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El caso Blesa abre una causa general contra las cajas de ahorros

A. LASO D´LOM. 19/05/2013

La injerencia política en estas entidades, que durante muchos años contribuyeron al desarrollo español, y la crisis económica, han precipitado su caída y desaparición

MADRID. Las apenas 20 horas que el expresidente de Caja Madrid, Miguel Blesa, ha pasado en la cárcel de Soto del Real, tras el auto del juez Elpidio Silva, pueden marcan por varios motivos un antes y un después en el mundo empresarial español y no solo en el sector financiero, ya que las implicaciones de este caso van mucho más lejos.

Es así por el hecho indudable de que no se está juzgando sólo a Blesa, sino a todo el antiguo sector de las cajas de ahorros españolas, que ha acabado arruinadas y a punto de llevarse por delante a todo el país por la conjunción de dos poderosas fuerzas, la injerencia de la clase política en una gestión ya de por sí dudosa y la actual crisis económica.

Primero, una despreocupada y zafia clase política nacional sin distinción de colores, que siempre pensó que estaba por encima del bien y el mal, y segundo, una crisis económica especialmente virulenta en España que se reconoció tarde, y sólo tras pincharse una burbuja inmobiliaria sobre la que se sustentaba ese ‘milagro español' que tantos cacarearon.

Por lo tanto, las causas judiciales están puestas ahora contra los que fueron gestores de estas entidades, una gran parte políticos, pero hay muchos responsables por encima de ellos o de su entorno, que la justicia también debería depurar, sobre todo si se hace una especie de causa general como todo parece indicar que se está preparando.

POLÍTICOS Y REGULADORES

Y entonces ya son palabras mayores y hay que hablar de infinidad de políticos en activo que están mirando para otro lado, y de reguladores como el Banco de España, el FROB, la CNMV y hasta de auditoras, por ejemplo las implicaciones de Deloitte en el caso Bankia. Tenemos un ministro de Economía, Luis de Guindos, que dejó el consejo de la antigua Caja de Murcia el Banco Mare Nostrum el día antes de irse al ministerio.

Las denuncias van desde jubilaciones millonarias hasta las preferentes pasando por ruinosas salidas a Bolsa, lo que significa que ahora mismo tocarían todos los vértices del entramado institucional español, que yo no digo que haya que revisarlo y hasta darlo la vuelta cuanto antes.

LISTAS INTERMINABLES

Recordemos por ejemplo la lista de políticos afectados sólo por el caso Bankia, el ex vicepresidente del Gobierno y ex director del FMI, Rodrigo Rato, el ex presidente de la Generalitat valenciana y de Bancaja José Luis Olivas, el exministro del Interior Ángel Acebes, el presidente de la CEIM, Arturo Fernández, el expresidente de la Asamblea de Madrid, Jesús Pedroche, el ex secretario general del PP de Madrid, Ricardo Romero de Tejada y la exconcejal de Madrid recientemente fallecida, Mercedes de la Merced, entre otros. O el caso de la Caja de Castilla-La Mancha que pesa sobre el ex diputado socialista Juan Pedro Hernández Moltó. En fin, la lista sería interminable.

Como no me gustan las linchamientos de ningún tipo ni la demagogia barata y arribista de muchos que ahora no dejan de piar, creo además que hay que decir que las cajas han desempeñado durante muchos años un importantísimo papel en el desarrollo social y económico de nuestro país, apoyando a los ciudadanos y las empresas para la adquisición de sus viviendas y sus proyectos de negocio.

EL PAPEL DE LA OBRA SOCIAL

Su poderosa obra social, más de 1.500 millones de euros cuando ya se estaba enterrando el sector, ha sido también vital para el desarrollo de la cultura, la asistencia social y la investigación en España. Creo que nadie puede negarlo. A Dios lo que es de Dios y al César lo que es del César.

Todo se ha torcido, pero eso es una realidad. Sin embargo, como suele pasar en la vida, la etapa de mayor crecimiento y desarrollo de las cajas fue la que al final precipitó su fin, ya que tenían un suelo de cristal y su gestión no estaba preparada para el impacto de una crisis como la que estamos sufriendo, enfocadas como estaban la mayor parte en el monocultivo del crédito promotor e hipotecario.

