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Activos Especiales

¿Pero quién es Cuchita Lluch?
Un almuerzo con la profetisa de la nueva cocina valenciana

VICENT MOLINS. 29/03/2014 Personaje cumbre en festines sociales de la ciudad, Cuchita Lluch es la rutilante presidenta de la Academia de Gastronomía valenciana. Provocó un big bang para que los emblemas de la cocina de la Comunitat sean los nuevos abanderados. Y en ello está. Sentada en el sofá de su casa, reclama y se confiesa.

VALENCIA. Cuchita Lluch, desde que nació, comenzó a convertirse en una de las hijas de Valencia y los muros de la ciudad se le volvieron transparentes. Fue fallera mayor infantil, fue reina de la poesía, fue madrina de Na Jordana. "Y Miss Armónica de Buñol". Es el rostro de innumerables saraos, cicerone urbana. De editarse el ¡Hola! local ella aparecería en la mitad de las fotos. El imaginario colectivo, que es muy prejuicioso, la imaginó navegando en ríos de Moët.

Pero hay otra Cuchita Lluch que también es de este mundo. La que se ha convertido en una suerte de ministra de exteriores de la alta cocina valenciana como presidenta de la Academia de Gastronomía valenciana. "Me empeñé en solidificar lo que era incontestable", me titulará después con una contundencia que a ver quién le lleva la contraria. Porque esta mujer, 48 años, madre de Carlota (18) y Vicente (16), lectora de Marías, feligresa de la librería Leo, cuyos primeros recuerdos atracan en el arroz al horno, el arroz con acelgas y los canelones de mamá, quedó encajada entre restaurantes al poco del parto, alistada en vueltas ibéricas en busca del grial de los fogones. "Mi padre nos cogía y nos llevaba a recorrer España con la guía Campsa, con la guía Michelín, cruzando informaciones y buscando los mejores lugares para comer".

Su padre, Vicente Lluch de Juan. A quien Miquel Alberola definió como el burgués culto. "El único constructor valenciano que ha leído y traducido a Jean Paul Sartre". Un tipo que le espetó a Fraga a la cara: "no doy la mano a quien ha firmado sentencias de muerte". Já. 

-¿Cuándo tomaste conciencia de que comer era algo más que ingerir?
-Los domingos cuando íbamos a tomar angulas al Ateneo.

-¿Qué te transmite la visita a un buen restaurante?
-Siempre ha significado una fiesta, una celebración, como un premio. Todo en mi vida ha girado en torno a la cocina, mi casa siempre ha estado llena de gente que venía a comer, mi primer marido tenía El Racó de l'Olla, la familia de mi segundo marido tenía Casa Juan... Recuerdo que de niña siempre he sido de las que en la comida hacia 'mmmm', y mi padre me decía: ya, Cuchi, ya.

-Siempre has gozado de la comida.
-Siempre.

-¿Tú cocinas?
-No me gusta nada cocinar.

-¿En la mesa las relaciones personales cambian?
-Las relaciones humanas en una mesa son más cercanas. El encuentro se produce de otra manera.

Mi encuentro con Cuchita Lluch se produce después de enviarle un mensaje proponiéndole que me descubra qué hay detrás de su fachada de socialitie impertérrita y de evangelista de cocineros. Un segundo después dijo sí: a las 12 en mi casa.

12 de la mañana. Pulso el timbre de un edificio en un vértice de la Gran Vía. Desde la ventana, como un fondo de escritorio extra grande, el viejo cauce del Turia se pavonea y la noria, enfrente, ya no da vueltas. En el sofá, una activista hiperactiva en deportivas que creyó en el filón estratégico de la cocina de aquí, en la necesidad de provocar un auténtico big bang tras el cual fragmentos volátiles sellaran un frente común.

Amiga de personalidades como Juan Echanove, íntima prácticamente de todos los grandes cocineros de España, presidenta de la Academia de Gastronomía valenciana, una espora de la Academia española, cuyo capo, Rafael Ansón, llamó hace 10 años a Rita Barberá y ésta a Carlos Pascual y éste a un grupo de empresarios de buen comer para formar el ente valencià.

-Llegas a la presidencia de la Academia, ¿qué descubres entonces?
-Pues era consciente, claro, de que no había conjunto ni unidad gastronómica en la Comunidad Valenciana, pero en el momento en el que me voy a Madrid, me reúno y descubro la absoluta ignorancia respecto a la gastronomía valenciana. Digo: 'esto no puede ser'.

