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VALENCIA. El único cara a cara entre el candidato del PP a la Generalitat, Alberto Fabra, y su homólogo socialista, Ximo Puig, celebró este lunes por la noche en Mediterraneo TV. Un duelo del que no salió un ganador claro pero en el que se esperaba algo más del líder del PSPV-PSOE, a priori el favorito para desplazar al dirigente 'popular' de la Presidencia de la Generalitat.

Así, el candidato socialista dominó algunos tramos del cara a cara pero se vio sorprendido en otros por contraataques del líder del PP, que ofreció más solidez en su imagen que en el discurso. Puig empezó nervioso y tardó más en acoplarse al formato del debate, conformado por ocho bloques y con intervenciones de 90 segundos con sucesivos turnos cortos de réplica.

Puig, que abrió el fuego atacando en su primera intervención con la corrupción y prometiendo una nueva RTVV, tardó más minutos que Fabra en entrar en calor, lo que aprovechó este último en los bloques económicos iniciales para colocar sus mensajes de recuperación económica -su punto fuerte- y de creación de empleo, esgrimiendo su promesa de crear 400.000 puestos de trabajo en la próxima legislatura.

Puig respondió sacando el programa del PP de 2011 y acusando a su rival del "incumpliento masivo" sobre el mismo, para recordar los "588.000 parados" que hay en la Comunitat Valenciana. Fabra acudió gustoso a la guerra de cifras, asegurando que la Comunitat termina la legislatura con "22.000 parados menos" que hace cuatro años. Ahí ya empezó apuntar algunas de las ideas fuerza que serían constantes a lo largo del debate: la herencia de Zapatero y la idea de que el candidato socialista "prefiere hablar mal de la Comunitat". Para agudizar el contraataque, Fabra recordó que Puig mantiene el escaño en el Congreso de los Diputados, "un as en la manga por si le van mal las cosas".

Al candidato socialista pareció sorprenderle esa andanada, que podía haber contrarrestado apuntando a su tarea en el Parlamento defendiendo intereses valencianos como la financiación que el PP no ha logrado. Sin embargo, se ciñó a su réplica ya preparada de cifras, mostrando un cartel en el que aparecía el número de empleos destruidos con el PP al mando, 75.400, y recalcando que no quería "trabajadores pobres" para la Comunitat Valenciana.

Dejado atrás el bloque de empleo, se pasó al de economía y financiación. Fabra sacó pecho con las previsiones de crecimiento que recientemente otorgó el ministro De Guindos a la Comunitat y ondeó la bandera de la bajada de impuestos que anunció semanas atrás. Puig se preguntó cómo pensaba hacerlo "con una deuda de 40.000 millones de euros" y añadió: "Tenemos 12 puntos menos de renta per cápita que la media nacional y usted está tan feliz".

Fabra volvió a Zapatero para insistir en que el PP había "enderezado la situación" y reiteró que la misión de Puig consistía en "poner en duda el trabajo de todos los valencianos". Una vez más, pretendía identificar a todos los ciudadanos con la gestión del PP. El candidato socialista atacó con la sanción de la Comisión Europea por "mentir con las cuentas" y recordó que el Consell "ha pintado mil millones en los Presupuestos que no existen". Fabra, una vez más, volvió a simplificar el mensaje en su última réplica: "Nosotros vamos a bajar los impuestos señor Puig, ustedes no", sentenció.

De esta manera, concluía un bloque en el que el candidato socialista no terminó de rentabilizar la denodada defensa que ha hecho el PSPV-PSOE en la legislatura para cambiar la infrafinanciación que sufre la Comunitat Valenciana ni tampoco para poner en aprietos a Fabra con la deuda histórica valenciana, algo que también han reclamado los socialistas con insistencia y de lo que el PPCV se ha desmarcado durante la legislatura. 

PUIG RENTABILIZA POCO SU VENTAJA EN REGENERACIÓN DEMOCRÁTICA 

El siguiente bloque, el de regeneración democrática, debía ser un apartado en el que Puig tomara ventaja dados los problemas de corrupción que viene atravesando el PPCV en los últimos años. El líder socialista recordó su proceso de "primarias abiertas", los "sobresueldos del PP", se comprometió a una "auditoría ética" e instó a los ciudadanos a contribuir a "rehabilitar la imagen" de la Comunitat.

Fabra se defendió con una afirmación casi sonrojante: "Los únicos condenados por corrupción han sido del PSOE", aseguró, cuando en esta legislatura Rafael Blasco lo ha sido y Carlos Fabra está en la cárcel, si bien por fraude fiscal. No obstante, el candidato del PP mostró aplomo para afirmar: "Nadie ha sido tan severo en la corrupción como yo", y acusó a Puig de "hacer ruido" y "ensuciar la imagen de la Comunitat Valenciana".
 

