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'Peregrinatio': el arte de vanguardia toma las ermitas de Sagunt

28/08/2012

SAGUNTO (Texto y fotos: EVA MAÑEZ). Tomas Ruiz Company, uno de los dos comisarios y coordinadores de la muestra, plantea que "los museos no representan un concepto claro para el arte contemporáneo. Deberían ser más frescos, versátiles y conectar con el público". A su juicio, "lo que hay que hacer es que la gente vaya al mercado y se encuentre algo y diga, xe ¿aixó que es?, así se va educando a la gente: con el arte urbano y público".

El criterio de selección de artistas corre a cargo del comisario y del coordinador general Fernando Castro Florez. Con participantes más reputados como el Premio Nacional de Fotografía 2007 Manuel Vilariño o Mateo Maté, la cita da cabida también a artistas emergentes tanto a nivel nacional como de países como Colombia y Grecia.

La exposición trascurre a través de siete ermitas iluminadas hasta las dos de la madrugada y en la que el visitante observa las obras a través de una mirilla aumentada. Las ermitas están al cuidado de las cofrades ya que son propiedad de la cofradía y los vecinos, quienes las crearon a lo largo de los últimos siglos para agradecer "milagros" y solo se abren una vez al año para sacar al santo.

El resto del tiempo los vecinos pueden verlo a través de la miralla. Gracias al impacto de la muestra Peregrinatio, este año han conseguido una subvención de la Consellería de Cultura para rehabilitar las ermitas, que hasta el momento se mantenían con la venta de loterías y donaciones de los propios cofrades.

Los artistas que participan en la muestra trabajan con total libertad pero con respeto al espacio y a la gente, intentando dialogar con el simbolismo específico del espacio que le ha sido asignado. Así se consigue involucrar a la participación ciudadana y que interactúen los vecinos con los artistas y los visitantes.

En esa línea, Pilar, cofrade de la Ermita del Dolors, cuenta que los visitantes "vienen todo a poqueta nit, a pasear, mirando todas las ermitas, hace bonico, pero nosotras somos viejas y no lo entendemos". "La verdad es que cuando vimos como montaban la exposición en la ermita, nos quedamos todas despagadas preguntándonos porqué pone este chico los cuadros al revés", recuerda.

Pilar se refiere a la obra de Mateo Maté (Madrid, 1964), quien ha colgado cuadros de diferentes artistas al revés. El objetivo es doble, por un lado mostrarnos que tras un lienzo siempre hay una cruz, y por otro, hacer una crítica a esas nuevas catedrales y lugares de culto, los museos, donde la gente acude los domingos, silenciosa a contemplar imágenes.

En cambio, Almudena Lobera ( Madrid, 1984), la artista más joven de este año, explica que "el día de la inauguración los vecinos me dijeron que eran una de las pocas obras que entendieron". Quizás se debe a que ella ha elegido para su pieza ‘Espacio Revelador', una reflexión sobre un cuadro de Santa Lucia que ya estaba allí. Los vecinos conocen la vida de esta mujer que fue sacrificada al no querer casarse, le arrancaron los ojos y siguió viendo sin ellos antes de morir y convertirse así en santa y mártir.

Lobera monta una especie de cuarto oscuro de revelado en la ermita y reflexiona sobre la mirada del fotógrafo, del espectador y de los fieles. Pone en conexión la trascendencia que tiene el espacio de la ermita con su mística y con las emociones que se viven en el proceso creativo: lo religioso y al arte a través de la mirada y lo invisible.

"Me he adaptado a la propia ermita", indica la artista, "el cuadro de Santa Lucia estaba allí, y ella fue la que me hizo reflexionar. A partir de esa bandeja de ojos, fui que yo le hice la foto y multiplicándolas en el laboratorio, la imagen que se estaba continuamente revelando, como si yo pudiera darle vida, hacer que esos ojos vieran de nuevo". Además, asegura que "también es una referencia a algunos fotógrafos del siglo XIX que intentaban hacer fotografías de lo oculto, de apariciones y cosas así".

En la Ermita de la Sang, la más grande de todas, la colombiana Natalia Granada aborda aspectos como el deseo, la agresión, la venganza y la violencia. Con una escultura de plata, una diosa exterminadora, desnuda, poderosa y armada. Roberto Ros, el cofrade, cuenta que "vienen muchos turistas, algunos se encuentran esto aquí y se lo tenemos que explicar, otros vienen exprofeso a ver la obra". Su amigo David confiesa que no entiende de arte, que tampoco es que la escultura no le guste "pero que no acaba de entender qué pinta hay en medio".