-¿Y qué haces?
-Primero tratar de que aquí creyéramos en el valor y en el potencial de nuestros cocineros. Creemos que se come muy bien en el País Vasco y en Catalunya, pero aquí sólo creíamos que era paella. Yo me lo he creído porque conozco a Quique Dacosta desde el principio. Toda la vida he pagado en los restaurantes y por eso los he conocido a todos. Yo le decía a Dacosta: Quique, ¿qué podemos hacer?

Quique Dacosta, antes de la cita con Lluch, me habrá dicho de ella: "su maratón de actos e intenciones parece revertir directamente a la gastronomía, pero en realidad lo que hace es dar una imagen de una Comunidad Valenciana más disciplinada, más trabajadora y con una base cultural y social, que buena falta nos hace" 

-¿Y qué contesta Dacosta?
-Que debíamos tener un proyecto común como en el País Vasco o Cataluña, superar ese espiritu de hacer cada uno la guerra por su cuenta.

-¿Cómo se logra eso?
-Mi objetivo siempre fue darnos a conocer a la sociedad, a la prensa, consolidar unos premios, que tuvieran importancia, posicionar la gastronomía valenciana en la guía Repsol, que vinieran más inspectores a visitarnos... Todo eso implica estar continuamente en Madrid reclamando.

-¿Cómo eran tus primeras visitas a Madrid, Cuchita?
-Al principio yo era la chiquita guapa que llegaba desde Valencia. La valenciana. Hasta que conseguí derribar el muro, que fueran viniendo más inspectores de la guía Repsol, más visitas, trayéndolos, trayéndolos y trayéndolos para que nos conocieran, invitándoles con mi propio dinero.

-¿No cobras?
-La gente cuando me ve y tal se cree que esto me lo pagan y no, esto me lo pago yo. Cada uno se gasta el dinero en lo que quiere, y yo me lo gasto en la gastronomía.

-¿Cuándo te das cuenta de que hay algo que está cambiando?
-El año pasado quizá fue un punto de inflexión. La Real Academia de Gastronomía Española decide convocar dos cenas al año para los empresarios que la respaldan. Nos dicen que la de Navidad la van a organizar los seis cocineros madrileños con tres soles Repsol. Y yo levanto la mano y digo: la de primavera la quiero organizar.

Aquel festín valenciano en Madrid, explica Lluch, lo replicaron ante la prensa en una de las jornadas más especiales de su vida. "Fue un 11 de junio mágico". Quique Dacosta, Ricard Camarena, Kiko Moya, Jorge Bretón y Paco Torreblanca interpretando una misma partitura.

"Causó mucho impacto. Se quedaron muy impresionados y todos acabaron diciendo que se estaban dando cuenta que efectivamente Valencia era más que paella. De ahí salieron los tres soles de Ricard Camarena, los tres de Kike Moya y el premio nacional a mejor sumiller a José Antonio Navarrete. Y cuando volví a la siguiente reunión en Madrid, me recibieron con aplausos".

FOTO: EVA MÁÑEZ.

-¿En qué momento está la gastronomía valenciana?
-En el momento más dulce.

-¿Qué ha cambiado respecto a hace 10 años?
-La profesionalización, las ganas de hacer bien las cosas y de reclamar, de tener esa necesidad de gritar. Además, gracias a Dios, el antiguo empresario que iba a hacer la guerra por su cuenta casi ya no existe.

-¿Deberían aprender otros sectores del principio de cambio en la gastronomía valenciana?
-Aquí se han dejado de hacer tantas cosas (contesta mientras se levanta para ir a la cocina)... El mueble, el textil... Deberían aprender a reclamar, a unirse.

-¿Cuáles son los próximos muros por derribar?
-Tenemos que conseguir que las instituciones se impliquen más, que lideren de verdad, que se lleven a pasear a los cocineros, que les pongan lo que hay que poner.

-Por ejemplo...
-Creo que Quique Dacosta tendría que ser el embajador de la Comunidad Valenciana. Llevamos más de un año con Quique Dacosta como un tres estrellas, el primero en salir de fuera de Catalunya y el País Vasco, y sin embargo todavía estamos pensando. Lo tienes dentro de los 50 Best (The World's 50 Best Restaurants), van en procesión a su restaurante... Es lo de siempre. Hagamos abanderados de lo que podamos presumir, porque habrá que luchar contra toda la mierda que hemos tenido.

-¿Se desdeñaba ese potencial?
-Quizá, pero parece que por fin se están dando cuenta que la gastronomía es fundamental para el turismo, y que si estamos en un lugar de gastronomía y turismo, eso hay que profesionalizarlo y saber cómo y dónde venderlo.

-¿Qué tiene la cocina de aquí que la distinga de otras?
-¿Qué la diferencia? Son sabores muy potentes, nada disfrazados. Es una cocina poco delicada, es visceral. Sientes el producto cuando te pasa por aquí (se señala la garganta).

