VALENCIA. Se hablaba de que iban a estar repartidos, pero nadie esperaba que tanto. O que fuera de una manera tan evidente. O sí, porque lo que se produjo en la madrugada del domingo al lunes en el Dolby Theatre de Los Ángeles no sorprendió, por ejemplo, a los corredores de apuestas de Las Vegas que vaticinaban muchas estatuillas para Gravity y la más importante para 12 años de esclavitud. El histórico empate que se produjo en las votaciones del Sindicato de Productores a finales de enero ya era una seria premonición de esta igualdad.
1. REPARTO DE PODER EN HOLLYWOOD
La noche de los Oscars de 2014 se tradujo en la perfecta metáfora del reparto de poder que se produce en el actual Hollywood, donde las majors como Warner Bros (productora de Gravity) tienen que pegarse de codazos con producciones independientes como 12 años de esclavitud. La película de Steve McQueen tiene al menos esa vitola, ser cine independiente, pero esa independencia es más que cuestionable. De entrada, por sus productores, entre los que se encuentra Arnon Milchan, veterano de los pasillos de Hollywood, traficante de armas y espía de origen israelí; por si fuera poco otro de los productores es Brad Pitt. Y la película ha sido distribuida por una filial de la Fox. Su independencia no es pues tanta.
Cierto es que enfrente se encontraba Warner Bros. La compañía, con casi cien años de historia (se fundó en 1918), es una de las majors por excelencia. Sólo en 2013 recaudó 5.040 millones de dólares (3.658 millones de euros), lo que le convirtió en el estudio más importante del curso. La fuerza y la influencia de una major en el proceso previo de las votaciones se percibe de manera indirecta, ya sea por la facilidad de las grandes compañías para hacer exhibir sus películas, así como en la publicidad que hace que los nombres de los candidatos sean más o menos reconocibles.
Pero ser major no es especialmente popular, y menos en determinado tipo de votaciones. De hecho la relación de Cuarón con los responsables de Warner Bros no fue especialmente buena durante algunos momentos de la producción, algo que reveló el cineasta y amigo de Cuarón Alejandro González Iñárritu en una emotiva carta que hizo pública horas antes de la gala. A "la gente tan lista de Warner" mandó un ‘recado' el realizador de Gravity en los agradecimientos por el Oscar a mejor director. Más de uno, cuando rellenó la tarjeta de las votaciones, debió pensar que Cuarón ya estaba premiado con mejor director. A quien se castigaba no concediéndole mejor película era a la productora, a la Warner.
2- MÉXICO TAMBIÉN ES (NORTE)AMÉRICA
Lo cuenta el director del Festival DocsDF, el valenciano Pau Montagud, en México estaban realmente "muy emocionados" con la gala de los Oscars, "pero también los aguardaban con mucho sarcasmo". "Los mexicanos se quejan de que siempre están nominados con películas estadounidenses, no con filmes mexicanos", explica. En este sentido recordó que el mismo Cuarón había dicho en una entrevista en su país que si ganaba no serviría de nada para la cinematografía mexicana. "Los buenos cineastas mexicanos tienen que trabajar fuera, y los que quieren triunfar, quieren irse", añade Montagud.
Si bien como país es una cinematografía poco apoyada por Hollywood, al menos en cuanto a premios, la nómina de estrellas del país azteca asimiladas por la industria estadounidense es muy larga y se extiende desde los tiempos de Dolores del Río hasta los actuales de Salma Hayek, pasando por Anthony Quinn o Katy Jurado. Esta presencia se ha ampliado en los últimos años a los directores. Además de cineastas estadounidenses de origen latino como el inevitable Robert Rodríguez, Cuarón forma parte de un grupo de artistas entre los que cabe citar a sus buenos amigos Guillermo del Toro y el ya citado Alejandro González Iñárritu.
En este sentido no está de más recordar que en poco más de una década la población hispana de Estados Unidos ha aumentado en un 50%. Así lo revelaba un informe divulgado el miércoles pasado por el Centro de Investigaciones Pew, que indicaba que en Estados Unidos se ha pasado de 35,3 millones de hispanos en 2009 a 53,02 millones en 2012. Ese hecho, a buen seguro, no ha pasado desapercibido en Hollywood.
3. ¿HAS VISTO SU TAQUILLA?
El dinero hace girar el mundo, cantaba en Cabaret Liza Minnelli, presente en la entrega de los Oscars. El dinero hace girar el mundo y, sobre todo, a Hollywood. La más taquillera de las principales películas presente en los Oscars, con sus más de 700 millones de dólares de recaudación, era Gravity, la película de moda y querida por las grandes majors. Y lo que importa es lo que quieren las empresas. Gravity podría haber sido la imagen idónea que tiene de sí mismo Hollywood.
De entrada es un largometraje que ha alcanzado un éxito global. Según indica la página Box Office Mojo, la taquilla norteamericana era sólo el 38,4% de sus ingresos. El 61,6% restante procedía de salas de cine allende de las fronteras estadounidenses. La película se espera que supere los 750 millones de dólares de taquilla (544,28 millones de euros) en gran parte por su buena recepción internacional, cuando su coste ha sido de 100 millones de dólares (72,57 millones de euros).
