VALENCIA. "En un pueblo de la Baja California vive un gentleman llamado míster Alonso Bueno". Así comienza el guión que Vicente Blasco Ibáñez escribió a partir de la novela de Miguel de Cervantes El Quijote. No es una adaptación al uso. Aunque es fiel en cuanto a las acciones, hasta el punto de ser prolijo, éstas se trasladaron a la idiosincrasia estadounidense y temporal, con cambios muy llamativos y la inclusión de un rival para el Quijote.
Delirio genial, el Don Quijote de Blasco Ibáñez ha permanecido inédito durante casi un siglo hasta hoy. Este miércoles la concejal de Cultura, Mayrén Beneyto, presentó la edición que ha realizado Emilio Sales para Biblioteca Nueva de un guión cuya primera versión fue escrita por el valenciano en torno a 1916, si bien la versión definitiva ambientada en EEUU se redactó a partir de 1920, tras su periplo americano.
Blasco Ibáñez ya había impulsado y codirigido en España adaptaciones de novelas suyas como Entre naranjos (1914, Alberto Marro), y llegó a escribir hasta nueve guiones, entre los que se encontraría este Quijote que siempre consideró como uno de sus grandes proyectos; no en vano Cervantes era uno de sus autores de cabecera, junto a Víctor Hugo y su admirado Émile Zola.
Aunque El Quijote de Blasco Ibáñez nunca se filmó, tuvo una suerte de presupuesto. El propio novelista, en una carta a sus editores fechada en 1916, calculaba que la adaptación costaría en torno al "millón de pesetas". "Entrarán 8.000 personas obedeciendo a indumentarias que, dibujados por artistas de nombre, se están ya confeccionando", les decía. Demasiado caro, el proyecto fue olvidado.
Aquella primera propuesta mutaría tras su paso por Estados Unidos y devino en lo que hoy nos ha llegado, "un complejo juego de espejos" o, si se quiere, "un verdadero ensayo de metaliteratura", escribe Sales en la larga y amena introducción del libro. El contacto con Hollywood, que se tradujo en amistad con personalidades como el cineasta Rex Ingram que adaptó novelas suyas como Los cuatro jinetes del Apocalipsis, propició una segunda vida al proyecto, tan estéril como la primera. De nuevo rechazado, el guión fue a parar a un cajón donde permaneció hasta que la familia del escritor lo donó al Ayuntamiento de Valencia.
El texto, genial, está plagado de referencias literarias con las que "Blasco Ibáñez pretendió reescribir las aventuras del Quijote áureo acomodándolas a las pautas dominantes en la cinematografía hollywoodiense", explica Sales, "confiando en el atractivo tipológico de los personajes cervantinos". Para ello Blasco Ibáñez ideó un antagonista, un "envidioso rival" que bautizó doctor Satán y que recorría el cielo tripulando un avión con dos cabezas de demonio. Las espadas y las lanzas del original las reemplazó por rifles y pistolas; las ventas, por tabernas; los automóviles, camiones y trenes suplantarían a los vehículos tirados por caballos. Igualmente, incluyó secuencias inspiradas directamente en el slapstick, a partir de los fragmentos de humor físico de la novela, y a los alguaciles los convirtió en sheriffs.
Otra característica particular de esta versión es que está protagonizada por tres Quijotes. Por un lado se encontraría el protagonista, el míster Alonso bueno con el que arranca el guión. Junto a él se encontraría el Quijote original, el de la novela, que se le aparece al Quijote californiano para guiarle, para hablarle, una suerte de voz de la conciencia. Y completaría el trío míster Alonso-Quijote que, en el mundo de las alucinaciones, reedita con cierta libertad los incidentes del texto original. Para Sales no cabe duda de que esta propuesta de tres personajes fue uno de los problemas que obstaculizó la producción de la película. Todo ello al servicio de un material que desemboca en una invocación a la I Guerra Mundial y a la participación de Estados Unidos en el conflicto. "Se ve a un soldado americano en igual actitud que el don Quijote de momentos antes. (...) Sirviéndole de fondo, una bandera con rayas y las estrellas de la bandera americana", reza el texto.
El guión, como exige Hollywood, concluye con un final feliz. "El hidalgo corrió al encuentro del Amor y de la Felicidad", escribió Blasco Ibáñez. "Se ve a don Alonso galopando por la llanura. Rocinante corre, como no corrió nunca. En el fondo del horizonte se ve aparecer a Dulcinea que sonríe a don Quijote". Una licencia muy hollywoodiense.
El original se halla ahora en la Casa Museo Blasco Ibáñez, cuya directora, Rosa María Rodríguez-Magda ha programado su edición para este año, para que coincidiera con el 400 aniversario de la aparición de la segunda parte de El Quijote. "Este guión el único ejemplar que se conserva de aquel proyecto", explicaba este miércoles a ValenciaPlaza.com, "y aunque estaba al acceso de los investigadores, no le habíamos dado publicidad hasta ahora", admitía.
Este guión de El Quijote no es el único inédito que posee la Casa Museo. Según explicó Rodríguez-Magda, también conservan otros guiones y, sobre todo, cartas que revelan la personalidad íntima del novelista, político, periodista y cineasta valenciano. En este sentido, la directora de la Casa Museo Blasco Ibáñez agradeció la labor de preservación que ha realizado su familia, y en especial su nieta Gloria Llorca Blasco-Ibáñez, quien acudió al acto de presentación del libro.
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