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The clash, pet shop boys, ramoncín...

El extraño expediente
de los éxitos en diferido

CARLOS PÉREZ DE ZIRIZA. 06/06/2015 Muchas canciones de impacto experimentan con el paso de los años una nueva vida

VALENCIA. Es muy habitual escuchar a los músicos de éxito decir que sus canciones, desde que pasan a ser de dominio público, dejan de pertenecerles. Su audiencia acoge y muchas veces moldea el significado de esos temas prácticamente a su antojo: pocas cosas hay más democráticas e intransferibles que el particular pálpito que a cada cual nos pueden sugerir esas canciones que llegan a tocarnos la fibra sensible. Otras veces, es directamente la masa (a la que muchos califican como deforme o informe) la que malea las canciones y les otorga un nuevo significado, generalmente más acorde con los tiempos y distanciado del sentido original que sus autores les quisieron conferir. Los músicos asisten así, entre atónitos y divertidos, a la entronización definitiva de algunas de sus obras más añejas en celebraciones comunitarias de toda índole. Que les pregunten a The White Stripes, por ejemplo.

Todos esos procesos de mutación de la música popular son, muchas veces, espontáneos.  Pero en otras ocasiones son alentados por la propia industria y sus aledaños. No son pocos los hits que han gozado de una insospechada segunda vida, gracias a su aparición en un anuncio de televisión, su inclusión en la banda sonora de una película de renombre, una versión extemporánea o su irrupción en un disco en directo. Otras veces, su resurrección obedece a motivos mucho más caprichosos e impredecibles, pero siempre redundan en una enorme resonancia tardía. Un impacto demorado al que la que la inefable María Dolores de Cospedal no dudaría ni un segundo en calificar de "éxito en diferido".

Así que entre el sentimiento de justicia poética, de deuda saldada con algún artista no suficientemente reconocido en su tiempo (por caprichosa que sea) y el de asombro ante alguna exhumación que nadie parecía necesitar, se debaten toda esta serie de extraños expedientes X de nuestra música popular. A continuación, abordamos algunos de los más significativos.

LOS JEANS TUVIERON LA CULPA

Fue incluida en Combat Rock (Epic, 1982), el tercer álbum de The Clash. Extraída como single, apenas pasó en su momento del número 17 de las listas británicas. Sin embargo, nueve años más tarde, su inclusión en un anuncio televisivo de la firma Levi's obró el milagro de la multiplicación de los panes y los peces en clave punk rock. Cuando la década de los 90 se desperezaba bajo la amenaza de una primera guerra del Golfo Pérsico, el cuarteto británico conseguía el único número uno en las listas de su país a lo largo de toda su carrera con ‘Should I Stay or Should I Go', años después de haberse disuelto para convertirse en leyenda. Esta repercusión sobrevenida le vino de perlas al recopilatorio The Singles (Epic, 1991), editado unos meses más tarde, que se encontró con gran parte de la promoción ya solventada gracias a la marca de pantalones vaqueros.

EL CADILLAC SIEMPRE LLEGA, LENTO PERO SEGURO

Cuando se editó El ritmo del garage (Tres Cipreses, 1983), el primer álbum de Loquillo secundado por Los Trogloditas, el tema pasó prácticamente desapercibido. Sin embargo, seis años después, no había sesión de macrodiscoteca o gran reunión de amigos que no cerrase con ‘Cadillac solitario', ese himno al desamor compuesto por Sabino Méndez con la ladera del Tibidabo como atalaya. La culpa la tuvo precisamente un disco en directo, ¡A por ellos!...que son pocos y cobardes (Hispavox, 1989), en el que estaba incluida. De hecho, la versión que ha perdurado es la de este álbum, grabada en la sala Zeleste de Barcelona a finales de 1988. Con sus gritos de fondo, sus palmas y su karaoke popular.

HOY ES UN DÍA PERFECTO

Cuando Lou Reed compuso ‘Perfect Day', en 1972, seguramente no podía imaginar (ni siquiera en la más delirante de sus incursiones tóxicas) que 25 años después se convertiría en uno de los singles más vendidos del año al otro lado de la costa este americana. Originalmente incluida en Transformer (RCA, 1972), gozó de una resurrección en toda regla cuando Danny Boyle decidió incluirla en Trainspotting (1996). Pero el auténtico impacto se produjo un año más tarde, cuando fue recuperada con fines benéficos en una campaña de la BBC, en cuya reelaboración participaron, junto al propio Reed, músicos como David Bowie, Bono, Suzanne Vega, Elton John, Brett Anderson, Ian Broudie o Tom Jones, todos presentes en su clip. Un auténtico desfile de celebrities, que estuvo tres semanas en lo más alto de la lista de singles británicas, coincidiendo con la Navidad de 1997. Lou Reed quedó encantado con el resultado.

