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SELECCIÓN FONOGRÁFICA

Colin Davis,
la elegancia en la expresión musical

MANUEL MUÑOZ. 20/04/2013 Autor de grandes grabaciones, es junto con Neville Marriner el director británico más importante de su generación 

VALENCIA. Colin Davis, o Sir Colin Davis, de acuerdo con el tratamiento que le otorgó la reina Isabel II de Inglaterra, era con Neville Marriner, también distinguido como Sir, el director británico más importante de su generación. Su muerte a los 85 años nos deja sin una de las batutas más elegantes, finas y distinguidas de los buenos años de la era fonográfica, pero queda un enorme legado de grabaciones espléndidas con un altísimo nivel de calidad de registro.

Para mí Colin Davis siempre será el director vinculado a una espléndida interpretación de El Mesías, de Handel, la primera grabación que tuve, en disco de vinilo, por supuesto, ya que fue registrada en Londres en 1966. Se publicó en el sello Philips, para el que grabó toda su vida, ahora absorbido por Decca, y era una versión tradicional (aún no hacía furor el historicismo de años posteriores) pero alejada de excesos románticos. La orquesta era la Sinfónica de Londres, con su coro, y los solistas eran Heather Harper, Helen Watts, John Wakefield y John Shirley-Quirk.

Más recientemente, en 2007 Colin Davis lanzó una nueva versión del Mesías con la Sinfónica de Londres, la que fue su orquesta en los últimos decenios, una muy interesante interpretación para el sello LSO, de la propia orquesta, que incluye algunos números en DVD, con un plantel de solistas integrado por Susan Gritton, Sara Mingardo, Mark Padmore y Alastair Miles y el Coro Tenebrae. Cuarenta años separan una y otra versión, ya que esta última fue grabada en 2006.

UN MOZART SOBRIO Y ESTILIZADO

También su Mozart fue siempre sobrio, estilizado, tocado de una elegante distinción. Espléndida es su versión de la ópera Così fan tutte, de 1974, con dos cantantes extraordinarias: Montserrat Caballé y Janet Baker. Pero además de su Mozart y de su Handel, Davis destacó por su dedicación a la obra del francés Hector Berlioz, que grabó completa, y la del finlandés Jean Sibelius. Sin olvidar la dedicación a compositores británicos: Elgar, Vaughan Williams, Tippet...

Colin Davis fue director de la Royal Opera House Covent Garden, de la Orquesta Sinfónica de la Radiodifusión Bávara y de la Staatskapelle de Dresde, que marcó con su estilo intenso y refinado. En Valencia estuvo en dos ocasiones en el Palau de la Música: la primera el 24 de mayo de 2001, con obras e Janacek, Dvorák y Smetana, y la segunda el 26 de mayo de 2008, con un denso programa que incluyó las sinfonías número 5 de Schbert y la número 7 de Bruckner.

Yo lo recuerdo, además de por el espléndido Mesías de 1966 al que siempre vuelvo y que recomiendo encarecidamente, en un concierto en el Barbican de Londres, en 1990 con la soprano Arleen Augér, una gran dama del canto, que moriría poco después de forma prematura, en 1993, víctima de un tumor cerebral, y en el que ambos ofrecieron una sublime versión de las Cuatro últimas canciones de Richard Strauss.

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