AVISO DE COOKIES: Este sitio web hace uso de cookies con la finalidad de recopilar datos estadísticos anónimos de uso de la web, así como la mejora del funcionamiento y personalización de la experiencia de navegación del usuario. Aceptar
Más información
VALENCIA. Los augurios hablaban de que éste podía ser el peor año del cine español. La subida del IVA, que ha machacado al teatro y la música en directo, era el enemigo a batir. Los recortes en las ayudas, los problemas de financiación, las escasas facilidades dadas por el Gobierno a la industria audiovisual, hacían temer una tormenta perfecta, un valle, el más profundo de la historia del cine español.
Sin embargo 2014, rompiendo todos los pronósticos, ha sido todo lo contrario. Se ha convertido en el gran año del cine español, en el que se han batido todos los récords con cifras otrora inimaginables. "Los resultados este año han sido espectaculares", conviene el productor valenciano Kiko Martínez, que estará presente este sábado noche en la fiesta de los Goya con Musarañas.
El filme de terror que ha coproducido con Álex de la Iglesia atesora tres nominaciones y Martínez dice que es el mejor colofón a la aventura que emprendió tras el cierre de RTVV, cuando abandonó Valencia y se instaló en Madrid. "Lo más importante de este éxito que hemos tenido en 2014 es que ha quedado demostrado que el público está con el cine español", añade.
Buena parte del éxito se ha debido al empuje de un fenómeno de masas singular, Ocho apellidos vascos. De los 123 millones de euros recaudados por los largometrajes españoles, la película producida por LaZona Films, Kowalski Films, Snow Films AIE, y Telecinco Cinema alcanzó los 56 millones de euros con 9,5 millones de espectadores. En la práctica, significa que uno de cada cuatro españoles ha visto el largometraje. En taquilla también es la mitad del total de la taquilla española.
La película de Emilio Martínez-Lázaro estará presente este sábado noche en la gala de los Goya, si bien casi como el convidado de piedra a una fiesta que, si se cumplen los pronósticos, refrendará la carrera siempre al alza de Alberto Rodríguez. La isla mínima es la gran favorita al galardón grande y él podría obtener el de mejor director en la que es su tercera nominación a los premios de la Academia de Cine española. Antes ya había estado entre la terna de candidatos por 7 vírgenes (2005) y Grupo 7 (2012). Ahora cuenta con todas las papeletas para llevarse a su cabeza el famoso cabezón.
El thriller de Rodríguez destripa la idea de que haya existido una Transición válida en España. Al menos, en todos los frentes. Utilizando las marismas de Doñana como un holograma tridimensional que hipnotiza y reintroduce una Andalucía alejada de los tópicos de Ocho apellidos vascos, dos investigadores policiales representan a dos Españas poco representadas.
Porque no son las de la izquierda o la derecha, sino la de arriba -los que dominan desde el poder institucional- y la de abajo -la de los jóvenes, el idealismo y la falta de complejos políticos-, y dada la falta de memoria histórica y la escasa cosecha de argumentos a través del cine en este sentido, el reconocimiento a partir de los Goya tendría una carga añadida de significado.
No obstante, habría que analizar si los espectadores han sentido cierto confort al enfrentarse a tramas oscuras, truculentas y que revelan identidades no muy exploradas de la 'España profunda. Es decir, que en tiempos complejos para una parte considerable del país a merced de la tasa de desempleo -no digamos la de los jóvenes-, historias como El niño, La isla mínima o Magical Girl sienten tan bien a la taquilla.
La última de las tres citadas, con una recaudación bastante inferior a las dos primeras pero también con diferentes nominaciones en las principales categorías, es una historia especialmente perversa. La mujer posee un rol maléfico, la sociedad deriva su estado de schock en drama y la enfermedad, la soledad y el dinero se agrian en un relato tan gélido como recomendable. Todas ellas son películas de género, no muy propias de los Premios Goya aunque con cuantiosos referentes en el cine español.
La tercera en discordia es otro thriller, El Niño, la nueva película del valenciano Daniel Monzón. El largometraje protagonizado por Luis Tosar y el novel Jesús Castro ha tenido que vencer todo tipo de 
inconvenientes hasta que ha llegado este sábado noche a la alfombra rosa del Hotel Auditorium donde se entregarán los premios.
El film de Monzón ha cubierto más que el expediente con sus candidaturas y son pocos los que le ven opciones de ser el ganador. Uno de ellos es el director de CulturArts, José Luis Moreno. "Me gustaría mucho que repitiera Daniel Monzón por nuestra amistad; lo veo complicado pero no imposible, ni mucho menos", advierte.
Una situación similar tiene Relatos salvajes. Es una película que ha encantado a crítica y público, pero el hecho de que el largometraje de Damián Szifrón sea una película de episodios hace que muchos le resten posibilidades. Nominada al Oscar al mejor filme en lengua extranjera, su victoria sería inesperada pero no sorprendente.
El papel de outsider le corresponde sin duda al largometraje en euskera Loreak, un filme atípico en este tipo de ternas. La segunda película del tándem formado por José María Goenaga y Jon Garaño cuenta con los votos de algunos cineastas reputados, como Isabel Coixet, quien este jueves, desde Berlín donde ha sido la encargada de abrir la Berlinale, hacía campaña por el filme vasco. "Tengo una clara favorita, pero imagino que no ganará", dijo. "Para mí, la película que más me ha impresionado es Loreak, una cinta maravillosa y que me ha tocado muchísimo. Mis votos han ido a parar a ella, ya sé que no se puede decir, pero bueno", bromeó.
En la fiesta de este sábado noche la sombra de Ocho apellidos vascos sobrevolará el Hotel Auditorium. Hay bastantes posibilidades de que se vaya de vacío porque la competencia es dura. De hecho, el que se haya elegido a su protagonista Dani Rovira como presentador muchos lo han visto como un guiño hacia la película más reconocible del cine español. Si tiene alguna posibilidad, apuntan las apuestas, es en la figura del veterano Karra Elejalde quien está reviviendo los laureles de otro gran éxito del cine español, Airbag (1997, Juanma Bajo Ulloa).
Hay otros muchos invitados que acuden a la gala sin expectativas. No porque su trabajo no los merezca, sino simplemente porque para ellos la candidatura es el premio. Eso sucede con algunos de los numerosos representantes de la industria audiovisual valenciana que estarán en el patio de butacas. Hasta una quincena de profesionales vinculados a o de la Comunidad Valenciana se encuentran entre los nominados.
Uno de los que cuenta con posibilidades de alzarse con el galardón es el ex periodista de RTVV, Sergi Pitarch, que es candidato al Goya al mejor cortometraje documental con El último abrazo, y que en la 
actualidad se encuentra en paro, un ejemplo más de lo bien que se trata al talento en España en general, y en la Comunidad Valenciana en particular.
Sin embargo, este viernes tarde, recién llegado a Madrid, en lo último que pensaba Pitarch era en el premio o en el futuro. "Es una fiesta para mí. El premio es venir aquí. Veníamos en el coche pensando por si nos tocaba y la verdad es que no tengo discurso preparado. Llego al ensayo general. Me voy a dejar llevar y a disfrutar. Para mí el lunes no existe", decía. Posiblemente, la mejor de las actitudes.
Actualmente no hay comentarios para esta noticia.
Si quieres dejarnos un comentario rellena el siguiente formulario con tu nombre, tu dirección de correo electrónico y tu comentario.
Tu email nunca será publicado o compartido. Los campos con * son obligatorios. Los comentarios deben ser aprobados por el administrador antes de ser publicados.
agencia digital 
imprimir
meneame
whatsapp
