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VALENCIA. Sí, ando negativo esta semana. Todavía arrastro el gripazo de la semana pasada a pesar de todos los cuidados de mi adorada madre. Les pido disculpas por ello ya que tuve que endosarles una crónica de 'nevera', como denominan los periodistas a sus reportajes intemporales. Sólo me dio para tragarme el funeral de Suárez. ¡Qué gran hombre! Ojalá aprendieran algo nuestros políticos de él. Nos iría mejor a todos.

Esta semana ya me he atrevido a salir un poquito. Estuve en la Feria del Vino en el cauce del Turia. Lo cierto es que hay muchísimos puestos. Tiene mérito por parte de todas las bodegas y demás puestos gastronómicos valencianos seguir organizando año tras año la feria. Les recomiendo encarecidamente que aprovechen el buen tiempo que se espera para este fin de semana y se acerquen. Se podrán hacer una foto súper divertida en el fotocall chic de Bodegas Gandía, como el que acompaña en la parte superior de estás líneas...

Se hacen hasta colas para poder fotografiarse y luego encontrarse en el Facebook. Unos chicos la mar de estupendos se fotografiaron hasta con su San Bernardo. Me encontré por allí paseando a Fede Reyna y Alfonso Zamorano, a Pilar Vargas con su chico, a Migue Navarro y sus compañeros de despacho (eran los del San Bernardo, famoso por su carácter)... todos ellos estaban con un grupo interesante de profesionales de la publicidad.

Esta semana también he hecho una excepción con la Fiesta del Cine y me he sometido a ese tortura tan cruel y democrática que son las colas. Yo soy más de cine de fin de semana en el sofá de casa, con mis gatos y hasta hace poco con mi mantita a cuadros de lana. Pero debo admitir que estoy realmente alucinado con el bombazo en los cines de la película Ocho apellidos vascos. Leo que lleva ya más de veinte millones de euros de recaudación de taquilla, un fenómeno a estudiar. ¿Creen que si la película se hubiera llamado Ocho apellidos valencianos habría tenido el mismo éxito?

Ya me los imagino y no, no esperen que ponga por escrito los que se me están ocurriendo porque todos son conocidos (y conocidas mías). Pero hagan sus propias quinielas. Con lo habitual que está siendo en los últimos años ver a 'lo valenciano' en los telediarios, creo que el film habría tenido su chance, ¿no creen? Menuda melé de bigotes, trajes, cinturones, volvos, audis, tuertos, 'mancos' e infantes... Vamos, que ni Berlanga.

Me cuentan mis amigos del cine que en el Festival de Cine de Málaga se han presentado unas cuantas películas valencianas y, sin embargo, nuestra prensa local prácticamente no ha hecho eco de nada (bueno menos este periódico, como me recuerda puntillosamente el dire, que le dedicó un estupendo reportaje: 'El cine valenciano (que queda) competirá en el festival de Málaga'.

Es lo mismo que le pasa a mi amiga Cuchita (me enfado con mis amigos burlones que aluden a ella como "Chuchita" para mortificarla amistosamente) que, tal y como demostró en la densa entrevista -gracias, dire, por recordármelo de nuevo- que le hizo mi compañero Vicent Molins para este diario ("Pero quién es Cuchita Lluch?"). Aquí no se le reconoce su labor suficientemente (cosa que en la capital del imperio sí).

También ando bastante cabreado porque fui uno de los atontados que se quedó sin entradas para el concierto de los Rollings. Estuve pegado al ordenador y al teléfono toda la mañana de miércoles intentando sacar mi entrada sin éxito. La web y los teléfonos de Ticketmaster se colapsaron y no hubo manera. El Twitter de Ticketmaster echaba humo de las quejas que les llegaron. Cuando me di cuenta, me fui corriendo a una agencia de viajes, donde en teoría también las vendían, pero tenían también sus sistema informático bloqueado.

A lo de Carrefour ya me negué. ¿Se imaginan? ¡Qué poco glamour comprar entradas para los Rollings en un Carrefour! Pero se ve que fueron de los pocos que vendieron entradas. ¡Lamento ser tan estirado, pero las colas no van conmigo! Ya lo he dicho antes y me reitero. (Bueno, en realidad no lo lamento: todo lo contrario...).