VALENCIA. Con alarma pero con curiosidad, asistimos hace unos (pocos) años al desembarco del libro electrónico, que prometía cambiar los moldes de la escritura y revolucionar (o hundir) el mercado editorial tradicional. Fueron muchos los cálculos, muchos los lamentos pero también muchos los aventureros que emprendieron el camino de entender este nuevo mundo.
QUÉ FUE DEL LIBRO ELECTRÓNICO
En el año 2010, el Ministerio de Cultura preveía que en 2015 la cuota de mercado de los libros electrónicos sería del 22,5% en Estados Unidos, el país más avanzado en el sector. Según un informe de Nielsen Books & Consumers, la venta de libros digitales en este 2015 en Estados Unidos bascula entre el 21% y el 23%, lo que significaría su implantación definitiva, pero no la suplantación por la publicación en papel.
En el caso español, en cambio, es difícil valorar el impacto de las nuevas tecnologías, al menos en el campo editorial. El informe elaborado por el Observatorio de la lectura y el libro, presentado en abril de este mismo año, presentaba unas cifras altísimas en cuanto a lectura digital (58%). No obstante, solo el 11,7% se refería a lectura digital de libros; el grueso del porcentaje tenía que ver con lectura de periódicos online, de revistas u otro tipo de publicaciones.
Paradójicamente, la edición en formato digital en España duplica el porcentaje de lectura, habiendo alcanzado el 22,3% en 2014. Las razones del inflamiento de esta cifra deben buscarse en razones más profundas: el acortamiento de la vida del libro como objeto físico, la proliferación de títulos pero la reducción de las tiradas o de las sucesivas ediciones... y lo que es más evidente: la reducción del precio de coste del libro en formato digital ha disparado la publicación de obras y autores que tendrían más dificultades si supusieran un coste mayor para la empresa editorial.
IMPACTO DE LA LITERATURA DIGITAL
¿Qué impacto tienen estas cifras y estas perspectivas sobre el mundo literario en su conjunto? La respuesta no es fácil, y solo puede darse atendiendo a aspectos muy variados.
En cuanto a la edición de libros, la posibilidad de reducir costes o de autopublicación indudablemente ha diversificado la oferta. Esta proliferación cambia el ecosistema literario por completo: se redefinen los criterios de autoridad y de prestigio (que siguen pasando por el libro físico), pero al mismo tiempo se suprimen los costes y los obstáculos de almacenamiento y distribución, al tiempo que revoluciona verdaderamente el proceso de difusión de las obras. Las bibliotecas valencianas, por ejemplo, ya están adaptándose a estas ventajas.
Facilidades en la edición, almacenamiento o difusión no son sinónimos siempre de cambio en el modo de lectura. Por un lado, desde la psiquiatría se ha detectado un descenso en la capacidad de atención sobre lo leído en la pantalla, que luego revierte en otras esferas de la realidad: la "atención parcial continua" es la consecuencia de la sobreestimulación y la avalancha de información y posibilidades de transición entre un texto/pantalla y otro.
Por otro lado, la reducción del número de páginas por obra o la fragmentación por entregas en internet (blogs, blogonovelas, etc) no implicaría un cambio radical en la manera de leer, solamente en sus condicionantes y estrategias.
Más allá del libro digital, que es la evidencia más inmediata de la incidencia de las nuevas tecnologías en el ámbito literario, existen algunos proyectos que buscan intervenir en el campo cultural de manera mucho más creativa, y quizás más ambiciosa. Cercanos al fenómeno de la "gamificación" de la vida pública (término anglosajón proveniente de "game", que significa el empleo de los mecanismos del juego en espacios o procesos metodológicamente tradicionales, como por ejemplo el aprendizaje), estas plataformas y productos basculan entre el conocimiento, la divulgación y el juego. Y hay quien ha considerado ya el fenómeno como un síntoma de infantilización de la cultura o de la vida social.
LITERATURA Y TURISMO
"Esta ciudad tiene un río viejo en el que nadie se baña -iglesias en las que nadie reza - palacios en los que nadie vive ". De este modo describía París el que luego fuera galardonado con el Premio Nobel de Literatura, Miguel Ángel Asturias.
El guatemalteco vivió en París entre los años veinte y treinta, estancia durante la cual —se suele decir— "descubrió" su Guatemala natal, sus leyendas populares, la mitología del Popol Vuh y la dignidad de la raza indígena. Una semana después de esa crónica, del río en el que nadie se baña y las iglesias en las que nadie reza, en agosto de 1933 se marchó de París.
