VALENCIA. Unas 6.000 personas, una por millón de habitantes, domina el planeta y el resto estamos aquí porque tiene que haber de todo. Aunque pueda parecer lo contrario, el autor de la teoría no tiene nada de conspiranoico. Miembro del Carnegie Endowment por International Peace, bloguero de Foreign Policy, ex socio del anticristo Henry Kissinger... David Rothkopt sabe de lo que habla.
Yo no los he contado, pero su punto de vista es a tener en cuenta. Según el dogma imperante, un grupo cerrado de personas domina el mundo en comandita y nadie puede hacer nada. Otros, más desencaminados, lo niegan. El gran mérito de Rothkopt es haber trascendido esta absurda dicotomía y haber escrito la gran verdad sobre la cuestión: ¿por qué lo llaman conspiración si es lo que pasa a plena luz del día?
La lista de los 6.000 'amos del mundo' incluye, por supuesto, a los de siempre: grandes banqueros, capos de multinacionales, directivos de think tanks, máximos responsables de instituciones internacionales.... Pero también habría que incluir a tipos como el chapo Guzmán (unos de los mayores traficantes del mundo), Bin Laden (antes de dedicarse al submarinismo), Hugo Chávez, Mahmud Ahmadineyad o al aspirante Rafael Correa (gracias a su brillante gestión del affaire Assange).
También habría que incluir a gente como Paulo Coelho (habitual en Davos), Angelina Jolie (la primera mujer sin estudios universitarios aceptada por el Council on Foreign Policy y enviada especial del alto comisionado para los refugiados de la ONU) o a Bono (evasor fiscal en serie y líder de U2). No es por acojonar, pero algún día podría añadirse Justin Bieber. Pero ¿qué tiene en común con gente como Bernanke, Draghi, Merkel o Botín? Pues su capacidad de influir a nivel global en la opinión pública en determinados temas (medioambientales, educativos, sociales...). Son la cara amable del régimen.
Otro error del dogma es que sólo tiene en cuenta a Occidente. Según este, los illuminatis o los reptilianos tienen más poder que, por ejemplo, el presidente chino Hu Jintao. De ello se deduce otra característica que a los conspiranoicos no les cabe en la cabeza ni a martillazos: que los amos del mundo no son un alegre cuadrilla de amigos sino que, muchas veces, tienen intereses totalmente antagónicos o están obligados a pactar entre ellos para lograr sus objetivos.
A veces, se da lo contrario: enemigos naturales comparten intereses. En realidad, nadie puede aspirar a dominar el mundo más allá de una parcela y luego tiene que defenderla de sus adversarios y, sobre todo, de sus socios. De vez en cuando uno cae de la lista y entra otro. Así son las cosas.
La lucha por aumentar cuotas de poder se suele traducir en todo tipo de alianzas. Clubs de 'amos del mundo' hay muchos más de los que la gente imagina. La lista de asociaciones de los amos del mundo es muy larga y aunque todas tienen puntos en común, existen muchas diferencias. El Bohemian Grove, por ejemplo, es un campamento de verano tipo Los Albóndigas en Remojo para simpatizantes del Partido Republicano; el ALEC, es un club de millonarios americanos que quiere comprar la Casa Blanca y difundir el ideario ultra-ultra liberal por el mundo; el Comité Olímpico Internacional es una banda de sobrecogedores que se hacen ricos con la cantinela del espíritu olímpico; el Banco de Pagos Internacionales es un cartel de banqueros cuya principal actividad parece ser darle mal nombre a la avaricia; el Encuentro de Empresarios de América Latina Padres e Hijos reúne a la oligarquía latinoamericana; el Council on Foreing Policy diseña la política exterior americana y el Club de Madrid es el intento made in Spain para pintar algo en el mundo.
Este último es un buen ejemplo para entender más o menos cómo funciona el tinglado. Dejando a un lado su peculiar sentido del humor (dicen que su misión es avanzar hacia una "democracia efectiva"), tiene una década de existencia y es la mayor asociación de ex presidentes y ex primer ministros del mundo. En realidad, está controlada por una fundación de Estados Unidos (que no paga impuestos) de sólo cuatro miembros de los que nadie que no sea de la banda ha oído hablar. Su presidente, Edward Shapiro, es un abogado especialista en asesorar negocios emergentes. Ni que decir que sus 88 miembros de 60 países son simples agentes comerciales con agendas de contactos interminables.
