comparecencias públicas, pero su manera de conducir la formación ‘popular' y sus movimientos internos no solo han reforzado la animadversión histórica que mantiene con Alfonso Rus y sus colaboradores, sino que se ha ampliado a otras provincias, especialmente Alicante, y a otros ámbitos,como Nuevas Generaciones del PPCV.

Así, pese a que Castellano fue una elección de Alberto Fabra y se le presupone la confianza del líder del partido, buena parte del PPCV sigue considerando que el secretario general del PPCV no ha contribuido a la unidad de la formación 'popular'.

Otro de los responsables con nombre propio en la formación ‘popular' que ahora funciona con independencia es el presidente de Les Corts, Juan Cotino. Con Francisco Camps al mando, ostentó un fuerte poder desde el sector democristiano y amasó una red de colaboradores potente tanto en administración como en el partido.

Ahora, con Fabra al mando, ha perdido buena parte de su potencia de fuego, pero la importancia de su cargo le permite descolgarse con declaraciones que tienen trascendencia. De hecho, fue otro de los que se mostró fuertemente reivindicativo acerca de la financiación en un acto de calado como es el Fórum Economía Europa. Además, continúa moviendo sus peones en el PPCV y, de vez en cuando, deja alguna ‘perla' en su blog que suelen recoger los medios de comunicación.

FRANCESC ROMEU Y MANUEL MATA, 'PIEDRAS EN EL ZAPATO' PARA XIMO PUIG

El PP no tiene la exclusividad, ni mucho menos, de dirigentes del partido que resultan incómodos para la dirección del mismo. El secretario general del PSPV, Ximo Puig, tiene sus particulares -por así decirlo- ‘piedras en el zapato'. En su caso, el portavoz del PSPV, Francesc Romeu, y el prestigioso abogado y exdiputado Manuel Mata, son dos de los referentes que siempre están dispuestos a alzar la voz.

El caso de Romeu es especialmente delicado. El de Silla es vicesecretario y portavoz, es decir, pertenece a la mismísima cúpula de Blanquerias, a la que llegó merced a un pacto con Ximo Puig en el congreso nacional del PSPV celebrado en Alicante ahora hace un año.

Pese a estar integrado en la dirección socialista, Romeu no se ha mordido la lengua para hacer declaraciones públicas que han ‘pillado' en fuera de juego al propio Ximo Puig. La última de ellas, a favor de la República, a la que respondió el líder del PSPV desmarcándose y aludiendo a que las palabras de Romeu eran "una opinión personal". Por si quedaban dudas, este mismo jueves el portavoz socialista proponía en su blog un referéndum para decidir sobre la continuidad de la Monarquía. A ello hay que unirle la intención del portavoz de aspirar a presentarse en unas elecciones primarias para ser candidato a la Generalitat.

Otro de los socialistas que resultan incómodos para la dirección socialista es el exdiputado Manuel Mata. El abogado ya participó en elecciones primarias como las celebradas en la ciudad de Valencia frente a Joan Calabuig, en las que logró cerca del 40% de los votos. Recientemente, en una entrevista al diario El Mundo, Mata mostró su disposición a presentarse de nuevo a unas primarias en el PSPV. El exdiputado forma parte de Izquierda Socialista, que ha sido una de las corrientes internas del PSPV más críticas en los últimos años.