Hace unos pocos días el Instituto Cervantes en la capital francesa anunció la apertura de una nueva "Ruta Literaria" en honor a Miguel Ángel Asturias. ¿Conocimiento, juego o turismo? Probablemente las tres cosas. El lector o el viajero puede recorrer un mapa interactivo de París donde vienen señalados veinte lugares relevantes para la vida y la obra del escritor. El café La Rotonde, donde conoció a Unamuno, la Sorbona y l'École Pratique des Hautes-Études, donde estudió las civilizaciones precolombinas, o el Salon des Indépendents, donde se realizó en 1968 una gran exposición dedicada al arte maya a iniciativa del propio Asturias junto con André Malraux.
La ruta, que se puede hacer in situ con un dispositivo móvil o directamente a través de Google Earth en cualquier pantalla, explica lugares clave de la ciudad para el escritor, trufados con citas literarias y numerosas curiosidades que ninguna placa recuerda en la fachada de los edificios. El Instituto Cervantes en París fue pionero en este tipo de iniciativa, y hoy cuenta con más de veinte rutas literarias, dedicadas a Frida Kahlo, García Márquez, Antonio Machado, César Vallejo o los héroes de La Nueve, los republicanos españoles que liberaron París.
Algo muy similar realizó la Xarxa del Patrimoni Literari Català. Esta Xarxa lanzó una APP y al mismo tiempo una web con un "Mapa literari català", donde se podían rastrear los textos de más de setenta escritores en lengua catalana (incluyendo autores de las Islas Baleares y de la Comunitat Valenciana) con la intención de "cartografiar el patrimonio literario" en catalán. Aparte de una ficha con los datos biográficos y literarios más destacables, se pueden rastrear bien autores (desde Joan Fuster a Josep Pla, Maria Aurèlia Capmany, Pere Calders, Jaume Vidal i Alcover, Joan Sales, Narcís Oller o Mercè Rodoreda) o bien lugares sobre los que se ha escrito. Conocimiento o mera curiosidad, da igual. Estos dispositivos divulgativos son interesantes por la información que ordenan, procesan y ofrecen, como la amistad patente entre Josep Pla y Joan Fuster:
"El poble [valencià] és sentenciós i generalment tolerant. En els cafès d'aquesta faixa, hi he vist, sempre, acabada la feina del camp, una tal quantitat de gent -gent que no he vist mai en els cafès de la ruralia catalana- que potser a Europa només està superada pels treballadors de les vinyes del Llenguadoc, que juguen a la petanca. Aquest dimoni d'agressiva reticència entre valencians i catalans s'hauria d'acabar. Són coses creades per Madrid a base del "divide y vencerás". Ni nosaltres hem fet cap mal als valencians ni els valencians ens han fet mai cap mal. ¿Per què no hem de parlar? Hem de parlar del que ens uneix; mai del que ens separa! Amollem d'una vegada les coses insignificants; deixem estar les coses personals; parlem sobre les coses grans i vastes. Abandonem d'una vegada l'esperit provincià, que és el que imposa Madrid, si no vaig errat". Josep Pla, Direcció Lisboa: Sueca i Xàtiva.
LITERATURA INTERACTIVA
A mitad de camino entre el juego y la lectura, se encuentra el libro digital interactivo. Bien como herramienta de fomento a la lectura, bien como artefacto de entretenimiento literario, algunas publicaciones digitales han incorporado a la lectura toda una suerte de gadgets que facilitan la comprensión y permiten recrearse en el mundo imaginario de las palabras.
El Quijote fue el primero de los proyectos lanzados por Touch of Classic. A través de la plataforma, el usuario podía leer el texto en inglés o en español, escucharlo en audiolibro y hacerlo además acompañado de música y sonido ambiente. Junto al texto, aparecían algunos juegos interactivos sobre los personajes y las escenas más significativas de la obra, para entretenimiento del lector/usuario.
Es indudable el valor educativo de alguno de estos libros interactivos. Sin embargo, aparte de ello, también contienen un alto valor estético. Mezclando relato y cómic, el valenciano Rubén Terrón Rodríguez ha puesto en marcha el proyecto de publicación interactiva de The city in the sea, el poema de Edgar Allan Poe, con ilustraciones y música. Del mismo modo que la lectura de un poema produce una reacción emocional instantánea, así la novela gráfica interactiva puede ofrecernos el mismo placer estético en el momento de utilizarla.
Los caminos de la intervención tecnológica en el campo literario van más allá de la mera publicación en soporte digital. Si bien este hecho ya modificaba sustancialmente el proceso de lectura, los nuevos artefactos híbridos atentan contra las viejas costumbres y ofrecen un mundo de posibilidades y peligros a los que deberemos estar atentos.
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