Muy cerca, en la ermita de San Roc, Filippos Tsitiopoulos (Atenas, 1967) ofrece una de las visiones mas inquietantes de la muestra. Se trata de dos proyecciones de perfomance donde el autor se transforma en una especie de monstruo entre lo animal y vegetal. En palabras de su galerista, se trata de "un videoteatro extraño, un interrogatorio doloroso entre el ser y su fragmentación. La persona dedicada al arte o a la locura o a la religión o a la paranoia es la persona que crea".

Una de las visiones más deliciosas es la contemplación de la instalación del fotógrafo y poeta gallego Manuel Vilariño (La Coruña, 1952), Premio Nacional de fotografía en 2007, y que expone en la ermita del Bon Suces. Vilariño reflexiona sobre la vida, los ciclos vitales y el sentido del tiempo. Para él, lo más interesante es "la posibilidad de convertir al espectador en voyeur, mirando por esa miralla". Casi todo el conjunto de su obra se ciñe perfectamente a la propuesta de esta edición para Peregrinatio que es la idea del Sacrificio. Sus naturalezas muertas de animales descompuestos, o sus esqueletos encontrados a los que él da culto y sentido, se complementan a la perfección con un pequeño libro de poemas e imágenes editas para esta ocasión. Unos poemas que según el autor "ahondan en la soledad del peregrinaje".

Avelino Sala (Gijón, 1972) ha montado en la más alta de las ermitas, la de San Cristofol, un neón luminoso donde se lee la palabra 'Socorro'. Resulta sorprendente para el espectador un neón en lo alto de una ermita que parece el fulgor de un vulgar club de carretera pero que es una llamada a la reflexión. Un grito de auxilio ante lo que el autor denomina "un proceso de pérdida de libertades y todos los pasos atrás que estamos dando socialmente. Si no se lucha por el trabajo y por un estilo de vida digno ya no nos quedaría nada. Socorro habla de eso, de un tiempo de cambio, de la necesidad de la solidaridad. Es un grito desesperado, pero también es una llamada a la esperanza".

En el Calvario encontramos la instalación Viaticum, de Rocio Villalonga (Valencia 1966), donde se encuentran diferentes elementos de la mística cristiana según se va ascendiendo, y un desorden de cruces blancas amontonadas que perturban al visitante al caer sobre el imaginario del mas viejo de los mitos del cristianismo.

Finalmente, en el museo histórico de Sagunto (MUHSAG) podemos ver un homenaje póstumo a Ángeles Marco (Valencia 1947-2008), artista referente del arte contemporáneo de Valencia. Allí, una escultura resume una obra cuyo proceso creativo alude a elementos que conforman la idea de habitar (escaleras, rampas, pasillos) y que también sugiere vacío, caída y desequilibrio.

Peregrinatio no es solo una muestra también es un hermosos catálogo editado como una Biblia, en papel Biblia y a dos columnas, como un misal. En el reflexionan los críticos de arte Fernando Castro y Pedro A. Cruz. Sus textos permiten comprender las distintas vinculaciones existentes entre el mundo espiritual y religioso y el ámbito artístico desde el punto de vista del sacrificio y su forma de mostrarse en la sociedad actual. La segunda parte del catálogo se compone de entrevistas personales con los artistas, quienes desvelan el significado de sus piezas e instalaciones.

En conjunto, la publicación reúne todo el proceso creativo con imágenes del montaje de las obras, el resultado de las mismas ya instaladas en cada ermita y fotografías de la presentación de la muestra y de su inauguración. Las instalaciones de este proyecto de arte público son efímeras y es el catálogo el que permite que la experiencia de los artistas siga, así como aportar nuevos datos sobre estos creadores y su producción. En este sentido, más de 40 artistas han pasado por Peregrinatio y la publicación ha obtenido numerosos premios.

El año pasado Peregrinatio no se realizó por falta de recursos. Tomas Ruiz explica que "como el Ayuntamiento de Sagunt estaba muy interesado, este año se ha vuelto a realizar con su colaboración, a la del Consorcio de Museos de la Comunitat Valenciana y la empresa privada Sagas". Así han logrado reunir los 70.000 euros que ha costado poner en marcha esta muestra que en la pasada edición vieron unas 22.000 personas. Ruiz no es pesimista con el futuro de Peregrinatio: "Hay recortes que se notan en el edición de menos catálogos y menos dinero para la producción de los artistas, pero Peregrinatio continuará; si no todos los años, quizás sí de manera bianual", afirma. Por el momento pueden disfrutarla hasta el 9 de septiembre.

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1 comentario

Ana Eva Santos Sánchez escribió
27/08/2012 12:29

Interesante artículo. Espero poder ir a Sagunto antes de que termine la exposición. Es de agradecer que Valencia Plaza nos acerque también al mundo del arte, en tiempos en que la economía nos da más disgustos que satisfacciones. Un saludo.

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