VALENCIA. La semana ha sido dura para el Gobierno valenciano que preside Alberto Fabra, que ha tenido que lidiar con la incómoda reforma estatutaria en el Congreso de los Diputados y con la divulgación de la Cuenta General de 2012. No obstante, y pese a los dos exámenes de alto nivel a los que se ha enfrentado, puede decirse que PPCV y Consell han salido mejor parados de lo que cabría esperar.
Tal vez por ello, o por el pensamiento de que la mejor defensa es un buen ataque, el vicepresidente del Consell, José Císcar, aprovechó la rueda de prensa posterior al pleno del Ejecutivo de este viernes para cargar con dureza contra la oposición a través de los dos argumentos más utilizados -tal vez son los únicos- por el PP valenciano en los últimos tiempos: la rebaja de diputados y las señas de identidad.
La reducción de diputados a través de una nueva reforma del estatuto de autonomía es un argumento débil. Esta semana, el PP nacional se encargó de transmitir a los populares valencianos que no iba a autorizar la iniciativa en el Congreso para sacar adelante la anterior reforma -aprobada por unanimidad en Les Corts- que blindaba las inversiones estatales en la Comunitat. Con este escenario, a los populares solo le quedó aprovechar su mayoría en la cámara para solicitar -por tercera vez- un aplazamiento y evitar que su propio partido tumbara la propuesta, escudándose en unir las dos reformas estatutarias para ahorrar los costes que implicaría tener que hacer dos referéndum para aprobarlas.
LA OTRA REFORMA
La otra reforma en cuestión, propuesta unilateralmente por el PPCV, es la que refleja una rebaja de los diputados de 99 a 79 por motivos de austeridad. Una medida que, según la oposición, merma las posibilidades electorales de las formaciones minoritarias. Císcar, volvió este viernes a la carga con el asunto, subrayando que la ciudadanía tiene "muy claro" que desea estas medidas de ahorro y exigiendo a PSPV, Compromís y Esquerra Unida, que se pronuncien sobre este particular.
La incógnita es si, con este endeble argumento, el Consell logrará llevar a la arena principalmente al PSPV-PSOE. Lo más interesante para los populares sería lograr un 'cuerpo a cuerpo', tratando de identificar a los socialistas como un insolidarios y acomodados. La realidad es que se estaría debatiendo sobre una cuestión simbólica, dado que el ahorro no supone más allá de 700.000 euros anuales, y cuya discusión quedará, posiblemente, en vía muerta. Una lucha muy conveniente para Alberto Fabra. Eso sí, Císcar admitió que si no avanza esta reforma, se recuperará la aplazada sobre las inversiones, aunque esta probabilidad de nuevo examen ha quedado ya alejada en el Congreso tras haberse retrasado de nuevo.
Este debate, puramente estratégico, resulta chocante después de que el PP haya aplazado la votación de una reforma que defendía las inversiones estatales -cientos de millones de euros- en la Comunitat respecto a su población. No obstante, la maniobra de aplazamiento -aunque tardía- de los populares pudo amortiguar la repercusión en cierta medida: se evitó el rechazo en votación del Congreso del PP. Un titular muy jugoso para la prensa.
LA RESACA DE LA DIADA
Por otro lado, Císcar también ahondó este viernes en la cadena humana independentista formada con motivo de la Diada. Las señas de identidad, otro caballo de batalla clásico en el PP valenciano en época electoral, se han convertido en un argumento recurrente durante el mandato de Alberto Fabra, fruto posiblemente de la influencia de dirigentes como Serafín Castellano, secretario general del PPCV y conseller de Gobernación y Justicia. Una estrategia trasnochada pero que puede encontrar cierto público si se alienta con acierto el miedo al tripartito.
En este punto, el vicepresidente del Consell se mostró muy incisivo con una postura más interesante. "No queremos la independencia de Cataluña y no queremos que nadie quiera integrar territorios valencianos en otra comunidad autónoma", subrayó. "No he escuchado ni a Oltra, ni a Puig, ni a Morera o ni a Sanz diciendo esto. A algunos les gustaría que la Comunitat formara parte del territorio catalán. Es un silencio cómplice", puntualizó, lanzando la pelota al tejado del posible 'tripartito'.
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