Puig recordó al líder 'popular' que fue "a abrazar a Carlos Fabra" antes de sentarse en el banquillo y citó los casos de Rafael Blasco y Alfonso Rus, para concluir: "Devuelvan el dinero robado". Fabra trató de equilibrar la balanza con referencias a socialistas implicados en causas judiciales -a otro nivel- como el alcalde de Benidorm, Agustín Navarro, o "el número cuatro del PSPV, José Manuel Orengo" y recordó que había propuesto terminar con el aforamiento, curiosamente algo de lo que se han beneficiado precisamente muchos dirigentes del PP en esta legislatura. De esta manera, Fabra salía relativamente vivo de la parte más complicada para él del debate.

SANIDAD Y EDUCACIÓN. PUIG MEJORA 

En los siguientes bloques, Sanidad y Educación, Puig mejoró sus prestaciones: reivindicó la sanidad pública, anunció que derogaría el copago porque traspasa "la línea roja de la indecencia" y se comprometió a mejorar la ayuda de los dependientes. "Tenemos menos camas, más listas de espera y los hospitales que prometieron ya en 2011 no los han hecho", afirmó.

Fabra se defendió asegurando que con el PP la sanidad ha sido "pública, gratuita y universal" y trató de acorralar a Puig preguntándole sobre si terminaría con los conciertos sanitarios, el llamado modelo Alzira. El candidato socialista pareció evitar la respuesta, para contraatacar al final del turno asegurando que los "revertiría de manera pactada" cuando terminaran las concesiones pero que para ello tendría que "conocer las cuentas que se han ocultado todos estos años". Buen punto.

En Educación, Puig atacó con todo recordando los barracones que pueblan los colegios e instando a "recuperar los puestos de trabajo para profesores" y "las líneas en valenciano perdidas". "Hay que hacer de la educación la palanca del progreso", subrayó, además de comprometerse en ayudas al transporte escolar, comedores abiertos en verano y libros gratuitos. Fabra defendió que gracias al PP existía "la libertad de poder elegir el centro" y aseguró que la Generalitat otorga "más becas que ningún otro territorio español", mientras que Puig le reprochó su apoyo "constante a la escuela privada" y el "fracaso escolar, el más alto de España". 

SEÑAS DE IDENTIDAD: FABRA TRATA DE DARLE LA VUELTA AL CIERRE DE RTVV 

En el siguiente apartado, el referido a señas de identidad, Fabra tiró del discurso clásico del PPCV de envolverse en la senyera: "Usted tiene un posicionamiento hacia el norte y recibía subvenciones para defender el catalán", comentó Fabra. En este punto, a Puig le faltó cierta lucidez para coordinar su respuesta, si bien mencionó con acierto el fin del sistema financiero valenciano "propiciado del PP", ahora en manos de entidades madrileñas o precisamente catalanas.

Aquí Fabra sorprendió a Puig con un duro contraataque utilizando RTVV, que él mismo cerró en esta legislatura. Preguntó al socialista si quería reabrir Canal 9 con cuántos trabajadores lo haría, algo que el candidato socialista no quiso responder para no facilitar el contragolpe del líder 'popular', y le recordó que el ente había amasado "1.200 millones de deuda" a manos de los gobiernos del PP.

AGUA: EL TRASVASE DEL EBRO, ETERNO ARGUMENTO DEL PPCV 

Uno de los últimos bloques fue el referido a infraestructuras y agua, que Fabra prefirió dirigir hacia el segundo punto. Puig trató de subrayar el "maltrato" en inversiones por parte de los gobiernos del PP y el candidato del PP esgrimió el trasvase del Ebro que los socialistas "derogaron cuando estaban en el gobierno". "Ya estaría acabado hace siete años", aseguró Fabra, una afirmación más que discutible. Puig replicó bien sacando a colación las declaraciones de la pasada semana de la presidenta 'popular' de Aragón, Luisa Fernanda Rudi, quien recordó al PP valenciano que el trasvase no está en el programa electoral marco del PP nacional.

Fabra aguantó el tipo señalando que las desaladoras de Zapatero "costaron 500 millones de euros y no trajeron agua", a lo que Puig replicó que cuando el PP ha gobernado en España, Aragón y Valencia "no ha puesto en marcha el trasvase del Ebro" y mostró un gráfico de las inversiones en la Comunitat del Gobierno central cuando ha mandado el PSOE frente a las etapas del PP, inferores estas últimas. 

En el bloque final, las conclusiones, Puig señaló que los valencianos se encuentran ante "la gran oportunidad" de "pasar página" y que la agenda de la Comunitat "no sea la de la corrupción". "Es hora de recuperar el tiempo perdido", subrayó. Fabra, por su parte, subrayó que el PSPV, "como todos los partidos de izquierda" solo tiene como objetivo "echar al PP".

Así se cerró un cara a cara en el que Fabra, con una posición más complicada a priori, sobrevivió a base de preparación de la cita, mensajes directos -algunos de ellos de dudosa credibilidad-, y una imagen aparentemente sólida que disfrazaba un discurso más bien débil. Puig, un político experimentado, acusó cierto nerviosismo inicial e irregularidad en el encuentro, lo que le impidió hilar los argumentos de forma adecuada para conseguir una victoria clara en el debate.