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VALENCIA. Bankia, el banco "que nunca debió crearse y menos salir a bolsa", según dijo en su día el ministro de Economía, Luis de Guindos, celebra este viernes su segunda junta general accionistas. Al menos formalmente, ya que la entidad celebró una antes de salir a bolsa, cuando los únicos accionistas eran las siete cajas de ahorros que lo había alumbrado bajo el liderazgo de Caja Madrid y Bancaja. De aquella cita a la que hoy se desarrollará en el Palacio de Congresos de Valencia, rodeado de fuertes medidas de seguridad, no queda más que el nombre. Y hay quien piensa que hasta eso debe cambiar en el futuro.

Y es que el banco se presenta antes sus accionistas muy distinto a cuando lo hizo ante el mercado hace casi un año para salir a bolsa. Su matriz, Banco Financiero y de Ahorros, ha sido nacionalizada y las cajas de ahorros que conformaban el accionariado expulsadas del capital y condenadas a convertirse en fundaciones tras perder su patrimonio. Ni Rodrigo Rato, ni José Luis Olivas ni el el resto de aquellos presidentes que, sonrientes, cruzaron sus manos para plasmar la imagen del acuerdo, se sentarán en las butacas de la junta.

En su lugar, el nuevo consejo de administración, el que lidera José Ignacio Goirigolzarri, sin políticos, ni cuotas territoriales. Cuando los miembros del consejo ocupen el escenario para iniciar la junta se escenificará de forma real y ante los ojos de los accionistas la ruptura de Bankia con las cajas de ahorros que la fundaron.

CIERRE DE UNA ETAPA

Más allá de los puntos que se aprobarán en la junta, la convocatoria de mañana va a suponer el cierre de una etapa y la apertura de una nueva: la de una Bankia nacionalizada. De hecho, el principal objetivo de este encuentro de los accionistas será dar el visto bueno al plan de recapitalización mediante la inyección por parte de Banco Financiero y de Ahorros, que recibirá el total de 19.000 millones del fondo d europeo de ayuda a la banca a través del Gobierno, de alrededor de 13.000 millones.

Aunque los detalles de esta operación aún tendrán que perfilarse, las consecuencias de esa ampliación de capital supondrá la nacionalización de Bankia, como ha ocurrido con BFA. El algo más del 45% que ya controla el FROB a través del banco matriz se convertirá en el 100%.

Y ahí llega el gran problema, el de la situación en la que quedarán los pequeños accionistas, los que acudieron a la OPS más mimada de la historia, la que tenían que salir sí o sí. La que llevó a las redes de las cajas a buscar 'bankeros' en ventanilla. La se vendió como una gran oportunidad en la que algunos creyeron y que quizá en unas semanas hayan visto evaporada su inversión.

UNA JUNTA 'INSPIRADA' EN LA DE BANESTO

Al margen de las protestas que se producirán en la puerta -se espera a manifestantes afectados por los productos 'tóxicos' como a miembros del colectivo 15M- el consejo que preside Goirigolzarri tendrá que hacer frente al que se presume largo y tenso turno de palabras. Asociaciones de pequeños accionistas o de usuarios de banca ya han anunciado que piensan tomar la palabra para exigir responsabilidades por el quebranto que ya han sufrido con el descalabro de la cotización, como el que previsiblemente asumirán con la futura ampliación.

El equipo de Bankia encargado de preparar la junta se ha fijado como modelo la tensa junta de accionista de Banesto de hace unas décadas tras la intervención de la entidad que Mario Conde había llevado al borde del abismo. Aquel encuentro duró siete tensas horas.

Quizá no sea para tanto, pero Goirigolzarri ha decidido que este es el momento de aguantar las críticas, de dar la cara y de pasar por un trámite necesario. Personas de su entorno le recomendaron buscar la fórmula de celebrar la junta de una manera más controlada, incluso a puerta cerrada. El presidente lo desestimó.

