VALENCIA. La directora del Museo de Bellas Artes de Valencia, Paz Olmos, está "nerviosa". Así lo asegura una persona cercana a su equipo, quien dice que Olmos se siente injustamente acosada desde que se produjeron los desprendimientos en la fachada del museo. Sabe desde hace tiempo que la consellera de Cultura, María José Català, no confía en ella. Es más, se le ha hecho llegar a través de diferentes vías que, tras Consuelo Císcar, será la próxima en ser relevada del puesto. Y como ha pasado en el caso de la ex directora del IVAM, su sustituto será elegido por concurso.
La noticia este martes de que la Fiscalía ha admitido a trámite la denuncia de Cercle Obert por los desprendimientos pone de nuevo a la responsable de la segunda pinacoteca de España ante el abismo de verse procesada. Ya superó un anterior procesamiento, en este caso iniciado por el sindicato UGT, por la desaparición de unos cuadros que fueron cedidos a los mercedarios de El Puig. En esa ocasión Olmos salió airosa porque los hechos que se le imputaban eran muy anteriores a su llegada al cargo y, por si fuera poco, ella no podía dictar ninguna resolución para recuperarlos.
Pero en esta ocasión es diferente porque atañe directamente a su gestión ya que, como directora del Museo de Bellas Artes de Valencia, entre sus funciones está la de preservar por el buen estado del inmueble. Su labor como gestora ha quedado en entredicho cuando no ha sido capaz de prever la situación del edificio histórico.
Dice Antonio Marín, de Cercle Obert, que recurrir a la vía penal ha sido la única solución que ha tenido su asociación ante el silencio administrativo. Desde su entidad llevan tiempo denunciando el abandono del museo, su degradación, su progresivo deterioro, y para él el desmoronamiento de parte de la fachada no viene sino a confirmar sus peores presagios. "Nosotros no somos especialistas en la materia; yo sólo soy un aficionado al arte que reacciona ante esta situación", explica.
Olmos no las tiene todas consigo. No tiene apoyos políticos. Se ha enfrentado en privado a todos los responsables políticos culturales de la Generalitat. En privado reconoce que se lleva mal, por ejemplo, con la subdirectora del Instituto de Restauración, Carmen Pérez, y con el director del Consorcio de Museos, Felipe Garín. También se ha enfrentado a la directora de Patrimonio, Marta Alonso. Incluso ha desairado a la Real Academia de Bellas Artes de San Carlos. Sólo le apoya el vicepresidente de las Cortes, el ex conseller Alejandro Font de Mora, desde la asociación de amigos del Museo.
UN EJERCICIO DE CINISMO
Oficialmente el equipo de Català defiende sin ambages a Olmos, por ese extraño concepto de la lealtad política que exige no ser crítico con los altos cargos designados por el propio partido. Este lunes, ante el procesamiento, la respuesta del departamento de Cultura ha sido cuanto menos rocambolesca. Han echado la culpa al Ministerio de Cultura... en tiempos de Rodríguez Zapatero, ya que el Museo de Bellas Artes es de titularidad estatal. Es, evidentemente, un ejercicio de cinismo, porque se obvia que la gestión es autonómica, y la Generalitat tiene transferidas las competencias de gestión del Museo de Bellas Artes de Valencia en virtud del Real Decreto 3066 de 13 de octubre de 1983. Lo que sucede en el museo es responsabilidad del Consell.
Por si fuera poco, el PP lleva en el Gobierno de Madrid dos años y medio y el actual secretario de Estado de Cultura, José María Lasalle, ha sido una de las personas que más se ha opuesto a que se acelerara la V fase de ampliación y restauración del museo. Tuvo que ser la intervención directa del ministro José Ignacio Wert la que desbloqueara un proyecto que ha sido postergado de manera continuada tanto por los gobiernos del PSOE y del PP.
Y para completar los pecados populares, un conflicto entre el Ayuntamiento de Valencia, encabezado por la alcaldesa Rita Barberá, y la anterior ministra socialista, Ángeles González-Sinde, a cuenta del Plan del Cabañal hizo que el ayuntamiento retrasara la concesión de las licencias para iniciar las obras hasta el punto que el ministerio dio un ultimátum de diez días al consistorio.
Hay un hecho evidente y es que el San Pío V ha sido el gran abandonado de la política cultural española. Tanto la Generalitat, obsesionada con los grandes fastos, como los distintos gobiernos centrales, tan dispuestos al menosprecio, han ido postergando una obra que lleva tres lustros de retraso y que debería haberse concluido en 2001.
La situación no sólo acontece con el museo. La demanda de Cercle Obert también alude a los desprendimientos sufridos en abril por la Real Parroquia de los Santos Juanes de Valencia. El patrimonio inmueble nunca ha sido una prioridad en los presupuestos de la administración valenciana, más centrada en proyectos singulares, como La Luz de las Imágenes, que en atender a las necesidades reales del patrimonio valenciano.
