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VALENCIA. Inmersos en la mayor crisis de la historia reciente de la Comunitat Valenciana, con una Generalitat en pleno redimensionamiento y el principal partido de la oposición, el PSPV-PSOE, buscándose a sí mismo tras un cambio integral en la dirección, los empresarios valencianos han tomado posición a la hora de diseñar el futuro económico valenciano.

Si hace meses que la patronal autonómica Cierval puso negro sobre blanco cómo debía ser la política del Consell con la industria (Estrategia de Política Industrial 2012-2015), las finanzas (Banco de Valencia, SGR...), las reivindicaciones al Gobierno central (Corredor Mediteráneo) y la necesidad de poner a cero los impagos (incluidos los que mantiene con las propias patronales); la Asociación Valenciana de Empresarios (AVE) también se ha personado en su condición de club de los 100 principales empresarios de la Comunitat Valenciana.

La presentación el pasado miércoles del informe 'La financiación pública de la Comunitat Valenciana y sus consecuencias económicas', elaborado para AVE por el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (IVIE) daba un paso más en lo publicado hasta ahora. Si en anteriores documentos de la organización que preside Vicente Boluda los temas tratados se referían a reivindicaciones empresariales y comerciales, esta vez echaba una mano a la Generalitat y la defendía de quieres acusan al Consell de haber llevado una gestión que ha dejado a la Administración en franca bancarrota.

LA ECONOMÍA EN MANOS DE LOS ‘PROFESIONALES'

"El Estado gasta en la Comunidad Valenciana menos de lo que le corresponde por su dimensión y características desde hace más de 20 años", aseguró Boluda, exigiendo con ello una actitud beligerante del Gobierno valenciano con el Ejecutivo de Mariano Rajoy, igual que lo tuvo con el José Luis Rodríguez Zapatero los ocho años anteriores.

El presidente del lobby empresarial aseguró que esta falta de financiación estaba "condicionando el nivel de desarrollo económico y el progreso social de los valencianos y la situación de las empresas que forman el tejido productivo de la Comunitat Valenciana. En pocas palabras, lo público es de todos y sus problemas repercuten en todos, por lo que todos, y no sólo los políticos, deben implicarse en cuestiones exclusivas hasta ahora del enfrentamiento entre partidos políticos

A pesar de excusar en parte a los gestores de la mala situación de la Generalitat, lo cierto es que la Generalitat ha entendido que este documento, más que echarle una mano, se la ha echado al cuello. Sin quitarle la razón al fondo de debate, el vicepresidente José Ciscar discrepaba en lo acertado del momento elegido para reclamar. "La actual financiación autonómica se corregirá a lo largo de la presente legislatura, pero este 2012 no va a poder ser", reconoció al término del Pleno del Consell.

UNOS EMPRESARIOS MENOS IGUALES QUE OTROS

Acuciados por los problemas de tesorería y el cumplimiento del pago de la deuda y huérfanos del favor político de Madrid (como se demuestra en la presencia testimonia de Valencia en el Ejecutivo), los actos de rebeldía de las patronales y organizaciones de empresarios se han recibido de un modo dispar, como demuestra la actitud del presidente Alberto Fabra ante determinadas exigencias de unos y otros.

La sublevación de las patronales Cierval, CEV, CEC y Coepa frente a los impagos millonarios de la Generalitat por los cursos y actividades celebradas desde 2010 molestaron profundamente en el Consell, que no había tenido hasta ahora un escenario de enfrentamiento con los empresarios, estando el Partido Popular en el poder.

Aunque las patronales han mantenido silencio hasta ahora sobre la situación extrema a la que les estaba llevando esta actitud de los gestores públicos, su actitud ahora reivindicativa ha fortalecido al club empresarial AVE como poder económico de referencia en el Palau de la Generalitat.

EL PODER DE AVE

El ejercicio más claro de ese poder fue la designación por parte de esta organización de uno de sus miembros y expresidente, Francesc Pons, para la vicepresidencia valenciana de Bankia. En lugar de desarrollar una serie de contactos discretos con responsables políticos y patronales para concluir con una candidatura conjunta, diversos conocedores del proceso apuntan a la voluntad de demostrar quién manda, designando al candidato sin "formalismos innecesarios".

Fuentes empresariales advierten que esta conexión entre la Generalitat y la asociación seguirá dando nuevas demostraciones de poder. Sin salir de la actualidad financiera, se da por hecho la nueva promoción de Pons esta vez como presidente de Bancaja, en cuando se produzca la salida de José Luis Olivas.

En una Europa donde gobiernos tecnocráticos como los de Italia o Grecia han sido recibidos con grandes esperanzas, el paso adelante empresarial valenciano no ha encontrado una oposición definida, pese a las discretas reservas generadas entre los sindicatos y partidos de izquierda. La atención a sus propuestas por parte de los responsables públicos y la entrada de los empresarios como actores recurrentes en el juego político puede cambiar esta situación, según reconocen diversos políticos de distinto color.