Por su propia dinámica, la Ciencia no puede tener una referencia localista. Aunque un poco más de presencia valenciana en las instituciones no vendría mal
VALENCIA. A la hora de intentar hacer una taxonomía del poder valenciano en el mundo científico son varias las dificultades. En primer lugar, aunque también se dan, el compadreo no existe en la misma intensidad que en otros ámbitos. Los méritos son relativamente fáciles de evaluar y las ayudas suelen ser convocatorias públicas (nacionales o europeas) en las que los mejores grupos investigadores consiguen mayor financiación independientemente de su origen. Por otro lado, es raro el científico tiene tiempo para dedicarse a la política y, más raro aún, el que tiene una visión localista de su disciplina.
Sin embargo, es evidente que la relación entre poder y Ciencia existe. Por ejemplo, en el Ministerio de Economía, al que está adscrito la secretaría de Investigación, Desarrollo e Innovación. Su responsable es la bioquímica Carmen Vela Olmo, nacida en Sigüenza (Guadalajara) y no cuenta con ningún valenciano en su equipo de colaboradores más estrecho. Por cierto, ningún partido tiene en el Parlamento un portavoz de Ciencia nacido en Valencia.
Que la investigación esté adscrita, en España, al ministerio de Economía ya da una pista sobre cómo entiende el gobierno la investigación. Se preocupa más de la investigación aplicada que de la básica, ignorando que la primera es la hija de la segunda. Así es difícil hacer lobby. En un país en el que aún es en parte cierto lo de "que inventen ellos" explica lo difícil que es que se pueda consolidar un lobby científico (sea valenciano o de Teruel).
EL CSIC
La segunda parada para analizar el poder valenciano en el mundo de la Ciencia es, lógicamente, el CSIC (Centro Superior de Investigaciones Científicas). Cabe destacar que los valencianos han tenido un cierto protagonismo en la historia de esta institución fundada en 1939, ya que tres de sus directores han sido valencianos: José Luis Villar Palasí (1971/73), Emilio Ruiz Muñoz (1988/91), Rol Tarach Siegel (2000/03). Sin embargo la lista puede incluir uno más, Eduardo Primo Yúfera (1974/77) que, aunque nacido en Murcia, su vida estuvo tan vinculada a Valencia (aquí fundó el Instituto de Tecnología de los Alimentos) que llegó incluso a ser miembro de la Real Academia de Cultura Valenciana.
El CSIC es una organización muy descentralizada, o que no quita que cuente con una organización central. En estos momentos, está presidida por el madrileño Emilio Lora Tamayo y ni en su gabinete ni en los puestos más importantes hay ningún valenciano (las vicepresidencias y la secretaría general). Tampoco lo hay -salvo error- en los órganos adscritos estos.
Cabe señalar que el ente tiene diez centros de los cuales siete son mixtos, es decir, en los que participa alguna universidad (la de Valencia y la Universidad Politécnica sobre todo). Además, no hay que olvidar que un buen centro científico atrae currículos de todo el mundo. Lo importante no es que sean valencianos, sino su trabajo.
LA REAL ACADEMIA DE LAS CIENCIAS
La siguiente parada es En la Real Academia de Ciencias, solo hay cuatro miembros procedentes de la Comunitat Valencia de un total 49 miembros numerarios. Parecen pocos, constituyen la segunda delegación más importante (solo hay dos catalanes, por empleo), lo que no es mucho decir si se tiene en cuenta que los madrileños son 19. Eso sí, no solo no hay ninguno en la junta directiva sino que, en más de siglo y medio de existencia (se creó en 1848), la institución no ha tenido un solo presidente de origen valenciano.
El más conocido es Avelino Corma (que también es miembro de la Real Academia de Ingeniría) y de la Academia Europea. El de Moncófar (Castellón) es el Instituto de Tecnología Química, Centro Mixto entre el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) desde 1990.
Cormá es el único valenciano en la sección de Física y Química, ya que los otros tres están adscritos a la de Ciencias Exactas. Son Manuel López Pellicer, catedrático de Matemáticas de la Universidad Politécnica de Valencia (y miembro de la Academia de Cultura Valenciana) y José Bonet Solves Director del Instituto de Matemática Pura y Aplicada de la misma universidad.
El nombre que completa el cuarteto es Darío Maravall Casesnoves, el miembro más antiguo de la Real Academia. Nacido en Xàtiva, ha realizado casi toda su carrera en Madrid, pero no ha perdido la vinculación con su tierra: es Honoris Causa de la UPV e hijo adoptivo de la ciudad de Valencia. En realidad, el listado completo es algo más extenso si se suman los llamados correspondientes nacionales (Agustín Escardino Benlloch, Luis Enjuanes Sánchez o Gabriel Navarro Ortega, por citar algunos).
LOS PREMIOS JAUME I
Otra forma de ganar influencia es, lógicamente, a golpe de talonario. Con ese objetivo se instauraron, en 1989, los Premios Rey Jaume I. Con unos galardones que llevan aparejados una recompensa de 73.000 euros, se han consolidado como una referencia en España. Aunque algunos discuten su utilidad, Santiago Grisolía (presidente de la Fundación que los otorga) consigue reunir todos los años a un buen número de premios Nobel en Valencia y científicos españoles de primer nivel. Además, acuden políticos, a los que se puede aprovechar para recordar que -aunque les cueste creerlo- la Ciencia es importante.
En conclusión, se puede decir que, no existe un lobby científico valenciano, lo cual solo habla bien de nuestros investigadores. Para ellos, lo importante es su trabajo, y los valencianos son igual o mejores que el resto. Por eso cabe recordar que también hay algunos valencianos entre los más destacados del mundo.
Según la lista Highly Cited Researchers (edición 2014), había seis nacidos por estas tierras: Juan Bisquert Mascarell (físico de la Jaume I), Avelino Corma Canós (UPV y CSIC), Hermenegildo García Gómez (químico de la UPV), Miguel Yus Astiz (químico de la Universidad de Alicante) , José Manuel García Verdugo (Biología Celular, Universitat de València) y Ismael Rafols (Instituto de la Gestión de la Innovación, UPV-CSIC). Un presencia muy meritoria teniendo en cuenta que la relación sólo incluye a 47 españoles (representan el 12,7%).
Se podría hacer una lista mucho más extensa con científicos nacidos o afincados en la Comunitat Valenciana que son referencia internacional en su campo, pero se corre el riesgo de olvidar injustamente a alguno. Y, sobre todo, si se incluyen a los que se formaron aquí pero han hecho carrera fuera. Estos, desgraciadamente, cada vez son más y ningún lobby podrá hacer nada en una sociedad en la que la Ciencia ni es ni ha sido una prioridad.
SERIE "Poder Valenciano"
1.- Solo cinco de los 473 consejeros del Ibex proceden de la Comunitat
2.- Valencianos en los partidos: escasos pero con influencia
3. Aprobado raspado a la representación valenciana en sindicatos y patronal
5. Mejor Barcelona que Madrid: Breve radiografía del 'poder valenciano' en el Arte
6. Una presencia menguante en las altas instituciones del Estado
7. Valencianos en la Ciencia: Ni hay 'lobby' ni se le espera
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