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URALITA TIENE DOS MESES PARA REFINANCIAR EL PASIVO

Los Serratosa se enfrentan a las urgencias de la deuda tras dejar atrás el exceso de liquidez

JOAQUIM CLEMENTE. 14/11/2011 Nefinsa, sociedad participada por Emilio Serratosa y sus hijos Javier y Gonzalo, atraviesa el peor momento de su historia. La salida del capital de Pablo y la opa sobre el 100% de Uralita en 2007 rompieron la caja de la familia, perdiendo una liquidez de la que presumieron durante años 

VALENCIA. Uralita, la empresa de materiales de construcción controlada por Nefinsa, propiedad de Emilio Serratosa y sus hijos Javier y Gonzalo, comunicó la semana pasada a la Comisión Nacional del Mercado de Valores que ha logrado un aplazamiento de dos meses del pago de unos créditos por valor de 147 millones de euros. Un pequeño respiro para seguir negociando la reestructuración de su deuda, cifrada en 263 millones a finales del año pasado, según la información falicitada por la empresa.

A primera vista esta situación no es muy diferente de la que atraviesan a mayoría de las empresas españolas. Los bancos no dan nuevos créditos y cada vez cuesta más renovar los ya existentes cuando llegan los vencimientos.

Sin embargo, el caso de los Serratosa, si se analiza con cierta perspectiva temporal, llama la atención. Y es que en apenas cuatro años Nefinsa ha pasado de hacer gala de un exceso de liquidez que llegó a alcanzar los 1.100 millones de euros, entre tesorería e inversiones financieras temporales, a tener que pelear con las entidades financieras para renovar créditos por valor de un par de cientos de millones.

Hay dos hitos que explican un cambio tan radical en una empresa que, desde que vendió Valenciana de Cementos, siempre ha sabido gestionar sus fondos de forma rentable. El primero fue la crisis societaria que vivió Nefinsa en 2007 con la marcha de Pablo Serratosa y, con unos meses de diferencia, sus hermanas Ana y Begoña.

El holding familar, que pasó a estar controlado únicamente por Emilio Serratosa y sus hijos Javier y Gonzalo, tuvo que afrontar el pago de las participaciones de los socios que dejaron la empresa. "La relevante posición de tesorería ha facilitado la operación", dijo entonces Nefinsa. Aunque no se desveló la cantidad pagada a los tres hermanos que dejaron la empresa, lo cierto es que en aquel momento solo las participaciones en Uralita y Air Nostrum, fundamentalmente, superaban los 840 millones de euros.

Ese episodio supuso un primer golpe a la liquidez de la empresa, aunque seguía siendo notable gracias a las desinversiones que había realizado en los ejercicios anteriores, especialmente con la venta de su participación en Gamesa. Además, pese a su posición compradora, Nefinsa no había acometido en los últimos años ninguna inversión relevante al considerar que los empresas que consideraban interesantes estaban sobrevaloradas.

Con la nueva estructura accionarial, los Serratosa decidieron dar un paso adelante para mejorar la posición de Nefinsa de cara a posibles adquisiciones. El plan era convertir a Uralita, sociedad en la que tenían el 43% del capital, en el nuevo brazo inversor de la familia. La presencia de la centenaria compañía de materiales de construcción en distintos países y el hecho de cotizara en bolsa, suponían una ventaja a la hora de invertir en nuevos negocios, frente a Nefinsa.

LA OPA SOBRE URALITA: UN ÉXITO INESPERADO... E INDESEADO

Dado que Nefinsa iba a ceder su actividad inversora a Uralita, los Serratosa consideraron necesario aumentar por encima del 50% su participación en la empresa cotizada y blindar de esta forma su control. La normativa sobre opa obligaba, en todo caso, a lanzar una oferta sobre la totalidad del capital.

El resultado inesperado fue que prácticamente la mitad de los accionistas a los que estaba dirigida la oferta aceptaron vender sus títulos. Nefinsa se vio obligada a comprar todas esas acciones, lo que le llevó a alcanzar el 79% del capital.

Fuentes próximas a la dirección de Nefinsa han reconocido a ValenciaPlaza.com que la aceptación de la opa rompió por completo las previsiones de los Serratosa. El coste de atender la operación fue mucho mayor del esperado y deseado. El holding tuvo que pagar cerca de 500 millones de euros.

Lo peor, en todo caso, estaba por venir. La cotización de Uralita se ha ido desplomando desde ese momento. De los siete euros por accción que pagó Nefinsa, el valor ha descendido a 2,2 euros al cierre del viernes. Para hacerse una idea de la pérdida de capitalización basta saber que el precio en el mercado del 100% de la sociedad es ahora de 412,4 millones, menos de lo que se pagó por un tercio del capital.

Uralita, además, ha visto como sus beneficios se han reducido en los últimos ejercicios hasta entrar en pérdidas de algo menos de medio millón de euros en lo que va de año por el brusco frenazo de la construcción.

El resultado de las negociaciones con los bancos por parte de Uralita, así como también por Nefinsa, será clave en los dos próximos meses para que la compañía de los Serratosa pueda mantener el merecido prestigio inversor del que ha gozado siempre en el mercado.

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