VALENCIA. La situación para la alcaldesa de Alicante, Sonia Castedo, es cada día más complicada. Su doble imputación en las piezas separadas del 'caso Brugal' relativas a presuntas irregularidades en la tramitación del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) y Rabasa han llevado a la primera edil a una gélida soledad dentro del Partido Popular más que evidente. A ello hay que unirle las protestas ciudadanas exigiendo su dimisión que, aunque instigadas o respaldadas por fuerzas políticas como Podemos, EU y Compromís, no dejan de contribuir a la imagen de debilidad de la alcaldesa.
Los problemas de la primera edil -este mismo jueves se quejaba amargamente de su situación- han disparado las quinielas acerca de la candidatura en la ciudad de Alicante, la segunda en tamaño de la Comunitat Valenciana. A los diversos nombres esgrimidos en los últimos meses se suma ahora el del vicepresidente de la Generalitat y presidente provincial del PP, José Císcar.
Por partes. Castedo, pese alguna palabra aislada de apoyo de cara a la galería, no tiene el respaldo de la dirección del PPCV. El propio líder regional y presidente de la Generalitat, Alberto Fabra, ha dejado claro en varias ocasiones que no habrá imputados en las listas. Y no solo eso, este mismo mes de septiembre, preguntado por la imputación de la alcaldesa de Alicante sentenció: "Debe valorar lo que significa para ella y para la institución". Una afirmación que, unida a cómo el jefe del Consell evita las fotos con Castedo, abre de par en par la puerta de salida para la alcaldesa.
La situación es muy compleja. Las candidaturas de capitales de provincia de más de 50.000 habitantes se deciden en el Comité Electoral Nacional del PP: es decir, Génova tiene la palabra. La secretaria general del partido, María Dolores de Cospedal, evitó recientemente poner a los pies de los caballos a Castedo defendiendo la "presunción de inocencia" de la alcaldesa de Alicante ante las preguntas de los medios.
Cabe recordar que la afamada 'línea roja' de Fabra -destitución de imputados en casos de corrupción e imposibilidad de ir en listas- solo tiene validez en el ámbito regional y no está secundada por la dirección nacional del PP. Ahora bien, el caso de Castedo, con una doble imputación y sonrojantes escuchas telefónicas de por medio, no parece el más indicado para que desde Génova hagan la vista gorda y la impongan como candidata: podrían encontrarse con una situación como la de Francisco Camps, que fue candidato, ganó las elecciones y después se vio forzado a dimitir por la dirección nacional tras abrírsele juicio oral un mes después de los comicios.
Es evidente que Fabra se ha jugado su credibilidad garantizando que no habrá imputados en las listas. La imposición de Castedo por parte de Génova sería una grave desautorización para el presidente de la Generalitat a las puertas de las elecciones. Otro debate es si Fabra llegará a ese punto como candidato, un asunto sobre el que también planean no pocas dudas, y que amortiguaría el efecto de la 'línea roja', una iniciativa que ha sido el sello personal -y muy discutida internamente- del presidente.
No obstante, por la gravedad del caso, las distintas fuentes consultadas dentro del partido opinan que Castedo no sería candidata igualmente. Otra cosa diferente es la coincidencia respecto a los posibles sucesores en las 'quinielas': ha sonado la diputada nacional Macarena Montesinos, próxima a Serafín Castellano, y la actual consellera de Bienestar Social, Asunción Sánchez Zaplana. Tampoco se ha descartado desde algunos secotres del partido que algún concejal como Marta García-Romeu, Luis Barcala, Miguel Valor o Carlos Castillo, pudiera tomar el testigo en la alcaldía en los últimos meses de mandato con vistas a ser candidatos, aunque esta variante también suscita muchas dudas entre los 'populares' alicantinos.
Con este escenario, y contando con la posibilidad de que Castedo pudiera agotar el mandato, una de las posibilidades que viene planteándose en los últimos días en diversos cuadros del PP es que el vicepresidente del Consell y líder provincial del PP de Alicante, José Císcar, sea el candidato para la ciudad. El actual número dos del Gobierno valenciano, según varias encuestas a lo largo de la legislatura, es uno de los pocos dirigentes que podría igualarse en notoriedad a la actual alcaldesa, aunque con una valoración más positiva. Desde su entorno, se desmarcan de esta posibilidad, aunque tampoco la descartan: "Si Génova se lo pide porque cree que es el adecuado, aceptaría ser candidato", zanjan.
Una de las bazas que siempre han defendido los afines a Castedo es que en las encuestas internas que se manejan ha continuado siendo la más respaldada pese a sus problemas judiciales. Ahora, como se anunció por parte de la dirección nacional del partido, se vienen realizando sondeos de cara a las elecciones autonómicas y locales que influirán en la decisión sobre las candidaturas. Con el desgaste acumulado de la alcaldesa y las dudas en torno a los otros aspirantes, Císcar, que forma parte del Comité Ejecutivo Nacional del PP y es el líder provincial de la formación, puede entrar en el abanico de posibilidades que se manejarán desde Génova.
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