Aunque habría que añadir que tampoco es que hubiera mucha más demanda de otras actividades de negocio en los años de bonanza.

Hace meses que leí unas declaraciones de un responsable de una de las cajas del norte de España que se apuntaba unos cuantos tantos sobre su gestión asegurando que desde su entidad no se habían vuelto locos con las hipotecas y el crédito promotor y que siempre habían mantenido importantes cuotas de negocio con la industria.

A mi juicio, una desfachatez de declaraciones, ya que en el norte de España es obvio que nunca se han construido tantas casas ni se han pedido legiones de hipotecas como en otras regiones por el hecho de que llueve más y no hay tanto turismo. Y encima queda un poco de industria, a diferencia de otras zonas más meridionales de nuestro país.

SUELDOS Y BLINDAJES MILLONARIOS

Tras las crisis financieras de los noventa, que los bancos aprovecharon para reestructurarse por medio de fusiones y ajustes, a muchos políticos de todos los signos instalados en las cajas, se les nubló la vista y empezaron a considerarse financieros cuando realmente no lo eran. Todo era posible. Fue un endiosamiento generalizado a base de sueldos y blindajes millonarios cuyas culpas han empezado a expiar ya en los juzgados.

Y está muy claro, política y negocios son una combinación explosiva y si se mezclan un poco malo y mucho, pues todavía peor. Y vaya si se mezclaron en las cajas de ahorros.

Los grandes bancos también han coqueteado siempre con la clase política, pero eso, sólo coqueteado, nunca se han entregado del todo como las cajas, pero es que éstas dependían orgánicamente de los políticos. Emilio Botín tiene en su consejo del Banco Santander  a Rodríguez Inciarte que fue de UCD, a Guillermo de la Dehesa del PSOE, a Isabel Tocino y Abel Matutes del PP, y hasta tuvo al exgobernador del Banco de España, Luis Ángel Rojo, pero son equilibrios nada más, derivados de esa servidumbre que la clase política que tenemos exige siempre a la sociedad civil.

CRECIMIENTOS IMPARABLES

Casi todos esos políticos o personas de su confianza que gestionaban las cajas, provenientes en su mayor parte del ámbito local o autonómico, se sintieron los dueños del mundo al frente de entidades que no paraban de crecer, que día a día arrebataban cuota de mercado, oficinas y hasta ejecutivos a los bancos. Estos, tras sus reestructuraciones apuntaron objetivos fuera de nuestras fronteras, primero Latinoamérica, luego países de Europa, lo que ahora les está librando del desastre total.

Pero también hay que reconocerles a las cajas las limitaciones históricas que siempre les impuso el Banco de España, primero para operar fuera de sus regiones y luego roto este corsé, para hacer inversiones fuera de España. Aunque muchos dirán, quizás con razón, que menos mal.

Las cajas financiaron la compra de suelos en los que aún no se ha puesto ni una piedra, promociones en lugares insospechados, empresas sin sustancia ni proyecto, autopistas regionales, parques temáticos, aeropuertos y otras muchas cosas que en su mayor parte provenían de los sueños megalómanos de toda una serie de políticos con los que se relacionaban, casi todos ellos hoy ocultos a esta crisis del sector. Eduardo Zaplana, hoy alto ejecutivo de Telefónica, Gallardón ministro de Rajoy o Esperanza Aguirre, presidenta del PP de Madrid y empleada de una firma de ‘cazatalentos', son claros ejemplos de lo que digo, pero hay muchos más, cientos, escondidos por todas las regiones de España.

AL AMPARO DEL PODER POLÍTICO

Miguel Blesa llega a la presidencia de Caja Madrid por ser amigo del ex presidente del Gobierno, José María Aznar, lo que realmente no es de recibo, pero José Luis Olivas por haber sido vicepresidente de la Generalitat con Zaplana y luego presidente. Y ¿Díaz Ferrán llegó al consejo de Caja Madrid por Blesa o por Esperanza Aguirre? La lista sería interminable y en el fondo obedece a algo muy sencillo, a que al amparo de la configuración del Estado autonómico las cajas se convirtieron en las agencias financieras de los gobiernos regionales en toda España. Fue su nicho de negocio. Así de claro.

