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VALENCIA (LIDIA MASERES / Foto: EVA MÁÑEZ).Tres pasiones mueven a Gabriel Salinas: el Levante U.D., el rock & roll y la política. Sobre la primera, dice que puede contar con los dedos de una mano las veces que no ha ido al campo a ver a su equipo. Sobre la segunda, dice que está en peligro de extinción y es autodidáctica de la guitarra. Y en cuanto a la última, no se ve como político de profesión -al menos mientras siga estudiando-, pero desde que entró en la Universitat de València (UV) hace cuatro años está implicado en Campus Jove, una de las asociaciones estudiantiles más votadas en los centros educativos. Él es el coordinador general del grupo desde 2010 y desde el pasado jueves representa los intereses de los 60.000 estudiantes de la UV tras ser elegido como coordinador de la Asamblea General de Estudiantes, el máximo órgano de representación.
La primera crisis existencial le llegó con 18 años. Terminaba bachiller y había que elegir qué hacer en los próximos cinco años. La primera opción era periodismo, pero la opción de ir a la universidad pública como experiencia le atrajo más. Se decantó por la UV y comenzó a simultanear Derecho con Ciencias Políticas. Todo fue rodado. Cumplió la mayoría de edad. Se afilió a Juventudes Socialistas. Entró a formar parte de Campus Jove... "Tuve una crisis de vocación y me di cuenta de que me gustaba la política. No quiero ser presidente del Gobierno, me gusta participar en la vida pública", cuenta en la cafetería de una de las facultades valencianas.
La ilusión y las ganas que él pone en la representación juvenil no es vista, desde fuera, como le gustaría. Apenas un 15% de los 60.000 estudiantes que hay en la UV, según fuentes del centro, votaron en las últimas elecciones estudiantiles. No tienen repercusión, dice, porque los alumnos creen que "todo el pescado está vendido". "Una de las cosas que falla es la falta de ambición, el querer ser referentes internacionales. Nosotros tenemos voz y voto, pero no somos decisivos".
-¿Se siente frustrado viendo estas cifras?
- Sí, claro que frustra cuando ves que la gente es conformista y cuando ciertas agrupaciones se limitan a aceptar la realidad y a sacar pecho de sus mayorías. No todo son los resultados, hay que mirar el fondo
-¿Los universitarios les ven como 'freaks'?
-No, el problema es que nos ven demasiado políticos y politizados y a la gente no le gusta. La vinculación política es importante, pero hay grupos demasiado partidistas. Campus Jove no lo es. Somos la fuerza central de la Universitat, intentamos hablar con todo el mundo y tenemos ganas de trabajar.
Su militancia en la facción joven del partido socialista valenciano no supone un impedimento para el grupo, asegura Salinas. Sus creencias políticas van por una parte, y las de la agrupación, de "sensibilidad progresista", por otra. "La minoría de estudiantes que vota sabe lo que está eligiendo", asegura.
LOS RETOS DE CAMPUS JOVE
Los problemas de financiación por los que ha pasado la UV están impidiendo, según sus palabras, que la calidad de los estudios mejore. El retraso en los pagos por parte de la Generalitat valenciana, coincidiendo con la adaptación al Plan Bolonia, no han hecho que la situación mejore, todo lo contrario.
"Siempre hemos estado a favor de Bolonia, pero con matices. No se puede compaginar el trabajo con los estudios, la financiación es muy mala y el dinero público pactado no está. La reforma se ha hecho a coste cero y las consecuencias son que el modelo pedagógico no ha cambiado, que no hay equipamientos suficientes, que los grupos de alumnos son demasiado grandes..."
Los retos que se plantean desde la agrupación, formada por un centenar de universitarios aunque solo la mitad está al pie del cañón según Salinas, es ganar competencias para que los estudiantes puedan contar más en la universidad. Como ejemplos, el representante de los alumnos afirma que les gustaría que la gestión de las cafeterías o bibliotecas estuviera en su mano. Más becas. Más facilidades para propiciar la movilidad de los estudiantes. Más implicación por parte de alumnos y profesores. Asimismo, le gustaría que el cargo que ocupa tuviera una duración de dos años y no de uno, ya que podría hacer muchas más cosas.
"LO SAGRADO"
Fuera de la facultas, hay ciertas cosas sagradas a las que Salinas no renuncia: el fútbol, los amigos y el rock&roll. "Dos horas a la semana me las reservo, siempre, para ver al Levante. Tampoco renuncio a mis amigos; la vida, sin aficiones o amigos, no es vida", matiza.
-¿A qué le gustaría dedicarse cuando termine la universidad?
-Quiero estudiar un master a poder ser fuera de Valencia y si fuera en el extranjero mejor. Mi aspiración en la vida no es ser un vividor de la política, sí un profesional de la política. Cuando deje la universidad me gustaría seguir en la vida pública.
"¡Ah! También puedes poner que me encanta jugar al pocker, es similar a jugar a política" ¿Por qué? "Porque a veces te interesa que el adversario te vea débil para ganar, y otra que te vea fuerte cuando realmente no lo estás".
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