"Los Desechables han asumido el rock como el único vehículo que les puede salvar del más mortal de los aburrimientos, de la más vulgar de las existencias" (Rock Espezial)
MADRID. Los que fuimos adolescentes en los 90 durante muchos años hablábamos de grupos que no podíamos escuchar. Un caso arquetípico fue La Banda Trapera de Cornellá. Pioneros del punk en España, era imposible conseguir sus discos o cassettes. Y lo mismo ocurría con Desechables, con el agravante de que su leyenda circulaba constantemente de boca en boca. Uno de sus miembros había muerto a tiros atracando una joyería. Eso era lo más.
Al final llegaron las reediciones -por cierto, en ambos casos fue Munster- y también los documentales. El de la Trapera, Venid a las cloacas, fue emitido por Televisión Española. Y el de Desechables El peor dios lo ha echado Canal + hasta este mes de abril. Qué se puede decir del trabajo que han hecho Alejandro Montes, Daniel Arasanz, Nico Tarela. Es uno de los motivos por los que merece la pena tener una caja tonta en casa.
La época más mítica del grupo fueron los inicios, cuando eran un trío: Pei, Miguel y Tere. Eran adolescentes prototípicos de la época. Amantes del Glam y de los cómics, se metían estramonio -no lo intente usted, que se puede quedar en el sitio- y se engancharon a grupos como Siouxsie and the Banshees y Joy Division cuando la oleada punk del 77 quedó atrás. A Tere, que fue la cantante, la habían echado del colegio de monjas llamándola "puta" y "posible tortillera".
Y entre los acontecimientos generacionales que les marcaron, el suyo fue el concierto de Iggy Pop de Barcelona en 1979, que dejó boquiabierto a más de uno. Ahí todo cobró sentido. Así lo contó El País en su momento:
"Sale Iggy contorsionándose de entrada como un epiléptico que tratara de hacer culturismo físico. Escupe las palabras, aúlla, grita, se cae al suelo y se levanta como un resorte y sigue cantando «¡Estoy aburrido! ¡Estoy aburrido!», mientras el grupo crea un ambiente opresivo, puro ruido abrumador a la velocidad de una máquina enloquecida. A todo esto, el público, que ha entrado muy pacíficamente, no sabe qué hacer. Unos permanecen clavados sobre sus asientos o sobre sus pies, otros intentan seguir la marcha de este hombre, pero ocurre que ese hombre tiene más marcha que todos juntos".
Influenciados también por los Cramps, el trío se puso a ensayar y empezó a ofrecer unos directos que en este documental ellos mismos califican como "misas negras" donde destacaba la imponente presencia de Tere, que no le dirigía la palabra al público aumentando con esa arrogancia y altivez su atractivo. No obstante, era una cría. Jaime Gonzalo, fundador de la revista Ruta 66, en El peor dios explica: "pero es que no era una stripper, ni una devoradora de hombres; era una chiquilla". Después añaden que Tere pedía leche en los bares cuando salía con el grupo.
Aunque estaban empezando a dejar de ser chavales por la vía rápida. El periodista recuerda que por aquel entonces se reunía con ellos en casa de sus padres para fumar heroína. Así, la mala suerte apareció por primera vez en forma de accidente de tráfico a la altura de Zaragoza yendo a Madrid. Tras grabar con un Sabino Méndez como productor "que no sabía que hacía ahí", reconoce Gonzalo, que también se sentó tras la mesa, llegó el momento de mejor estado de forma.
Fue en Francia. Los vídeos de su actuación en el II Certamen Internacional de Rock de Lyon que trae el documental, que no están en YouTube, son apabullantes. Increíbles. Una joya que debería editarse ya. Los protagonistas en el reportaje califican al público que tuvieron delante como "soso de cojones". Tal vez por eso les tiraron una botella y les dijeron "mierda de parte de los Desechables para el público de Lyon".
También revelan que ese viaje por el país vecino fue tan duro que marcó un punto de inflexión en la trayectoria del grupo. Peleas porque uno se metía la cocaína del otro, impagos en los hoteles y otras bucólicas escenas causaron mella entre ellos. Aunque también por esas fechas firmaron por Tres Cipreses, el sello de Eduardo Benavente y Ana Curra, cuyo grupo, Parálisis Permanente, estaba llamado a ser uno de los mejores combos ochenteros de país, pero un accidente de coche lo echó todo a perder. Tere cuenta sobre este duro golpe:
"Conocí a Eduardo y me pareció un tío maravilloso, una persona que creía y que luchaba a su manera por seguir en el mundo de la música. Empezamos a tocar en la misma temporada, desde luego cuando oí por la radio que había muerto me quedé bastante hecha polvo e incluso me puse a llorar. Al poco tiempo murió Miguel"
La muerte de Miguel, el guitarrista de Desechables, fue totalmente estúpida. Andaban cortos de dinero y querían aparentar ante sus padres que les iba bien. Por eso decidió ‘dar un palo' en una joyería con una pistola de juguete. El joyero, sin embargo, estaba armado de verdad y tiró a matar. "No era para droga; droga me dejó un saco en casa, era dinero para llegar a casa decir que se ganaba la vida", explica Pei. Tere entonces solo tenía 17 años.
Siguieron saliendo referencias del grupo, pero siempre en directo. Nunca se pudo mostrar el verdadero potencial de Desechables en un plástico. Y para entonces se planteó la dicotomía "¿heroína o rock and roll? Y ganó la heroína". Así lo plantea la propia narración del documental.
Tere continuó por su cuenta trabajando como actriz en el cine y de modelo. También formó el grupo Raiser en 1989 cuando Desechables estaba agotado. Para el recuerdo dejaron un disco Amor pirata, por fin grabado decentemente y que llegó a sonar en la radio comercial, aunque solo fuera por una semana. Al final, el parte de bajas demuestra que en aquellos días los hoy tópicos sobre la forma de vida del rock and roll, serían como fueren, pero eran reales. Los que alguna vez formaron parte de Desechables, Miguel, Carlos Romero ‘El tío', Jack, Charly, Esteban Torralva, Raúl Benito y Marcel Solá ‘Enano', han dejado este mundo.
En cuanto al documental, El peor Dios es una muestra del potencial que tiene la cultura pop española y lo mucho que merece la pena recuperarla con proyectos como éste. Uno de los directores, Daniel Arasanz anunció en la web cultural valenciana verlanga.com que su próximo proyecto es un documental sobre la música experimental de Barcelona durante los 70 y 80 basado en el libro Barcelona Subterránea de Jaime Gonzalo.
Lo queremos ver ya.
Era una cosita minúscula. En el sitio tópico, 1984 creo, cantando una versión del Surfing Bird. El abuelo cebolleta le agradece la terapia contra el alzheimer, que se me había olvidado.
Pero si dan pena.
sois grandes , sois grandes,
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