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VALENCIA. Para muchos es el padre de la alta cocina valenciana, uno de los nombres de referencia para explicar la eclosión gastronómica en la Comunidad. Óscar Torrijos vuelve ahora a los fogones y lo hará en el Centre Cultural La Beneficència. Su oferta ha sido la ganadora del concurso de la Diputación de Valencia para la gestión del servicio de restauración de este centro cultural. El contrato es de dos años prorrogables por dos periodos adicionales de un año cada uno.

La propuesta de Torrijos se ha impuesto a la de cerca de una decena de candidatas a gestionar un centro cultural situado al final de Guillem de Castro, junto al IVAM, en un espacio privilegiado. Torrijos, según explicaron fuentes de la corporación, aspira a transformar la cafetería de La Beneficència en un restaurante de calidad pero con precios asequibles.

El nombre que se baraja para el restaurante es el de Corona 36, en alusión a la calle y el número donde está ubicado. Entre los factores que han sido apreciados por parte de la mesa de contratación se halla la inversión que piensa realizar así como los menús.

Desde la oferta anunciaron también una campaña comunicativa muy intensa que se unirá a los cambios que han emprendido en la corporación provincial en el edificio, con una nueva señalítica diseñada por Pepe Gimeno y la búsqueda de una imagen más atractiva.

El departamento de Cultura de la Diputación lleva meses diseñando esta estrategia para popularizar más el Centre. En este sentido querían desestacionalizarlo y fomentarlo como espacio de referencia durante la semana laboral, más allá del público familiar.

La llegada de Torrijos supone un impulso mediático considerable, dicen. "La Beneficència por fin va a existir", comentaba un responsable de la corporación, "sin por ello abandonar sus ofertas a sus tradicionales públicos familiares". El restaurante se pondrá en marcha dentro de dos semanas, según las estimaciones que manejan en la corporación.

Pinche de cocina desde los 14 años, Torrijos fue uno de los primeros cocineros valencianos en conseguir una estrella Michelín. Concretamente la obtuvo en 1992 y la perdió en 2013. Ha trabajado en Las tres cepas, en Les Graelles, en el Hotel The Westin y ha tenido sus propios restaurantes. Su apuesta por la cocina moderna y creativa ha dejado huella en la gastronomía valenciana. Ahora, seguirá dejando su impronta en la calle Corona, dentro de los muros del edificio de 1878 creado por Joaquín María Belda.