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VALENCIA. La popularidad del dj valenciano Edu Imbernon se expande a la velocidad de la luz. El pasado lunes Coachella, posiblemente uno de los festivales más importantes del mundo, le confirmaba en su cartel. Solo será una cita más de un tour por norteamérica frenético (Los Angeles, México DF, Ciudad Juárez, Boston, San Francisco, Vancoucer y Houston), aunque similar a un paseo en barca comparado con el verano que le espera especialmente en Ibiza.

Ha actuado en los cinco continentes, delante de miles de personas. Lo ha hecho en las mecas festivaleras de la electrónica, de Ultra Miami a Sónar, pero compartir cartel ahora con AC/DC, Jack White o Belle and Sebastian: "cuando actúo con este tipo de artistas siento que me acerco a otros públicos. Si tu objetivo es que te conozca el mayor número de personas posible a través de tu música, veo en cada una de estas actuaciones una posibilidad de aproximarme a más gente". 

De Ciudad del Cabo a Sydney o de Amsterdam a Buenos Aires, la historia de este Dj valenciano late a un constante ritmo de ambición: "no había otra posibilidad. Cuando le dije a mis padres que estaba buscando piso en Berlín con 19 años ya sabía que iba a llegar hasta aquí. No sabía cómo y no sabía cuándo". El ‘cuándo' ha sido otro de los factores poco previstos. En Berlín, en 2008 y 2009, sobrevivió con 200 euros una vez pagado el alquiler y empezó a empaparse de la producción musical que supone su otra gran baza en el mercado. 

Tiene dos sellos discográficos, Eklektisch y Fayer, este último dando cabida a una marca para eventos y al principal motor promocional y de management en torno a su actividad. Pero también es un conocido remixer. Si hace tan solo una temporada remezclaba las pistas de I'm Aquarius, de Metronomy, en 2010 dio uno de sus primeros saltos a la fama con un remix para Crystalised de The XX. "Fue un punto de inflexión. Me aproximé a los sonidos de la música melódica y se inició un trabajo para mí que no ha dejado de crecer".

Aunque actualmente sigue dejando la actuación en directo como un factor principal, empieza a ver la producción musical a la misma altura: "ahora trabajo con guitarristas, bajistas, vocalistas y demás músicos. Nunca pensé que lo que la música orgánica me podía ofrecer iba a cambiar tanto mi forma de trabajar. He dejado de hacer remixes salvo que me interese especialmente el proyecto y ahora trabajo en mi propio estudio con melodías y voces, algo que hace tan solo unos años ni imaginaba".

Ha cruzado etiquetas como el tech-house o el nu-disco, aunque él cree que sencillamente hace "música electrónica". No olvida que con 17 años ya era "residente en una discoteca de Rafelbunyol. Todo ha sido parte de un objetivo que hasta mis amigos ahora me recuerdan que tenía tan claro". Responde a ValenciaPlaza.com tras dos meses encerrado en el estudio antes de dar el salto al verano. El pasado ya tuvo algo más de 120 actuaciones, con quincenas sin descanso en Ibiza, su segunda ciudad fetiche junto a Berlín.

"En Space [Ibiza] he vivido uno de los procesos más enriquecedores como dj residente. Al principio pincha en salas más pequeñas dentro de la discoteca, con un tipo de público distinto y a horas más complicadas. Es curioso como en ese mismo espacio he ido conquistando territorio hasta alcanzar la terraza o el escenario en el exterior que se monta en verano para pinchar en mi discoteca favorita del mundo ante 5.000 personas", añade.

Este valencianista reconocido (socio abonado) estiró su ambición hasta cursar un máster ("del que saqué conocimientos técnicos que, aunque ahora apenas use, sé que me han influido"), algo de lo que tan solo hace unos años. ‘El Baile Alemán' supuso otro de sus primeros puntos de encuentro con el gran público, una canción radioformulada precisamente en Alemania aunque ahora hace años que no la pincha: "me la piden mucho, especialmente en Sudamérica, pero forma parte del sonido que trabajaba en el pasado. Es sencilla y reconozco que tiene madera de hit. Esa es la parte que más se acerca a lo que hago ahora". 

Aunque tuvo otros referentes en el pasado, especialmente aquellos que estaban más en boga durante los años 2005 y 2006 y que perduraron en su sonido, ahora reconoce otro tipo de carreras, como la de Tiga: "lo que sí ha ido cambiando en estos años es que admiro cuestiones puntuales de los artistas, incluso más allá de su música, pero no a nadie en su totalidad por así decirlo". Como apunte, no tiene ningún reparo en mezclarse con dj's y festivales de EDM: "acepto todos los gustos, pero es cierto que es más fácil que yo esté en otro tipo de eventos en los que hay menos peso de este estilo o incluso rock y otras expresiones musicales".

Su ambición no ha cesado en ningún momento y, ni siquiera ahora que su nombre en el lineup del valle de Coachella le provoca unas jornadas de mayor actividad con los medios, abandona su estudio de trabajo. Cuando volvió de Berlín proyectó una casa que lo albergase, una base de operaciones de la que ha salido gran parte de su trabajo como productor, pero por la que apenas pasa con ánimo laboral desde el mes de mayo hasta bien pasado el verano. "Lo que más aprecio de estos meses de trabajo [otoño y sobre todo invierno] es poner en marcha nuevas herramientas que voy conociendo a lo largo del año. A veces me hace replantearme cómo hice un sonido del pasado y no siempre lo encajo bien".

Aun así, toda esta creciente cara como productor musical no le ha apartado de la vitola como improvisador en sus directos: "mantengo la cabeza levantada todo el rato. La sesión la marca el público, cómo se mueve y qué me transmite. Puede ser totalmente distinta a como podría haber planteado en origen, pero la realidad es que el guión se escribe en ese momento, canción a canción". También lo hará en el MBC Fest del Puerto de Sagunto, en la última jornada del festival (domingo 4 de abril a las 4:15h).