LA CARPETA DE JULIO

En los últimos meses Goirigolzarri y su equipo de confianza han estado trabajando casi en exclusiva para llegar a esta junta con todo listo. Lo fundamental: el plan de viabilidad. Lo esencial, la renovación completa de la cúpula para lanzar al mercado la imagen de profesionalidad de la entidad. Todo lo demás se ha guardado "en la carpeta de julio", que es como llama el presidente de Bankia a los asuntos que pueden esperar.

En esa carpeta hay elementos clave, que van desde el estudio de cómo recuperar la confianza de los clientes y en la marca, hasta las líneas estratégicas de negocio. Una de ellas, saber si finalmente se creará el 'banco malo' al que poder traspasar la ingente cantidad de activos inmobiliarios adjudicados que tiene el banco y que han sido su ruina. "Si eso ocurre y tanto BFA como Bankia son propiedad del FROB al 100% no sería descartable fusionarlas de nuevo", especulaban fuentes financieras.

Pero también las posibles colaboraciones futuras, en caso de alcanzar acuerdos, con las fundaciones que creen las cajas de ahorros. No será, en todo caso, un asunto prioritario para Bankia, dispuesta a desarrollar sus propias políticas de responsabilidad social corporativa. "Si coinciden con las de las fundaciones, mejor, pero siempre con el control de Bankia y con el objetivo de fidelizar clientes para ganar dinero y poder devolver los préstamos que ahora recibiremos", explican fuentes del banco. "Desde luego no vamos a ser la parte social de la Comunidad de Madrid como ocurría antes", apuntaron las fuentes consultadas, en referencia a la estrecha relación entre el Gobierno autonómico y la obra social de la caja. 

TENSAS RELACIONES CON CAJA MADRID, BUENAS CON BANCAJA

Pero incluso en ese proceso de alejamiento de las cajas de ahorros, hay matices. Y resulta paradójico que, en estos momentos, los que durante meses se erigieron como dueños de la entidad, Caja Madrid, sean los que peores relaciones tienen con la actual cúpula de Bankia. Las reticencias, cuando no acusaciones nada veladas que han llegado del entorno de Rodrigo Rato a la política de saneamiento absoluto que ha dejado a las cajas sin participación, han tensado las relaciones entre ambos. Todo lo contrario de lo que ha ocurrido con Bancaja, "especialmente con la llegada de José María Mas Millet", señalaron fuentes del banco.

Una estrategia, la de asumir la nueva situación y trabajar mantener buenas relaciones con la nueva Bankia que puede dar buenos frutos si se maneja con prudencia.

LA SEDE SEGUIRÁ EN VALENCIA

A pesar de que todos aquellos acuerdos que se firmaron en su día las siete cajas de ahorros para crear BFA y después Bankia son ya papel mojado, de momento el banco no tiene pensado dejar la sede de Valencia. "No ganaríamos nada con ello y podría repercutir en más recelos en un territorio que, para Bankia es fundamental, la Comunitat Valenciana", explicaron las fuentes consultadas.

Ayer el presidente de BFA-Bankia mantuvo una reunión con el presidente de la Generalitat, Alberto Fabra. Un encuentro que en el Palau se consideró privado y de cuyo contenido no se informó. No hubo tampoco imagen gráfica. Todo lo contrario de lo ocurrido en la visita al Ayuntamiento de Valencia, donde sí se distribuyó una foto de la visita, aquella que Rita Barberá le pidió el mismo día de su nombramiento.

Goirigolzarri también se reunió con un grupo de clientes preferentes de la entidad, entre ellos varios empresarios. Un día, el del jueves, en que la cúpula de la caja, ya concentrada en Valencia, desplegó una intensa actividad.

Al fin y al cabo, pese a lo dura que pueda ser la junta de accionistas de hoy, el lunes, Goirigolzarri y su equipo tendrán que abrir la carpeta de julio.