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VALENCIA. Javier Andrés, catedrático de Análisis Económico de la Universidad de Valencia, impartió una conferencia sobre los desafíos que tiene ante sí la economía española y que dio mucho que hablar en el vino de honor servido tras la entrega de premios. "Para hablar de los retos hay que entender primero como va el mundo y la magnitud del cambio al que asiste", comenzó su alocución.

Para ello recurrió a su antiguo profesor de la prestigiosa London School of Economics (LSE), Danny Quah, "que se preocupó de calcular donde estaba el centro de la gravedad económica del planeta dando un peso proporcional al producto interior bruto cada país". Para ello inventó una metodología, que "en 1980 situaba este centro de gravedad en algún sitio del Atlántico Norte y en 2007 se ha movido en más de 5.000 kilómetros hacia el este". Las proyecciones son que el centro de gravedad siga viajando hacia el sudeste asiático.

El profesor Andrés recordó que España culminó a primeros de la década de los ochenta su integración en Europa donde "subimos al tren, pero en el vagón de cola". Un paralelismo con el de la renta per cápita que es "la misma que tenía Estados Unidos hace 30 años", pese a compartir los mismos avances tecnológicos que la potencia estadounidense.

"En los años 80 y 90 diseñamos planes de economía para sobrevivir que a la postre han fracasado por lo que se hacen necesarias reformas profundas de los factores de la oferta como son los salarios, márgenes de beneficio y productividad". Andrés incidió en varias ocasiones en los problemas derivados de la falta de capital tecnológico -"estamos a una distancia muy grande de los países de nuestro entorno en I+D+i"- y del capital humano.

"Trabajamos muy poco y muy pocas personas" manifestó ante un auditorio entregado, mientras ponía de ejemplo el artículo de su colega Mariam Camarero, que también estaba en la sala, publicado este pasado fin de semana en Valencia Plaza bajo el título '¿Tiene España una 'generación perdida'?'. 

"Si crecemos de aquí a 2025 a una tasa anual del 2,5% tendríamos entonces prácticamente el mismo empleo que en 2007, por lo que urgen reformas laborales de verdad", reclamó a la vez que recordaba un dato desalentador: "de las 800 reformas computadas entre los países de la OCDE, solo el 10% han tenido éxito".

El profesor volvió a reclamar a los gobernantes -no sólo a los allí presentes- que "es necesario seguir reformando el mercado laboral donde la flexibilidad salarial ha sido buena aunque muy criticada".  Para ello echó mano de Alemania -"hay que hacer lo que hicieron ellos cuando empezaron a competir"- como también de las reformas emprendidas en el Reino Unido y Holanda.

Fue entonces, y mientras el público asistente seguía muy atento las palabras del profesor, cuando demandó la necesidad de que "nuestras empresas deben aumentar su tamaño y para ello hay que ayudar a que crezcan". Andrés puso el dedo en la llega al recordar que las pymes españolas en general y las valencianas en particular "nacen o mueren", mientras que fuera "unas nacen, otras crecen y las hay que mueren". Asimismo reconoció que no hay mercados desarrollados para las pymes, pero también que muchas de ellas no están por la labor de financiarse a través de dichos mercados.

De cara al futuro recordó que vienen "años de desendeudamiento y que provocarán una mayor debilidad de la demanda interna, por lo que hay que exportar: bienes o personas. No hay otra opción". Todo ello advirtiendo que España tiene una enorme deuda exterior, pero que a diferencia de la de EE UU -mucho más elevada- no cuenta con la misma capacidad -y ventaja- de poder hacerla frente.

El profesor recalcó la necesidad de exportar, dado que "somos dinámicos y estamos moderadamente bien situados en las cadenas productivas, pero eso sí para ello es indispensable ganar tamaño empresarial".

Finalmente volvió a hacer hincapié en el capital humano desde el punto de vista de la educación. "No sólo es un factor determinante a la hora de que aumente la productividad sino también por que es lo mejor que podemos transmitir a las futuras generaciones". Un capital humano que tiene "un efecto determinante en la distribución de la renta per cápita para evitar ir hacia una desigualdad social".