En estas organizaciones cada socio tiene presencia en otros centros de poder y de decisión no oficiales. Un ejemplo, sin dejar el Club de Madrid, es Diego Hidalgo (miembro del consejo de Administración de Prisa), miembro del Club de Roma, presidente de la Fundación para las Relaciones Internacionales, y también participó en la creación del European Council on Foreign Relations (impulsado por George Soros). Hidalgo es un buen ejemplo de los "6.000": no se puede decir que actúe en la sombra, pero es prácticamente desconocido fuera de ciertos círculos pese a ser uno de los hombres más influyentes de España.
Además, el Club de Madrid está relacionado con otra serie de instituciones hermanas (de la caridad, si les hacemos caso) como Concordia 21, Fride, Dara, CITpax, ECFR... que actúan de caja de resonancia. Hidalgo, al que todas ellas se refieren como ‘filántropo' es una de las personas que ha permitido a Juan Luis Cebrián embolsarse 8 millones de euros por hundir Prisa y provocar un ERE que creará unos 2.000 parados más. Por sus obras los conoceréis.
Intentar seguir la presencia de cualquier miembro de un club de ‘amos del mundo' es casi imposible, pero las relaciones personales e institucionales (poder, al fin y al cabo) que cada uno puede conseguir va más allá de lo imaginable. El caso español más singular es sin duda el del abogado Antonio Garrigues Walker que, sin despeinarse, lo mismo se sienta en una reunión de la Trilateral que preside la asociación Transparencia Internacional. Digno de aplauso, pero de lo más habitual: Suzanne Nossel, directora ejecutiva de Amnistía Internacional EEUU, es un topo del departamento de Estado.
Al final, estas telarañas de poderosos te las puedes encontrar hasta en la sopa. Son los órganos en los que se cocinan las decisiones importantes. Han sabido adaptarse mejor a los nuevos tiempos transnacionales que las instituciones tradicionales y, muchas veces, las han sustituido de facto. En un mundo en lo que lo privado y lo público (véase los rescates a los bancos), la virtud y la corrupción van de la mano (véase los bancos), han triunfado como la coca-cola. No deciden una cosa y luego ocurre, pero sí hacen todo lo posible para que pase. A veces les sale bien y a veces no. Dominar el mundo no es tan fácil.
_________________________________________
Conspiranoia Times 1 . Los eurocobradores del frac
Conspiranoia Times 2. Lo que pasa en Bilderberg
Conspiranoia Times 3. ¿Un gobierno en la sombra?
(*) Javier Cavanilles es periodista y escritor. Autor de los libros 'Los caras de Bélmez' y 'El tarot, ¡vaya timo!', Cavanilles está especializado en temas paranormales y conspiranoias. Puede seguirle en twitter en @desdelmasalla
Cuanta razón tiene Jorge. Vivan las personas!!!!
¿Realmente importa? Banqueros, ex-políticos o dueños de multinacionales... Mañana fallece cualquiera de ellos y ¿quien se acuerda de ellos salvo sus inversores? A nadie les importa. Dentro de 100 años no quedaremos ninguno de los que hoy pisamos la Tierra y estos 6.000 "poderosos" habrán sido sustituidos por otros 6.000. No nos engañemos. El "poder" lo pueden tener unos pocos, pero los que realmente mueven la sociedad adelante es la gente de a pie en pro de un futuro mejor, con cada innovación tecnológica o cada avance en encontrar una cura contra el cancer. Sus descubridores son los que tienen realmente el poder, el poder de cambiar las cosas a mejor. Y sí, habrá gente "poderosa" que frene estos avances por interés propio, pero afortunadamente son más los fomentan la evolución de la sociedad y los que son recordados después que los que actualmente creen tener el "poder" y a nadie importan.
Tu email nunca será publicado o compartido. Los campos con * son obligatorios. Los comentarios deben ser aprobados por el administrador antes de ser publicados.