VALENCIA. El próximo miércoles se reunirá por primera vez la comisión paritaria, formada por el Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB) y el Banco Sabadell, que dirigirá el proceso de traspaso de la gestión de Banco CAM a sus nuevos dueños, la entidad presidida por Josep Oliu. Será el inicio de la nueva era de CAM, un punto y final a una historia centenaria y el arranque de una nueva era en la que, más allá de los aspectos puramente financieros y de negocio, tiene importantes retos especialmente vinculados al encaje de la entidad en un territorio natural (especialmente Alicante y Murcia) donde cuatro de cada 10 habitantes tiene vinculación con la quebrada caja de ahorros.
El hombre al que Sabadell ha destinado para afrontar el proceso de integración de CAM en el grupo es Miguel Montes, director general de operaciones y desarrollo corporativo del grupo, el número tres del banco, tras el presidente y el consejero delegado, Jaume Guardiola.
Es el nuevo hombre fuerte de CAM. "Un líder fuerte, realista, pragmático, negociador y pacificador", en palabras de uno de sus compañeros en el Master en Administración de Empresas (Global Executive MBA) impartido por Esade en colaboración con la Universidad de Georgetown.
Con una larga experiencia en el sector financiero, once años en el Deustche Bank antes de incorporarse al Sabadell, donde también lleva ahora algo más de una década, Montes encabezará al grupo de directivos de la entidad vallesana que se instalarán en la sede de CAM en la alicantina calle Oscar Esplá, para digerir el nuevo banco. Montes ha sido el responsable de pilotar la integración del Guipuzcoano en el Sabadell tras su compra.
Un proceso que, si bien se aspira a que sea lo más rápido posible, tiene distintos horizontes. El primero, la ejecución de la propia operación de compra, con la operación acordeón ya avanzada por el FROB la semana pasada -con la reducción a cero del capital para enjugar pérdidas y la posterior inyección de 2.800 millones de euros por parte del Fondo de Garantía de Depósitos (FGD), cantidad que, antes de la venta definitiva al Sabadell, alcanzará los 5.249 millones a principios de 2012.
Será entonces cuando el banco que preside Oliu compre el 100% del capital del Banco CAM por un euro, una cantidad simbólica, y empiece a ejercer su papel de devolver a la entidad a los beneficios en un plazo de dos años, según las expectativas manifestadas por Oliu la semana pasada.
Pese a la indudable experiencia de Sabadell en la integración de bancos, seis en 14 años, el caso de CAM es distinto por diversos motivos. El primero y más evidente es que se trata de una entidad intervenida por el Banco de España ante una deriva que le llevaba a la quiebra. La fuerte exposición de la antigua caja de ahorros al sector inmobiliario, con las pérdidas derivadas por el impago de créditos por la crisis de las empresas del ladrillo, así como por la depreciación de los activos que tiene adjudicados, es un reto que no tiene comparación con las operaciones anteriores (Atlántico, Guipuzcoano, Urquijo, Herrero o Natwest). La ventaja es que cuenta con el generoso esquema de protección de activos brindado por el FROB que cubre el 80% de las ‘pérdidas esperadas' en la cartera de créditos dudosos, estimados en 24.000 millones de euros.
La segunda peculiaridad de la operación está vinculada a la entidad comprada: CAM era una caja de ahorros con fuerte vinculación territorial ya no solo en el negocio sino también en el entramado económico y social de Alicante y Murcia. Y ese es uno de los retos que los nuevos dueños tienen encima de la mesa desde el minuto uno: conseguir ser percibidos como parte de esa sociedad.
Las primeras reacciones a la operación son positivas. Empresarios, instituciones e incluso los sindicatos de la antigua caja han dado la bienvenida la banco. Pero los próximos meses, en los que se definirá la estructura de Banco CAM y su encaje en el grupo, serán decisivos. Ahí entra el talante negociador de Miguel Montes, que deberá afrontar entre otras tareas el cierre de 300 de las 900 oficinas ahora incorporadas a su red, con el consiguiente impacto en el empleo.