CULPABLES: GONZÁLEZ-SINDE, RIPOLL, LASALLE, OLMOS...
Echar las culpas únicamente sobre Olmos sería injusto. Así lo consideran desde Cercle Obert, quienes también señalan al secretario autonómico de Cultura, Rafael Ripoll. Otros posibles culpables, apunta un técnico del Museo serían la anterior ministra, Ángeles González-Sinde, quien sólo se acordó del museo al final de la legislatura, y el actual secretario de Estado para Cultura, Lasalle, que en ningún momento se ha interesado por el estado del centro y no ha primado nunca la quinta fase de las obras de ampliación. "Él también debería ser procesado y cesado", dice esta fuente.
En el lado contrario a todos ellos, Enrique Varela Agüí, funcionario, subdirector de Museos Estatales, que ha sido uno de los principales impulsores desde Madrid para que se pusiera en marcha lo antes posible, la propia Català y Wert que, al margen de filias y fobias, han sido los que han promovido estas obras.
Desde Campanar citan como ejemplo de su dedicación la quinta fase de restauración y ampliación del San Pío V. Cierto es que se ha iniciado por el empeño personal de Català, quien ha viajado a Madrid y ha abierto todos los despachos necesarios para conseguirlo. Por eso dicen desde Cultura que esta denuncia "no tiene mucho sentido", ya que las obras de rehabilitación y ampliación de la pinacoteca comenzaron hace más de medio año, "gracias al impulso del actual Gobierno de la Generalitat y del Gobierno central presidido por Mariano Rajoy que lo presupuestó desde el año 2013".
Efectivamente, desde el año pasado, no antes, porque las advertencias se remontan en algunos casos a lustros. Hasta la Defensora del Pueblo solicitó documentación ante las reiteradas denuncias de Cercle Obert. Català y Wert llegan demasiado tarde, con el museo en estado de práctica ruina. Los bomberos llegan cuando el edificio ya está quemado.
OFICIALMENTE EL MUSEO TIENE MÁS PÚBLICO Y ESO ES LO QUE IMPORTA
Desde la Conselleria de Cultura intentan ganar tiempo. Oficialmente, se niega cualquier crítica a Olmos. Hablan de la asistencia al museo, de que han aumentado los visitantes, un mérito que le atribuyen a ella. Algo que sorprende e indigna a Antonio Marín, quien considera un ejercicio temerario que se presuma de que aumenta el público del San Pío V a pesar de los derrumbes de abril.
La marcha de Olmos, aseguran desde el Museo, es cuestión de semanas, meses. Si tienen que dar una fecha, será en verano, una vez se haya completado el concurso internacional del IVAM. "Paciencia", dicen desde Campanar, ante las críticas. "Paciencia". "Todo a su debido tiempo", insistían hace unas semanas. En Cultura confían también en que la demanda finalmente se archive. "En diez días está en el cajón", dicen.
Mientras tanto, Olmos sigue inquieta. Hace unos días pasó por la cúpula del museo hablando por su teléfono móvil. Estaba "nerviosa". Nerviosa. El adjetivo que mejor la define los últimos días. Una persona que la vio dice que la oyó decir: "¿Cómo me hacéis eso con lo que yo he hecho por este museo?". En otro tiempo no habría significado nada. Ahora las interpretaciones son de lo más variado. Cuando este lunes una de las personas con las que se ha enfrentado Olmos, uno de sus enemigos, oyó la noticia de la apertura de diligencias por parte de la Fiscalía, su respuesta fue: "Pobrecilla; si es que además le pasa todo".
“Quien dice la verdad ni peca ni miente”, pero cuidado con parapetarse tras la noble y necesaria profesión del periodismo, para servir a verdades interesadas, a verdades turbias, a medias verdades o incluso a verdades prefabricadas , porque para ser objetivo, hay que moverse en aguas limpias, y al final… se corre el peligro de acabar siendo el fontanero en dique de estercolero . Hay que “resetear” un ejercicio de autocrítica y limpieza ayudaría a devolver a la cultura a su fluidez democrática. Y esa demanda es más necesaria cuando se trata de reportar la verdad ¿Lo contamos todo? Respeto a la inteligencia del lector con el suficiente conocimiento de historial y causa. Un saludo
Y el gerente del museo no tiene más responsabilidad en esas funciones de gestión de cañerías, goteras, humedades, etc... que un director que está para otros menesteres...??? Todos son culpables por colaboración, acción u omisión.
La designación de Olmos fue una decisión personal de Camps, quien en una reunión privada con Garín le encomendó su tutela y guía, a lo que él acepto encantado, supongo que pensaría que sería manipulable para sus intereses...¿Ahora se llevan mal después de haberla protegido todos estos años...? Garín lleva 46 años subido al coche oficial y es el director del consorcio de museos así que tiene tanta culpa como el que más de lo que pasa en el San Pio V. Xe que por li teniu tots!
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