Los populares valencianos piden un aplazamiento de la reforma estatutaria que blindaba las inversiones estatales en la Comunitat ante la negativa nacional de apoyarla en el Congreso
VALENCIA. El PP valenciano mostró este lunes su incapacidad manifiesta para conseguir una mejora en materia de inversiones que le equipare a otras autonomías como Andalucía o Cataluña. El aplazamiento a instancias del Consell -que debe confirmarse hoy- de la reforma estatutaria que debía votarse en el Congreso de los Diputados ha evidenciado que el autogobierno valenciano se encuentra bajo mínimos: de nada sirve aprobar por mayoría en Les Corts una reforma estatutaria cuando el PP nacional no está dispuesto a respaldarla.
El panorama resulta desolador para los intereses valencianos. Los intentos reiterados -hasta tres- por parte de Alberto Fabra de convencer a los capitanes generales de Mariano Rajoy la pasada semana cayeron en saco roto. Así, de nada sirvió que el jefe del Consell se fajara con la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría; con el portavoz en el Congreso, Alfonso Alonso; y con el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro. El PP nacional no iba a respaldar una reforma estatutaria valenciana que blindara las inversiones tal y como sí obtuvieron en su día Andalucía y Cataluña.
Ante la ausencia de un liderazgo lo suficientemente fuerte por parte de Fabra para sacar adelante cuestiones de vital importancia como las inversiones estatales o la reforma del sistema de financiación, la Comunitat Valenciana se ha convertido en un barco a la deriva al que solo le queda la mendicidad en forma de Fondo de Liquideza Autonómico (FLA) y plan de pago a proveedores. Dinero a cuenta que hay que devolver y destinado a evitar que los colectivos sociales ‘tomen la Bastilla'.
Con este desaire desde Madrid, fruto de una iniciativa puesta en marcha cuando Francisco Camps estaba en el poder y Rodríguez Zapatero era presidente del Gobierno, el Consell se cuelga el cartel de ‘brazo ejecutor' de políticas que dictan otros: el Gobierno valenciano ha perdido la ocasión de tomar el camino directo para la mejora de inversiones para 2014 y, con ello, ha asumido que va a ocupar un papel secundario acerca de su propio destino en lo que resta de legislatura.
Si penosas son las consecuencias de este aplazamiento, no le fue a la zaga la puesta en escena. Tras una semana de fallidas negociaciones, a poco más de 24 horas de que el Congreso de los Diputados debatiera la iniciativa, el Consell presentó un escrito en Les Corts para solicitar el aplazamiento, justificándolo en que podía fusionarse esta reforma con la que el Ejecutivo de Fabra ideó meses atrás que incluye la rebaja de diputados autonómicos de 99 a 79.
Según el PPCV, la "coherencia" dicta que lo "lógico" es aplazar la reforma estatutaria sobre las inversiones -que gozó del acuerdo mayoritario en Les Corts- para fusionarla con una reforma que, no solo todavía no se ha producido, sino sobre la que los grupos de la oposición ya han mostrado su desacuerdo. Todo ello apoyado en el argumento del ahorro que implicaría solventarlo todo en un solo referéndum -necesario para sacar adelante una reforma estatutaria- en vez de en dos. Ahora bien, el aplazamiento de la reforma estatutaria saca del debate la posibilidad de que pudiera aplicarse esta cláusula de inversiones de cara a los Presupuestos Generales del Estado de 2014.
Esto implica unas pérdidas que el secretario general del PSPV, Ximo Puig, quien se mostraba este lunes "indignado" por la maniobra ‘popular', que pueden situarse en 500 millones de euros y 10.000 puestos de trabajo si atendemos a lo presupuestado en inversiones el pasado año. "En 2013, a la Comunitat se le adjudicaron un 6,1% en inversiones, cuando la población en la Comunitat es el 10,8% de España",explicó en rueda de prensa.
TERCER APLAZAMIENTO Y ENROQUE DEL PPCV
Ante las fallidas negociaciones con Madrid y el inminente voto negativo en el Congreso de los Diputados por parte del PP a la iniciativa valenciana, se procedió al tercer aplazamiento de la reforma estatutaria. Los encargados de dar la cara y, en definitiva, ‘bailar con la más fea', fueron el secretario general del PPCV, Serafín Castellano, y el portavoz popular en Les Corts, Jorge Bellver, quien debía además defender en la cámara baja la reforma este martes.
La estrategia del PPCV se centró en exigir a la oposición que evite "un sacrificio a los ciudadanos", en referencia al coste de realizar dos referéndums para sacar adelante las dos reformas estatutarias. Además, ambos responsables populares recalcaron que la medida adoptada solo implica "un aplazamiento y no la retirada de la reforma".
En cualquier caso, el aplazamiento apunta a dirigir la reforma estatutaria a un callejón sin salida. La iniciativa del PPCV de rebaja de diputados no cuenta con el apoyo de la oposición, a no ser que implique una reforma de mayor calado con condiciones que muy probablemente los populares no aceptarán. Con lo cual, se camina hacia un bloqueo de la iniciativa que, unido al aplazamiento propuesto de la primera reforma, posiblemente conducirá a que no se produzca ningún referendum en la legislatura puesto que ninguna de las reformas estatutarias llegará a buen puerto.
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