VALENCIA. El último tira y afloja entre el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, y el presidente de la Generalitat, Alberto Fabra, amenaza con volver a poner de manifiesto la escasa capacidad del jefe del Consell para imponerse en los grandes asuntos que interesan a los valencianos.
Remodelación del sistema de financiación, reforma estatutaria sobre inversiones, flexibilización del déficit y ahora fondo transitorio de nivelación... han sido algunas de las causas de colisión entre Valencia y Madrid, solventadas casi siempre con decepciones para el Consell. Una lista de agravios que, unido a otras circunstancias como la nula presencia de valencianos en el Gobierno central o el poco peso del PPCV en el Congreso, sitúan a Alberto Fabra, a día de hoy, entre los barones autonómicos del PP con menos fuerza en el panorama nacional.
Tal vez por ello el jefe del Consell, con ánimo de cambiar esta dinámica, insistió este jueves pese al desmentido del Ministerio de Hacienda en que el Gobierno facilitará el mecanismo transitorio para nivelar la infrafinanciación autonómica que sufre la Comunitat Valenciana y que impide cubrir los gastos en Sanidad y Educación.
Pero todos los barones tienen su lucha. En estos momentos, y según señalan distintos dirigentes populares consultados, en el Partido Popular existen una serie de responsables autonómicos de la formación que sobresalen por encima del resto, otros que se encuentran consolidados -o simplemente resisten- en sus cargos aunque con poca proyección, y un tercer grupo que tiene su presente y futuro algo más emborronado.
LOS 'BARONES FUERTES' DEL PP
Así, el grupo de 'barones fuertes' del PP lo componen María Dolores de Cospedal (Castilla-La Mancha), Alberto Núñez Feijóo (Galicia), José Manuel Soria (Canarias) y José Ramón Bauzá (Baleares).
La fortaleza de Cospedal no tiene discusión: ostenta la secretaría general del partido, lo que le otorga un ‘extra' de poder de cara a que su autonomía tenga un peso específico en el debate nacional.
Feijóo es otro de los bien posicionados. Joven, ambicioso y ganador por segunda vez con mayoría absoluta en Galicia en plena etapa de recortes de Mariano Rajoy. Aspira a lo máximo y es, posiblemente, el único barón autonómico al que temen De Cospedal y Soraya Sáenz de Santamaría. No se arruga si tiene que entrar en debates nacionales como el del aborto, donde ha mostrado su oposición a la ley promovida por Gallardón.
El ministro de Industria, José Manuel Soria, es además presidente del PP canario. Una plaza en la que los populares no gobiernan, pero donde Soria tiene el control orgánico de la formación. Como miembro del Gobierno, y pese a que exista desgaste en su labor en el ministerio como ha ocurrido con la subida de las facturas energéticas, su poder no será discutido en el ámbito autonómico y su posición en el Ejecutivo le otorga un 'plus' de relevancia en la actualidad.
Bauzá es una de las promesas del partido. Posee buena imagen: joven y vencedor en Baleares en las urnas pero también en el ámbito interno, donde logró el poder tras medirse en primarias. Uno de los sellos que quiere imprimir a su mandato es rl de ser implacable con la corrupción de la época de Jaume Matas. Mantiene buena relación con Fabra, aunque juega su propio partido. Pese a que se le considera un valor al alza, no posee apoyos sólidos en Génova, donde otros ‘gallos' del partido le observan con recelo, más aún con su intención de aperturismo en el PP proponiendo abrir el debate sobre primarias y listas abiertas. Si quiere seguir creciendo, deberá revalidar la mayoría absoluta o salvar el mando en Baleares con UPyD.
LÍDERES EN PROBLEMAS: LOS MÁS DÉBILES
Entre los dirigentes del PP, hay más de media docena de responsables autonómicos del partido que se sostienen con pinzas o que, al menos, no atraviesan un buen momento. Aparte de la lucha por su espacio del ya mencionado Fabra, Juan Ignacio Zoido (Andalucía), Alicia Sánchez Camacho (Cataluña), Arantza Quiroga (País Vasco), Mercedes Fernández (Asturias), Enrique Martín de Marcos (Navarra) e incluso Ignacio González (Madrid), pasan por mayores o menores dificultades.
Juan Ignacio Zoido, está considerado por el grueso del partido como un presidente de transición. El actual líder andaluz centra sus esfuerzos en mantener la alcaldía de Sevilla y tratar de influir en la elección de su futuro sucesor. Su apuesta es el actual secretario general, José Luis Sanz; algo para lo que cuenta con el apoyo de Cospedal. Sin embargo, el ex presidente regional Javier Arenas y Sáenz de Santamaría prefieren a la ministra Fátima Báñez o al secretario de Estado Juan Manuel Moreno para el relevo.