Sin embargo, no creamos que no hubo grandes conflictos en aquellos años entre los políticos, siempre insaciables en sus peticiones, y los gestores de las cajas, cuando estos consideraban que ya no podían más y se negaban a financiar la última ocurrencia de los presidentes regionales o los alcaldes en cuestión. Yo he vivido más de un episodio de estos muy de cerca por cuestiones profesionales.

También he escrito muchas veces intentando ser irónico, probablemente sin conseguirlo, acerca del caso de Miguel Sanz, hoy también en líos judiciales por algo de dietas, que simultaneó la presidencia de la Comunidad de Navarra con la de Caja Navarra, lo que a mí juicio al menos ahorraba un salario. En un despacho podía tomar una decisión política y en otro, al momento, decidir como la financiaba sin despeinarse.

UN MODELO QUE HAY QUE REVISAR

Pues bien aquellas cañas nos han traído hoy estas lanzas y se ha caído, mejor dicho, despeñado, un modelo sobre el que se sustentó la sociedad española durante años, coincidiendo además con la crisis de la Corona por el caso Urdangarín y la crisis económica y sus terribles efectos de exclusión social para muchos ciudadanos.

El caso Blesa es la punta del iceberg y quizás obedece también a un juez en exceso meticuloso o pasado de vueltas, no creo que haya que tener miedo en decirlo, dado que la lectura minuciosa de su auto deja entrever numerosos errores de gestión, pero nada más, lo que significa que si aplicamos la filosofía del mismo al resto de la clase empresarial española supondría que casi todos pueden ir a la cárcel por haber hecho algún negocio fallido. El ejemplo puede cundir en las juntas de accionistas.

INVESTIGAR HASTA EL FONDO

Para mí que falta encontrar una conexión que demuestre, si es que la hay, de que Blesa o su entonces lugarteniente y recientemente escapado de Iberia, Rafael Sánchez Lozano, cobraron comisiones por la venta del banco de Florida, o Blesa por los créditos a Díaz Ferrán. Recordemos los casos de Mario Conde en Banesto o de Javier de la Rosa en Torras-KIO.

Hay que investigar y si se encuentran irregularidades de este tipo aplicar toda la dureza de la ley y condenarlo, pero mucho cuidado sólo con los aspectos de gestión, que eso es otra cosa.

HASTA 90 DIRECTIVOS PROCESADOS

Sobre todo por la realidad que vivimos. Ahora mismo hay más de 90 directivos procesados en nueve juicios abiertos tras la desaparición del sector de cajas de ahorros en Bankia-Caja Madrid, Banca Cívica, CAM, Banco de Valencia, Caixa Penedés, Caja Castilla-La Mancha y Eurobank, que podrían aumentar sí avanza la denuncia presentada por Adicae contra Catalunya Banc.

Entiendo y comparto la creciente indignación social contra un sector que pago jubilaciones y sueldos millonarios y al que finalmente ha tenido que rescatarle el Estado con los 40.000 millones del crédito de Bruselas gastados hasta ahora. Y más, al ser coincidente el proceso con fuertes recortes sociales, subidas de impuestos, deshaucios, rebajas de salario, despidos masivos, en fin, las peores caras de la crisis económica que sufrimos.

CONTRIBUYERON A CREAR RIQUEZA

Pero también creo que hay que ser justo y vale la pena recordar que las cajas, con sus muchas imperfecciones, apoyaron el desarrollo social y económico de España y sus ciudadanos durante muchos años y contribuyeron a la creación de riqueza.

Además, no puedo evitar contarlo, para los que ya peinamos algunas canas en el oficio periodístico, ver al presidente de la llamada asociación de usuarios de servicios financieros, Ausbanc, Luis Pineda, como abogado de Manos Limpias, celebrando en una rueda de prensa la entrada en prisión de Blesa y avanzando sus próximos pasos de estrategia judicial, me levanta el estómago.

Para los más jóvenes, Caja Madrid fue una de las pocas entidades financieras que se negaron a tener relaciones comerciales con Ausbanc.

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