Pero es que 12 años de esclavitud no le ha ido a la zaga. Este drama histórico que reivindica a personas anónimas que sufrieron, esta película de denuncia y concienciación, además, ha dado beneficios. Según los datos del Box Office Mojo el largometraje de Steve McQueen ha rebasado los 140 millones de dólares en todo el mundo, 101 millones de euros aproximadamente. Un resultado más que notable para un largometraje que costó apenas 20 millones de dólares (14,5 millones de euros). Proporcionalmente el resultado ha sido similar. Empresarialmente hablando, ambas son modélicas.
4-MORALMENTE IRREPROCHABLES, PURO 'LIFE-AFFIRMING'
Explicaba el realizador valenciano Gabi Ochoa que en los pitching en Estados Unidos, desde hace cinco años aproximadamente, existe una querencia por preguntar cuál es el life-affirming de un proyecto de película. Es decir, lo que importa es que el mensaje tiene que ser positivo, transmitir una emoción al espectador que le reafirme en la defensa de la vida como algo maravilloso por lo que vale la pena siempre luchar. Las películas candidatas a los Oscar de este año fueron descritas como "inspiradoras" por Will Smith. Inspirar.
Ambas películas se distinguen pues por su mensaje inspirador. En el caso de 12 años de esclavitud es más sutil ya que, aunque muestra la miseria humana, al final es una invitación a luchar y resistir, a no abandonarse. En el del film de Cuarón el mensaje es tan obvio que resulta hasta naif. Y tiene un notable componente religioso.
La deriva moralista de Hollywood en la última década no es nueva Sólo había que escuchar los agradecimientos de Matthew McConaughey durante su recepción del Oscar a mejor actor, con sus invocaciones a Dios. De hecho cabría decirse que a lo largo de su historia la Academia se ha destacado por su carácter conservador y puritano (no hace falta más que recordar el código Hays) y, muy de tanto en tanto, ha dejado paso a nuevas generaciones. De ello puede dar fe la generación de cineastas de los setenta que tan bien retrató Peter Biskind en Moteros tranquilos, toros salvajes.
5-EL 3D TAMBIÉN EXISTE, PERO MENOS
La primera persona que alabó públicamente el 3D de Gravity fue James Cameron. Tras el éxito de su espectacular Avatar, el realizador era poco menos que el gurú del uso de esta tecnología. Cuarón le invitó a un pase privado y a su salida Cameron se deshizo en elogios. "Después de verla me quedé de piedra, absolutamente anonadado. Creo que es la mejor película del espacio que se ha hecho nunca, y es que desde hace muchísimo tiempo tenía muchas ganas de verla", afirmó en declaraciones a Variety.
Una de las críticas que se ha vertido hacia el cine 3D es que muchas de las películas que se han estrenado en este formato realmente habían sido pensadas para dos dimensiones. Ese no es el caso de Gravity. Quienes la habían visto en ese formato no tenían dudas en cuanto a que era la gran favorita. Sin embargo ha sucedido lo mismo que en el año de Avatar y ha sido otra película 2D la que se ha llevado el premio gordo. En aquella ocasión fue En tierra hostil, de Kathryn Bigelow.
Ha sido casi una norma en la historia de Hollywood el no dejarse sorprender de primeras por la brillantez técnica. Hay casos sintomáticos pero el más evidente es el propio James Cameron, cuyas películas atesoran premios técnicos pero pocas veces artísticos, o una de las vacas sagradas de la industria americana, Steven Spielberg, que el año que firmaba la apabullante Parque Jurásico, alcanzaba la estatuilla a mejor película con su drama La lista de Schindler. La primera era casi perfecta en su recreación de los dinosaurios... pero la segunda era un drama de noble espíritu. Y esas ambiciones son muy bien recibidas entre los académicos estadounidenses.
6. LAS MINORÍAS YA SON PARTE DEL 'ESTABLISHMENT'
Los Oscars de 2014 podrían ser descritos también como los Oscars de las minorías, ya que han sido las dos principales minorías de Estados Unidos las que se han visto representadas en ellos. En el caso de 12 años de esclavitud, las alusiones a la minoría afroamericana durante la gala han sido constantes. Desde la misma presencia de Sidney Poitier hasta el hecho de que fuera Will Smith quien entregara el galardón a mejor película, podían interpretarse como gestos de reconocimiento.
La importancia de las minorías en Estados Unidos es cada vez mayor y ocupan un papel relevante en todos los ámbitos sociales. Así lo constataba hace unos días a ValenciaPlaza.com el cineasta valenciano Guillermo Barreira, quien en la actualidad produce largometrajes alternativos en Nueva York. Barreira indicaba como van adquiriendo cada vez más poder y presencia unos grupos sociales "que llevan veinte años yendo a la universidad, a los que sus padres han insuflado de autoestima para no vivir lo que ellos vivían, y son ahora muy competitivos".
En ese contexto, el Oscar de anoche supone la consagración de Steve McQueen como uno de los cineastas de referencia para los próximos años, heredero ya de un trono que no llegó a ocupar Spike Lee. Es joven, prometedor, y, sobre todo, consigue mantenerse dentro de los márgenes del sistema porque su duro largometraje es tan engañosamente optimista como cualquier otro film comercial. Aunque, seguramente, si no fuera así, jamás habría ganado.
En el caso de los hispanos, además de Cuarón y su inseparable Emmanuel Lubezki, hay que destacar también el Oscar para el matrimonio López, y muy especialmente para Robert, quien con el galardón a la mejor canción por su tema 'Let It Go' para Frozen se ha convertido en la decimosegunda persona que consigue el grand slam de premios estadounidenses: Emmy, Grammy, Oscar y Tony.
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