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La que fue la gran apuesta industrial de Pablo Serratosa tras su salida de Nefinsa acaba suspendiendo pagos y compromete la inversión del Grupo Zriser en la compañía de paneles solares que ronda los 100 millones de euros

VALENCIA. Pablo Serratosa, abandonó la empresa familiar Nefinsa junto a sus hermanas Ana y Begoña en 2007. La negativa de su hermano mayor, Javier, a implicarse en exceso en el negocio del ladrillo, además de otras decisiones de gestión del grupo que incluye Uralita o Air Nostrum, les llevaron a optar por la ruptura.

Los hermanos recibieron la parte de herencia que les correspondía, evaluada en una cifra millonaria que nunca se llegó a establecer con fiabilidad y se dedicaron a crear su propio grupo empresarial. La nueva sociedad, Grupo Zriser, se puso en marcha con la intención de distribuir sus inversiones en tres áreas: financiera, inmobiliaria e industrial. Las piezas clave de esta última eran la compañía de energías renovables Siliken (de la que hoy tiene el 57%), la cadena de centros oftalmológicos Clínica Baviera (10%) y la empresa de inteligencia mediática Auditmedia (75%).

Sin embargo, la suerte de cada una de ellas ha sido dispar. Así, cinco años después, Siliken ha terminado por solicitar este viernes el concurso de acreedores, ante la imposibilidad de llegar a un acuerdo para refinanciar un crédito de 130 millones de euros.

LA PROPIA CRISIS INDUSTRIAL

A pesar de que el pasado mes de junio consiguió refinanciar otros 111,4 millones de euros con un pool de doce entidades encabezado por Bankia, Banesto y Catalunya Bank, en esta ocasión las entidades no han considerado plenamente satisfactorio el redimensionamiento integral de la empresa, que ha traído el cierre de sus centros de producción de Casas Ibáñez (Albacete), Ontario (Canadá) y Tijuana (México) y los ERE sobre la práctica totalidad de la plantilla en Rafelbuñol (Valencia) y Chisoda-Timis (Rumanía).

Las caídas de las ventas por efecto de la crisis, al igual que la competencia asiática fueron engrosando las pérdidas de Siliken, que Grupo Zriser fue encajando por decisión de Pablo y Ana Serratosa, ya que Begoña optó por dejar la sociedad compartida con sus hermanos para constituir hace un año su patrimonial Finmaser Diversificación, alejada de actividades industriales.

Fuentes conocedoras de la operación insisten en el que el compromiso asumido por Pablo Serratosa en el caso de Siliken ha sido "enorme". De hecho, su aportación inicial fue de 35 millones de euros, pero ha ido afrontando con nuevas aportaciones los sucesivos reveses que ha ido sufriendo la empresa hasta comprometer unos 100 millones de euros.

REPARTO DE TAREAS

Aunque el equipo gestor de la empresa, formado por Carlos Navarro, Gonzalo Navarro y Alfredo Puche, mantuvo la gestión industrial; el Grupo Zriser tomó bajo su control la planificación y control estratégico, además del apartado financiero. Pablo Serratosa no era un neófito en estas materias, de hecho había estado detrás de estos aspectos en firmas de la familia como Air Nostrum y la propia matriz, Nefinsa.

Fuentes conocedoras del proceso aseguran que la implicación personal de Pablo Serratosa ha sido total, lo que ha evitado llegar antes a esta situación. Por otra lado, menos extrema ha sido la experiencia de Zriser en Clínica Baviera, que ha sufrido la contención de consumo y ha hecho frente a unas duras embestida en bolsa, pero mantiene su red de centros y está inmersa en un plan de expansión internacional donde Alemania es una pieza clave, según fuentes propia compañía.

En todo caso, la rama financiera del grupo ha tenido que emplearse para compensar los créditos que le habían concedido a la matriz Inversiones Grupo Zriser por su negocios industriales. Así, el pasado noviembre, Pablo y Ana Serratosa Luján ampliaron el capital de sus respectivas patrimoniales, Inversiones Esser 2007 e Inversiones Amaula 2007, en cuatro millones de euros cada una hasta situarse en 77,35 millones y 64,95 millones, respectivamente.

EL REFUGIO DE LOS ARRENDAMIENTOS

Por contra, el negocio inmobiliario del grupo mantiene una actividad intensa con inmuebles de alta ocupación, según fuentes del negocio. Este es el caso edificio Generali Seguros de la plaza del Ayuntamiento de Valencia, adquirido por la compañía en 2011 por 21 millones de euros; y el Edificio Alameda, comprado en 2009 por 24,3 millones.

En los últimos meses, los dos hermanos han optado por separar esta actividad de la general del Grupo Zriser, creando una matriz inmobiliaria: Grupo Inmobiliario Zriser, que ha ido asumiendo las mercantiles de las que dependen cada uno de los inmuebles que posee, partiendo de un capital social de 40,6 millones de euros para gestionar el arrendamiento, adquisición y transmisión de inmuebles urbanos o rústicos, así como la realización de actividades de promoción inmobiliaria.

Grupo Inmobiliario Zriser controla el 100% de cuatro sociedades (Inversiones Valentia Siglo XXI 2, Inversiones Valentia Siglo XXI 4, Corolla Inversiones 2010 y Zriser Asset Management), que han trasladado al nuevo grupo sus inmuebles, sin llevar a cabo ninguna ampliación de capital monetaria, buscando inversiones en el ámbito inmobiliario como oficinas y locales comerciales.