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                              (Imagen: http://www.orgullogaymadrid.com)

MADRID. Ya está aquí la celebración del Orgullo LGTB (lesbianas, gais, transexuales y bisexuales) de este año y empieza a notarse en el ambiente. No porque haya un aroma especial en el aire (si acaso un ligero olor a Black XS), sino porque por las calles de Chueca transita más gente que de costumbre y porque son muchas —muchísimas— banderas multicolor las que cuelgan de los balcones de la zona. Y, vaya, casualidad o no, estos días han repartido algunos catálogos de IKEA por el barrio.

Este año el Orgullo llega con polémica. La tradicional marcha reivindicativa y su posterior desfile de carrozas no pasará por Gran Vía. El cambio ha gustado a pocos. Los más jóvenes no recuerdan un recorrido distinto a este y lo cierto es que atravesar la calle más emblemática de Madrid ha otorgado al movimiento LGTB una visibilidad enorme e indiscutible en los últimos tiempos. Hasta el punto de convertir la protesta en la mayor fiesta de la ciudad, a la que acuden cada año alrededor de un millón de personas.

"Valencia tiene las Fallas, Pamplona los Sanfermines y Madrid el Orgullo", sentenciaba esta semana Juan Carlos Alonso, coordinador general de Madrid Orgullo (MADO), según recogía el diario Público. Un estudio elaborado por la Cámara de Comercio de Navarra revelaba en 2007 que Pamplona ingresaba más de 74 millones de euros en los nueve días de sanfermines tras una inversión inicial de "apenas cinco millones". En el caso de Madrid, el Orgullo aporta más de 100 millones de euros a la capital, a pesar de contar únicamente con 220.000 euros de presupuesto, según las cifras que se manejan para este año.

Ante esta situación, hay quien piensa que el Ayuntamiento de Madrid (gobernado por el PP desde 1991) menosprecia una fiesta que aporta más de lo que recibe y que es este ninguneo la causa del cambio de itinerario. Los organizadores, por su parte, aportan una razón diferente: la seguridad de todos. "¿Cómo entra una ambulancia en Gran Vía si ocurre algo?", se pregunta Rubén López, una de las personas involucradas en la organización del evento. El caso Madrid Arena y la muerte de un menor por atropello durante la pasada cabalgata de Reyes de Málaga han sido determinantes a la hora de tomar la decisión.

De este modo, la Puerta de Alcalá deja de ser el habitual punto de partida para convertirse en la meta del recorrido que comenzará en Atocha y atravesará el Paseo del Prado, mucho más ancho que Gran Vía y con mayor facilidad de acceso. Se echará en falta el lanzamiento de cubos de agua desde sus balcones y el caluroso recibimiento en la plaza de España, lugar que también ha sido motivo de debate por su aparcamiento subterráneo y su capacidad (o no) de soportar a tantas personas sobre el asfalto sin riesgo de hundimiento.

Las plazas (y la calle Pelayo)

De polémica en polémica. En 2011 fue motivo de bronca y sorna la ocurrencia de organizar "conciertos silenciosos" en la plaza de Chueca para sortear una prohibición medioambiental del Ayuntamiento. Había que evitar hacer cualquier tipo de ruido que pudiese molestar a los vecinos y a los inquilinos de una residencia de ancianos cercana. ¿La solución? Repartir auriculares para escuchar la música de forma individual, directa al oído. Dantesco.

En esta ocasión, a aquella disparatada circunstancia hay que sumarle un nuevo-viejo conocido: el problema de espacio. Las plazas de Chueca se quedan pequeñas, este año no habrá actividades en plaza de España y, por ahora, tampoco en la Red de San Luis, donde la programación sigue "pendiente". Por suerte no habrá auriculares, aunque sí limitación de horarios y decibelios.

Los espacios abiertos con más actividades serán Callao, Chueca y la plaza del Rey. De la primera destaca la gala Mr Gay Pride España 2013 del viernes (con la participación de Kate Ryan) y las actuaciones musicales del jueves, con una selección bastante tróspida de artistas: Malena Gracia, Leticia Sabater, Yurena... El miércoles, pistoletazo de salida de las fiestas, Paloma San Basilio se encargará de dar el pregón en Chueca, seguida por Chenoa, que presentará su nuevo single.

La plaza del Rey muestra la opción más atractiva, dedicando varias horas a las artes escénicas, al flamenco y a cantantes como Diana Navarro y Rozalén, una albaceteña con un vozarrón tremendo que acaba de fichar por Sony Music. Vázquez de Mella acogerá las actividades más didácticas y reivindicativas, la plaza del Olivo recibirá la visita de Kiko Rivera (aka Paquirrín) y la calle Pelayo, la primera calle de Madrid en la que se celebró el Orgullo, organizará su carrera de tacones como de costumbre.

Los locales

¿Qué pasa cuando la fiesta se acaba? Madrid es una ciudad con bastante 'ambiente' y el ocio nocturno continúa en el ya mítico Long Play, denostado por los habituales de la zona por ser, quizá, demasiado recurrente. También está el Delirio, que a pesar de no ser mucho más grande que un pasillo ha conseguido convertirse en un icono de la zona, o Delirio Live, este sí, con dos plantas y mucho más espacio para moverse.

Madrid no destaca por tener amplias discotecas como Arena en Barcelona o Deseo54 en Valencia, aunque desde hace varios meses triunfa PK2, donde antes estaba el Elástico, en la sala Cool o Wind, o vaya usted a saber. Para el público gay más pijo está la sala Boite, donde algunos aprovechan para hacer contactos a ver si cae algún contrato de trabajo. Y para los amantes de la diversión sin pretensiones (sin postureo, vaya), está el Polana, que es como el gato de Schrödinger, que nunca se sabe cuándo está cerrado y cuándo no y que cuenta con la actuación en directo de una mujer negra cantando canciones tradicionales de España. Impagable.