LITROS DE ALCOHOL

Las últimas noticias que han circulado referentes a Ramoncín no van a hacer que su amargo perfil como uno de los personajes más vilipendiados de este país vaya precisamente a diluirse. Pero justo es reconocer la capacidad inoxidable de uno de sus más reconocibles himnos, aquel ‘Mujeres, hormigón y alcohol' (aunque casi todo el mundo la conozca, simplemente, como ‘Litros de alcohol') que representó otro caso de repercusión tardía, muy similar al de Loquillo y su ‘Cadillac Solitario'. Apareció originalmente en Arañando la ciudad (EMI, 1981), pero fue su inclusión en el directo Al límite, vivo y salvaje (EMI/Hispavox, 1990) la que prendió la llama para que el tema se instalase en la memoria colectiva de un par de generaciones.

EL RECICLAJE DE TARANTINO

Si hay alguien que ha patentado con más pericia que nadie su labor de desenterrador de reliquias musicales del pasado, gracias a su ingente tarea de reciclaje visual y sonoro, ese es, sin duda, Quentin Tarantino. Las bandas sonoras de sus películas son un gozoso atracón de oldies recuperados para su disfrute en la actualidad, en sintonía con la labor de bricolaje de géneros cinematográficos que lleva a cabo en sus films. ‘Hooked on a Feeling', en version de Blue Swede (1974) fue resucitada gracias a Reservoir Dogs (1992); ‘Misirlou' de Dick Dale (1962), gracias a Pulp Fiction (1994) y ‘Across 110th Street' (1972), de Bobby Womack, gracias a Jackie Brown (1997).

Pero ninguno de esos rescates tuvo tanta repercusión como el de ‘Girl, You'll Be a Woman Soon', el clásico que compuso Neil Diamond en 1967, y que cobró una nueva dimensión en el momento en el que Tarantino decidió incluir la versión de Urge Overkill, de 1992, en la BSO de Pulp Fiction, dos años más tarde. Convirtiéndola así en un éxito mundial.

LA LLAMA EN EL VIENTO

Una de las resurrecciones más recalcitrantes, por su sentimentalismo, seguramente fue la de ‘Candle in the Wind', el clásico de Elton John. Fue escrita por John y Bernie Taupin en 1973, incluida en el fabuloso Goodbye Yellow Brick Road (1974) y dedicada a la figura de Marylin Monroe, quien había muerto once años antes. Cuando Lady Di falleció en un accidente de tráfico en el verano de 1997, veinticuatro años más tarde, a Elton John no se le ocurrió otra cosa que recuperarla e introducir unas ligeras modificaciones en su letra, para adaptarla a modo de tributo a quien había sido su amiga del alma. El bombardeo en los medios no tardó en arreciar y la nueva versión no lo tuvo difícil para convertirse en número uno en medio mundo, superando de largo al original y convirtiéndose en uno de los sencillos más vendidos de la historia. También en uno de los más populistamente lacrimógenos.

RUMBO AL OESTE

Village People enlazaron una considerable batería de hits a finales de los 70 y principios de los 80. Uno de ellos fue ‘Go West', en 1979. Un tema que, sin embargo, no obtuvo el éxito de ‘Y.M.C.A.' o ‘In The Navy'. Catorce años después, Pet Shop Boys la retomaron para elevarla, por fin, a los altares de las listas de éxitos. Cambiaron algunas líneas de texto, introduciendo referencias a la pandemia del SIDA durante los años 80, y mantuvieron la iconografía visual legada de los tiempos de la Unión Soviética. La original de Village People alcanzó el puesto 45 en las listas de los EEUU y el 15 en la británica. La de Neil Tennant y Chris Lowe, por su parte (incluida en el fantástico Very, su álbum de 1993) fue número 1 en los EEUU y 2 en el Reino Unido. Incluso en nuestro país llegó al número 4.

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