Una situación similar atraviesa Alicia Sánchez Camacho, a la que en diversos sectores del partido se le da como amortizada dado el nivel de desgaste sufrido en Cataluña. Fuentes populares apuntan que no es descartable que salga de cara a las elecciones europeas y se busque un relevo para afrontar los tiempos duros a los que se enfrenta el PP catalán ante el pulso soberanista de Artur Mas.
La proyección de la actual líder del PP vasco, Arantza Quiroga, también se encuentra discutida. Fuentes populares señalan que se esperaba más de la dirigente que recogió el testigo que le facilitó Antonio Basagoiti y cuya figura ha sido ensombrecida por compañeros de partido como Borja Sémper, portavoz popular en el Parlamento Vasco y presidente del partido en Guipúzcoa. Existen dudas de que Quiroga sea finalmente la candidata a lehendakari.
Con poco peso en el PP nacional y diversos problemas en el ámbito autonómico se encuentran Mercedes Fernández, más conocida como Cherines, y Enrique Martín de Marcos. La primera, sufre los rigores de una legislatura convulsa en la oposición asturiana con tensiones internas y la alargada sombra del expopular Francisco Álvarez Cascos en el ambiente. El segundo sigue con el reto de construir un proyecto sólido en Navarra tras la ruptura con UPN y la marcha tras un escándalo por supuesto chantaje de Santiago Cervera, hombre fuerte del partido hasta entonces.
Uno de los barones que más debate suscita dentro del PP es el presidente del Gobierno madrileño Ignacio González. Conformando tándem con Esperanza Aguirre, todavía lideresa del partido, ha sido uno de los barones más críticos sobre varios aspectos de la gestión del Gobierno de Mariano Rajoy. No obstante, ha sufrido varios tropiezos en los últimos meses como el fracaso en la candidatura a los Juegos Olímpicos junto a Ana Botella o el proyecto fallido de Eurovegas. Pese a que trata de ser reivindicativo en la financiación autonómica o distinguirse bajando el tramo del IRPF regional, con las consiguientes tensiones con Montoro, las encuestas no terminan de ser buenas para él. Su fortaleza orgánica es mayor que la de otros barones en apuros, pero aún así no pasa el mejor de sus momentos.
CONSOLIDADOS O RESISTIENDO: UNA PROYECCIÓN LIMITADA
También hay nombres entre los barones del PP que se muestran consolidados -o al menos resistiendo- pero con una proyección limitada. En esta terna entrarían Luisa Fernanda Rudi (Aragón), José Antonio Monago (Extremadura), Juan Vicente Herrera (Castilla y León), Pedro Sanz (La Rioja) y, aunque con matices, Ignacio Diego (Cantabria).
Rudi gobierna actualmente con el Partido Aragonés Regionalista (PAR). Desde el PP apuntan a que la veterana dirigente no está tan fuerte como otros barones pero tampoco ambiciona más, por lo que se centrará en salvar Aragón en la próxima cita con las urnas. Uno de los asuntos que deberá mantener enterrado es el trasvase del Ebro, que en otro tiempo propició fuertes roces con el PP valenciano.
Otro de los que resiste es Monago. Bajo una situación singular, gobernando gracias al apoyo de Izquierda Unida, está sabiendo sacar provecho -con el consentimiento de Génova- para alimentar su proyección y convertirse un barón autonómico con cierta influencia. Los rifirrafes verbales con Fabra por la financiación, el déficit o cualquier otro asunto, son dinamita mediática. Pese a su creciente popularidad, su posición es delicada a medio plazo y las urnas dictarán si su estrategia ha sido acertada.
En el otro lado, tanto Herrera como Sanz son experimentados líderes autonómicos que se encuentran más bien en una recta final de su cumbre política, con lo que sus aspiraciones parecen ir más dirigidas hacia la consecución de un retiro 'dorado' que a ambiciones mayores, según señalan diversas fuentes del PP.
Un caso diferente entre esos barones consolidados es el de Ignacio Diego. El líder popular en Cantabria desbancó a Miguel Ángel Revilla con mayoría absoluta y a sus 54 años, todavía podría ser un ‘tapado' a tener en cuenta para cotas mayores. Pese a estas buenas condiciones, el responsable autonómico no termina de asumir apenas protagonismo como barón territorial en el ámbito nacional.
De todos los líderes autonómicos, la situación más especial corresponde a Ramón Luis Valcárcel, quien anunció recientemente que no continuará al frente del Gobierno de Murcia. El todavía presidente regional, ha arrasado en las últimas citas electorales y se contentará con una salida hacia Europa y el control de su sucesión.
Los sucesivos "niguneos" que estamos recibiendo en materia de Financiacion de RAJOY(vs.Montoro).Dejan en evidencia al President FABRA....los valencianos debemos SALIR A LA CALLE a manifestarnos contra la INFRAFINANCACIO Y EL DEFICIT DE INVERSIONES PRODUCTIVAS
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