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Arturo Fernández afronta su retirada de la patronal tras perder el paraguas protector del ‘verso suelto' del PP, Esperanza Aguirre, en medio del descontento del sector más reaccionario

MADRID. No es descubrir la pólvora decir que la nueva CEOE de Juan Rosell está en un momento convulso y que tendrá primero que suicidarse, para después refundarse a toda prisa y adaptarse a los nuevos tiempos. Además, de superar cuanto antes todos los problemas derivados del proceso judicial que provocó el encarcelamiento de su anterior presidente Gerardo Díaz Ferrán, así como de las investigaciones en curso sobre presuntos pagos en ‘dinero B' a sus empleados por parte del vicepresidente primero, el empresario de catering Arturo Fernández, dueño del grupo Cantoblanco.

Se habla mucho de la necesidad de los sindicatos de refundarse, dada la progresiva pérdida de afiliación y de cometidos, pero a la gran patronal española la pasa un poco lo mismo. Todos estos agentes sociales desempeñaron una labor importantísima en el pasado más reciente, pero se están quedando sin espacios a velocidad de vértigo y además sus competencias y su propia estructura organizativa están cada día más que cuestionadas.

JOVEN PROGRE CATALÁN

Para la mayor parte de la CEOE, Juan Rosell sigue siendo un ‘joven progre catalán' demasiado próximo a Caixabank y a Isidro Fainé que desentona de su entorno en la mayor parte de reuniones en las que participa, lo que tiene poco que ver con la realidad. Ya le pasaba lo mismo antes de desembarcar del todo en Madrid, cuando estaba en cierta forma bajo la tutela de Díaz Ferrán.

Pero al menos, el antiguo patrón de Viajes Marsans, al margen de sus propios problemas que eran muchos, apostó por él para su relevo en la presidencia, consciente, a la fuerza o no, de la necesidad de la organización de contar con alguien con fuerza que le diera la vuelta a casi todo.

Pero no están siendo fáciles los cambios, pese a que Rosell le está poniendo mucha pasión y también mano izquierda. A nadie le gusta suicidarse y menos que se lo pidan con una sonrisa. Y los casos de Díaz Ferrán, de Arturo Fernández, del hijo del fallecido gran patrón José María Cuevas y hasta el proceso secesionista puesto en marcha por CiU y ERC en Cataluña, aunque no venga al caso, son permanentes chinas en el camino renovador de Rosell, aunque los intenta aprovechar como puede, que no es poco.

Ahora mismo, la vicepresidencia primera en CEOE del empresario Arturo Fernández,  que es ‘concuñado' de Díaz Ferrán, pende de un hilo que está a punto de romperse, dicen las fuentes consultadas.

SOLO EL MANEJO DE LOS TIEMPOS

Las denuncias sobre presuntos pagos en dinero negro a sus trabajadores le han dejado más que tocado, añaden, y por mucho que se haya dado un periodo de reflexión sobre su futuro en la CEOE, con el beneplácito de Rosell que a muchos sorprendió, todo parece indicar que lo único que está haciendo este patrón que acumula todos los oropeles empresariales de Madrid como las presidencias de la Cámara de Comercio y de CEIM, es intentar manejar los tiempos para anunciar su salida en el momento más conveniente a sus intereses.

 Esta salida prácticamente descontada, obviamente se provoca por esas denuncias de pagos en negro a sus trabajadores, que por cierto la Fiscalía se ha puesto a investigar a una velocidad más que sorprendente, pero también tiene sus orígenes en dos asuntos fundamentales y de vital importancia que conviene analizar.

Primero, por la pérdida por parte de Fernández del paraguas protector que sobre él tenía desplegado la ex vicepresidenta del gobierno de Madrid, Esperanza Aguirre, hoy en día el auténtico ‘verso suelto' del PP y también flamante cazatalentos en la firma catalana Seeliger y Conde.Y Ignacio ‘Nacho' González no es Aguirre y pese a ser su heredero tiene sus propias prioridades, entre las que no parece que esté el mantener a Arturo como primer cortesano empresarial, a juzgar por algunas pruebas dadas hasta la fecha.

CONFLICTOS INTERNOS

Y segundo, el principal apoyo de Rosell para llegar al sillón de la CEOE fue la patronal madrileña CEIM que preside Arturo Fernández. No hay que ser un lince para pensar que hay un interés manifiesto de la parte más reaccionaria de la organización a los cambios que prepara Juan Rosell, interesada en debilitar la posición de su presidente con la salida del propietario del grupo Cantoblanco dentro del siempre precario equilibrio de poder en la estructura de la patronal española.

Fernández medita su negro futuro en la CEOE después que Rosell le dijera "haz lo que tengas que hacer". Pero aunque el empresario de catering ha declarado que "reflexión no es dimisión" hay demasiadas pistas para creer que vaya a poder superar el penoso trance.

A LA CAZA DEL HOMBRE

La Fiscalía de Madrid ha abierto diligencias a toda velocidad para investigar esos supuestos pagos en ‘B'. La patronal vasca Confebask, por boca de su presidente Miguel Ángel Lujua, pidió públicamente a Fernández en la última asamblea que pasase a un segundo plano para no estar tan expuesto en los medios de comunicación. El presidente madrileño, Ignacio González, ha asegurado que todos los contratos que tiene la administración con las empresas de Fernández "cumplen todos los requisitos legales", pero ha señalado que si las investigaciones demuestran algún incumplimiento, se rescindirán. Casi nada.

Hay que recordar que el negocio de catering, que algunas fuentes dicen que se disparó a medida que Arturo Fernández fue accediendo a cargos empresariales de renombre, depende directamente de contratas, en su mayor parte de las administraciones públicas. Y que los tiempos que vivimos son de crisis económica.

Y este es el verdadero problema, como pasa siempre en la Villa y Corte. Ha empezado la ‘caza del hombre' y empiezan a salir todo tipo de presuntas irregularidades como deudas, pleitos, etc. Según algunas fuentes no contrastadas las empresas de Arturo Fernández tendrían hasta 9 millones de euros de deudas con las administraciones públicas, entre Hacienda, Seguridad Social, Ifema y pleitos con organismos públicos como Turespaña.

Es la crónica de una salida anunciada, que cuando se haga realidad abrirá aún más incertidumbres en la patronal y sin duda, forzará a Rosell a recomponer posiciones y hacer nuevos equilibrios en la organización.

LAS REFORMAS QUE VIENEN

Mientras, las reformas que tiene preparadas para el viejo conglomerado de la calle Diego de León están marcha, llevan tiempo cociéndose, y son de calado, para que la asamblea general las pueda aprobar en breve. Basta con citar algunas de ellas. Disciplina y un único portavoz, financiación transparente, aprovechamiento de su red capilar por toda España, un papel institucional relevante ante el Gobierno y cambios de calado en los estatutos para que se pueda despedir al presidente si está en pleitos judiciales que comprometan su honorabilidad, así como una fuerte reducción del número de vicepresidentes.

Y el presidente de la patronal español no hace los cambios porque sí. Además de las clásicas asociaciones empresariales como las Cámaras de Comercio, y otras como el Círculo de Empresarios, la APD o el Instituto de la Empresa Familiar que no dejan de cobrar fuerza, en los últimos años han surgido otras como el Consejo Empresarial para la Competitividad, que reúne a 17 de las grandes compañías multinacionales españolas como Iberdrola, Inditex, Telefónica, Mercadona, ACS o Santander, entre otras, que acumula mayor representatividad cada día.

Así que como sabe mejor que nadie el propio Juan Rosell, toca ponerse las pilas, que está en juego hasta la supervivencia.