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VALENCIA. El diseño del nuevo sistema de financiación autonómica afronta este miércoles el primer asalto de lo que se antoja un combate largo y difícil para la Generalitat Valenciana. El Ministerio de Hacienda ha convocado al grupo de trabajo que, en el marco del Consejo de Política Fiscal y Financiera, ha de evaluar cómo ha funcionado el marco de financiación que, formalmente, venció el 31 de diciembre de 2013. 

Se trata del primer encuentro serio de un proceso que se alargará durante meses y que se antoja clave para el futuro de la autonomía financiera de la Comunitat Valenciana. Este grupo de trabajo, cuya creación se pactó el año pasado en el CPFF, tiene como encargo hacer un dictamen sobre un sistema aprobado en 2009 con el Gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero.

Este proceso previo de evaluación es esencial para que la Generalitat pueda reivindicar un cambio sustancial en ese sistema que considera muy perjudicial para la Comunitat Valenciana. Los encargados de defender esa posición por parte de la Gobierno valenciano son dos de los hombres de confianza del conseller de Hacienda, Juan Carlos Moragues: el secretario autonómico de Hacienda y Presupuestos, Eusebio Monzó, y el director general de Tributos y Juego, Vicent Peiró.

El tándem Monzó-Peiró no es nuevo, pese a que llevan trabajando juntos en la conselleria poco más de un año, ya ha tenido que afrontar un momento clave en ese juego de equilibrios que es el sistema de financiación. Hace poco menos de medio año fueron los encargados de defender la necesidad de aplicar un déficit asimétrico para las comunidades autónomas dependiendo de los datos de ejercicios anteriores.

Aquella fue una pequeña victoria para la Generalitat, que logró que se aplicase ese objetivo de déficit diferenciado para las autonomías, logrando el mayor margen de todas, el 1,6%. No se consiguió el 1,8% -o incluso el 2%- que quería el Consell pero sí un límite de desfase presupuestario por encima del de otras autonomías con los mismos problemas que la valenciana y superando las reticencias de varias regiones del PP.

DEMOSTRAR EL AGRAVIO

Pero el reto actual es mucho más relevante. Monzó y Peiró deberán tratar de convencer al grupo de que el sistema de financiación ha sido injusto con la Comunitat Valenciana ya que no alcanza ni a financiar los servicios básicos, lo que obliga a déficits y endeudamientos insoportables. Para conseguirlo los dos altos cargos de la Genralitat no van con las manos vacías. Los dos informes que se han entregado a Hacienda, el cordinado por el Ivie para Les Corts, y el del comité de sabios para el Consell, coinciden en una infrafinanciación que supera los 1.000 millones de euros anuales. 

Las conclusiones que se alcancen en el grupo de trabajo que arranca este miércoles serán las que servirán para empezar a negociar un nuevo sistema de financiación en la segunda mitad de este año. Si se demuestra el agravio -y se convence ya no solo con cifras sino también políticamente- al comité, posición de partida de la Generalitat será mejor.

El problema del nuevo sistema, en todo caso, no será tanto el diseño del reparto. El ministro de Hacienda, Cristobal Montoro, ha insinuado que no habrá más dinero para repartir. Eso supone un problema, ya que difícilmente ninguna autonomía accederá a reducir su parte. En la última reforma el Estado aumentó en 10.000 millones su aportación. Pero aún dándose ese supuesto, ahora utópico, habría que repartirlo entre las 15 autonomías del régimen común. Muchas incógnitas a resolver.