Según las primeras informaciones, Banco CAM se mantendrá como entidad independiente, participada al 100% por el Sabadell. Es decir, no se absorberá como ocurrió con el Atlántico tras la OPA. Es una decisión lógica pero que está más vinculada a la necesidad de establecer barreras de protección que a una voluntad de mantener la identidad de la entidad alicantina. El esquema de protección de activos diseñado para la venta tiene una vigencia de 10 años. Tener claramente delimitados los riesgos de CAM (frente a los propios de Sabadell) parece una obligación de cara a ir reclamando al FROB las cantidades que se vayan generando por las pérdidas del negocio ahora comprado.
Eso no implicará, en todo caso, que el Sabadell mantenga toda la estructura de gestión de CAM. La lógica de las sinergias implicará una reordenación de la cúpula directiva de Banco CAM, que se reducirá al asumir el grupo determinadas áreas de gestión. En todo caso, es previsible que SabadellCAM, como unidad de negocio, tenga un reducido grupo directivo propio. Habrá que esperar para saber hasta qué punto el nuevo propietario opta por mirar en el personal de la caja para ocupar estos puestos. Las distintas filiales del Sabadell suelen tener un presidente y un director general propios.
Otra posibilidad que está sobre la mesa de cara a buscar la mayor vinculación posible con el territorio natural de la caja es la de nombrar un pequeño consejo de administración de Banco CAM en el que dar cabida a algún representante local. No sería una novedad en la estructura del grupo Sabadell. Por ejemplo el Urquijo cuenta con un consejo propio en el que el banco, lógicamente, tiene la mayoría, pero en el que se han incorporado dos consejeros independientes, entre ellos el empresario afincado en Valencia, Manuel Palma.
En el caso del Banco Guipuzcoano -entidad controlada por el Sabadell desde el año pasado y espejo en el que mirar el proceso de CAM al menos en el apartado de vinculación territorial - se mantiene un consejo de administración formado por seis consejeros, todos vinculados a la entidad catalana excepto el presidente, que continúa siendo Javier Echenique.
La diferencia con CAM radica en que Guipuzcoano tenía unos accionistas que vendieron su participación. El propio Echenique se ha incorporado al consejo del Sabadell como vicepresidente. Incorporar algún consejero independiente vinculado a Alicante o Murcia al consejo del grupo vallesano sería otra opción como ‘guiño' a un mercado que es el segundo en importancia para el Sabadell tras Cataluña.
El consejo del Sabadell está copado por representantes de los accionistas catalanes de la entidad. Solo hay un representante valenciano, el presidente de Porcelanosa, Héctor Colonques, consejero independiente desde 2001. Colonques es presidente de la comisión de nombramientos, puesto desde el que puede asesorar sobre posibles ‘fichajes'.
EL FUTURO DE LA OBRA SOCIAL DE CAM
Pero si la vinculación del nuevo SabadellCAM al territorio por la vía del negocio tiene elementos más o menos definidos, más complejo se presenta el futuro de la Obra Social de la Caja de Ahorros del Mediterráneo. La caja, condenada a la liquidación y a convertirse en una fundación, no tiene ninguna vía de ingresos, habida cuenta de que no tendrá participación alguna en el banco y, por tanto, no recibirá dividendos futuros.
Quedará casi a la voluntad del Sabadell mantener alguna vinculación con esa futura fundación. El banco vallesano creó en 1994 la Fundación Banco Sabadell, financiada por la entidad, entre cuyas actividades destacan los premios y patrocinios en ámbitos culturales o de investigación, así como en apoyos a entidades de relevancia, como el Gran Teatro del Liceo, la Real Asociación Amigos del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, el Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona (Macba), el ciclo de ópera en Cataluña.
La propia fundación colabora con la Fundación Banco Herrero (el Herrero forma parte del grupo Sabadell), que desarrolla su actividad en el Principado de Asturias. Este modelo, en el que es la Fundación Banco Sabadell la que aporta los fondos a otra entidad benéfica y no directamente el banco, la que se podría seguir en el caso de que se opte por apoyar a la futura Fundación CAM.
Todo un escenario, tanto financiero como social, aún por dibujar en un territorio, especialmente Alicante y Murcia, donde CAM lo fue todo. Ahora, las decisiones están en manos del banco catalán.
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