VALENCIA. Abran paso a un capítulo singular de la actualidad museística de la ciutat. Cómo un museo municipal acaba siendo canibalizado por un bar. Está ocurriendo en Marxalenes, barrio en las costuras de Valencia, desde hace aproximadamente una década.
Frente al colegio Juan Comenius aparece una de las entradas al Parque de Marxalenes, la instalación celebrada que llenó de vegetación mediterránea a modo de pulmón un barrio necesitado de oxígeno. Se habilitó en 2001 en un área de huertas y vías, vías y huertas. Punto caliente del trenet, aquella infraestructura carismática que grapó la distancia entre los pueblos valencianos. Aquí una de las dos Valencias, esa ciudad y su teoría de barrios: algunos pocos latiendo, palanca del ritmo urbano, y el resto, la mayoría, como durmientes y aislados. Es lo que ocurre en Marxalanes.
Su parque, atestado de familias y niños. Dentro, viejas casonas ferroviarias reconvertidas. "Mira, allí estaba la primera estación del trenet", indica un vecino. Más a la izquierda la alquería de Barrinto. "Y eso de por ahí era el cementerio de vías, donde antes de estar el parque los jóvenes guardábamos revistas porno, tabaco, balones...". Llama la atención un edificio de viviendas en plena zona verde. "Una de esas ilegalidades no resueltas de los 70". El edificio ha quedado incrustado en pleno parque y sus vecinos pasaron de vivir junto a las vías del tren a hacerlo a la vera de los jardines. Una isla ilógica. Como tener un bloque de pisos en pleno centro de El Retiro.
Pero la mayor de las sorpresas la depara el Museo Municipal del Trenet, uno de los pocos centros expositivos de la zona. Junto a las antiguas vías de Marxalenes, en un almacén en curva -bien recuperado- donde guardaban maquinaria ferroviaria. En 2003 Patrimonio, junto a la Cátedra Demetrio Ribes, tuvieron la idea de levantar un museo dedicado al viejo trenet, recuperar su memoria, trazar un recorrido por su valor vertebrador, mostrar el valor patrimonial de sus estaciones -alguna de ellas auténticas joyas-, plasmar el pasado ferroviario que vino a comenzar en 1852 con el primer trayecto desde Valencia al Grau.
En 2003, con su inauguración, la literatura corporativa apuntaba que "una bella construcción de ladrillo con planta en forma de abanico llama nuestra atención. El Museo Municipal del Trenet cuenta con nueve unidades temáticas que explican desde los inicios el ferrocarril y las características de los viajes que realizaba y de los usuarios de este medio de transporte.".
Cual hospital cuyas camas y pacientes son de pega, extras de una inauguración, el Museo Municipal es un lugar que sólo sirve como muesca de un tour turístico atípico. Al poco tiempo de su estreno, la cafetería contigua comenzó a canibalizar la exposición.
Pasen, pasen. Quizá la sala municipal de exposiciones más extraordinaria de las que alberga Valencia. Por ignorada. El museo se fue llenando de mesas porque la cafetería —usada también como restaurante para el centro de mayores del barrio— fue teniendo más y más éxito. Tanto que se ha comido al museo. Competencia absurda entre Cultura y Bienestar Social.
En los paneles informativos que van guiando la expo, un primer problema. No están correlativos, faltan algunos. ¿Qué ha ocurrido? "Es que están en el bar haciendo de parabanes para los baños".
Ajá. Hay un vagón seccionado en canal que muestra un ejemplar del antiguo trenet. Sobre su superficie unos televisores se deberían estar emitiendo algún visual. Por supuesto, no funcionan. Las maquetas que muestran el trazado están como un belén navideño tras el paso de un huracán. Palmeras caídas, indicadores derrumbados.
Las mesas de la cafetería están tan pegadas a los elementos expositivos del museo que crean asociaciones imposibles. ¿Por qué estos paneles están rayados con ceras plastidecor?, me pregunto. "Ah, es que muchas tardes se celebran cumpleaños y los niños pintan sobre los paneles", me contestan. ¿Es esto el Museo Municipal del Trenet? "Sí, es aquí".
Por primera vez no se trata de un museo con cafetería, sino de una cafetería con un museo. Muy arrinconado, eso sí. Abandonado. Qué hace un museo como tú en un lugar como éste. ¿Es necesario abrir museos que a los pocos meses quedan reducidos a escombros?
Cuando llegue alguien para tomarse un plato de paella y unos entremeses es posible que se pregunte, ¿qué hacen por aquí estas fotos de trenes y este vagón?, ¿quizá un bar tematizado? En la placa de la fachada tienen la respuesta: es un museo del Ayuntamiento de Valencia. Aberraciones de andar por casa.
este trenet si que esta cuidao,verguenza me da el que tienen en las cocheras de la emt, tapao con plasticos rotos y pudriendose la madera de la lluvia
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