Cuchita Lluch se mueve enérgica sobre el sofá de su casa. Ahora se levanta para ir a ningún sitio. Ahora sonríe ampliamente, podria decirse que se descojona viva. Ahora cambia el gesto por una reflexión severa. Ahora se escapa, huidiza como una anguila, de los clichés que capturan su imagen.

-¿Qué imagen tengo?, pregunta ella en un momento dado.

-La Cuchita de las fiestas...
-La gente a veces tiene una percepción equivocada de mí, a veces me dicen que parezco frívola, pero yo creo que soy todo menos frívola.

-¿Cómo eres?
-Soy una mujer entregada, generosa, muy salvaje. ¿Sabes qué pasa? Que soy libre mentalmente, sin prejuicios, no me importa nada el cotilleo. No soy de blanco o negro, hay tantos grises, tantos colores...

-¿Te sucede con la política?
-Soy una persona de izquierdas.

–¿Al estilo de tu padre?
–Mi vida no se entiende sin él. Soy lo que él ha hecho. En casa se produjeron miles de reuniones durante el nacimiento de la democracia. Mi padre utilizó su casa, su dinero, la cocina de su mujer, la sonrisa de sus hijos y todo lo que podíamos dar para que se celebraran las reuniones entra la derecha de la época y la izquierda que llegaba. No te podría contar cuántos nombres: Joan Lerma, Pérez Casado, capitanes generales... Por eso llevo grabado en mi alma el diálogo y la magia que se produce alrededor de una mesa y todo lo que ello conlleva.

–¿Cómo llegaste a formar parte de la candidatura del Bloc al Ayuntamiento de Valencia?
–Fue porque Ramón Lapiedra, a quien admiro mucho, me dijo: una mujer como tú tiene que conocer a Pere Mayor. Me reuní con él y me encantó. Sin comerlo ni beberlo me vi inmersa en la candidatura. Era la tercera. Pero rápidamente entendí que no era mi sitio.

–¿Cuánto duraste?
–Apenas tres meses.

–¿Por qué?
–Era todo blanco o negro, me di cuenta que en la política se clavaban cuchillos todo el tiempo y por eso huí. Yo creo en la política, pero tengo la misma desafección que respira la mayoría de la gente.

–¿Ningún partido te genera confianza?
–No, estoy en periodo de reflexión.

-¿Y te molesta que te asocien sólo a la Cuchita Lluch de las fiestas?
-Entiendo que seguramente tengo que dejar atrás ese perfil de las cuchifiestas, lo creo desde hace tiempo. Sí me molesta porque quiero que me respeten el trabajo que estoy haciendo. En la Real Academia de Gastronomía les dicen que el ejemplo a seguir es el de la academia valenciana. Son mucho más conscientes fuera de lo que estoy haciendo que aquí. Y eso sí me molesta.

-Si yo viniera a Valencia por primera vez y tú fueras mi anfitriona, ¿dónde me llevarías?
-Te llevo al Mercado Central a almorzar, a comer a Ricard Camarena, a cenar a Canalla Bistró. Otro día hacemos el recorrido Quique Dacosta en Valencia. Otro día el recorrido La Sucursal, cenando en Vertical. Te llevaría a Denia. Te llevaría a L'Escaleta de Cocentaina.

-¿Cuál es el peor vicio de la prensa gastronómica?
-Todos se creen importantes, saben que su valoración es decisiva y son un poco... ¿fatuos?

-¿Sí?
-Creo que se sobrevaloran.

-¿Por qué la mujer tiene tan poco presencia en la alta gastronomía?
-Siempre ha estado relegada.

-¿Machismo?
-Machismo puro y duro. Está en la cocina pero cuando se convierte en una profesión tiene que ser el hombre el que mande.

-¿Percibes cambios?
-Muy pocos.

Y es entonces cuando termina el almuerzo con la evangelista de la gastronomía valenciana, capaz de convertir cualquier comida en la fiesta definitiva. Una matrioska andante.

Antes de irnos lanzamos el último vistazo desde la ventana al Turia verde y Cuchita, en tono sísmico, sirve el epílogo: "Yo me empeñé en solidificar lo que era incontestable. Ya irá llegando todo poco a poco".

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2 comentarios

juan ordaz de gárate escribió
29/03/2014 22:44

Realmente sigo sin saber esta buena mujer a qué se dedica... Tiene oficio o profesión? Y todo por ser hija de papá? Ay, los gin tónics...

Oliver Kahn escribió
29/03/2014 21:42

¡Cuánto tópico!, ¡cuánto pijerío!, más que una noticia, un publireportaje. ¡Qué le vaya bonito!

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