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La ciudad y sus vicios

El feliz 80 cumpleaños de la Finca Roja: la fortaleza que late y asombra a Valencia

VICENT MOLINS (FOTOS: KAI FÖSTERLING). 05/04/2014

Es uno de los hitos urbanos más genuinos de la ciudad, tiene identidad de colmena. Pasamos una jornada en la Finca Roja, descubriendo qué y a quién guarda "el castillo de las 8 torres"

VALENCIA. Joël Mestre, pintor contemporáneo, vive y pinta en la Finca Roja (Valencia) desde hace 15 años. "Porque siempre he pintado en casa". Hace 3 separó el estudio del hogar y elegió hacerlo sin abandonar un edificio en el que se representa un microcosmos y donde las cosas parecen suceder ajenas al mundo. "Ahora vivo hacia el exterior, viendo lo que sucede fuera de la Finca Roja, pero pinto en el interior, junto al jardín".

La Finca Roja proyecta el aspecto de un cetáceo estacionado sobre una manzana a la que delimitan, como saetas, las calles Albacete, Jesús, Marvá y Maluquer. Es la rara avis deJöel Mestrel urbanismo de aquí, es un viaje a la Viena marxista previo volteo por la arquitectura de Amsterdam, es una fortaleza bajo 4 llaves, es una colmena vigilada por un gran ojo en forma de patio interior, era el intento de recrear una colonia casi utópica donde las relaciones sociales fluyesen liquidas.

Decido pasar una jornada en la Finca Roja, contactar con algunos de sus mil vecinos y patriarcas, y pronto descubro que el sentimiento identitario ha calado, como me habían advertido, en cada uno de ellos. Casi sin excepción padecen una suerte de trastorno que les hace flotar de orgullo cuando se refieren al bloque en el que viven o vivieron. Aquí sí se ha dado la convivencia amable entre el hito arquitectónico y sus habitantes.

"Me da gusto -y continúa Joël Mestre- llegar a casa y ver las torres de los chaflanes, los tejados verde azulados de los miradores, las chimeneas... Cada día sigo mirándolo con cierta admiración. Sus formas, sus elementos, no son los habituales en una ciudad como Valencia".

- ¿Qué te sorprendió más cuando llegaste?
- Que fuera posible un proyecto de arquitectura audaz como éste, donde se une la ambición estética pero también la social. Es una combinación que no vemos con mucha frecuencia. Foto: Kai Försterling

En las torres de los chaflanes, que se levantan vigilantes, Mestre organizó una exposición clandestina. "Se habían convertido en trasteros, en cementerios de palomas, pero tras la rehabilitación, hace 4 años, quedaron impecables. La mayoría de los primeros vecinos nunca las habían visto así. La exposición, 'Encapusulados', había pasado por Tokyo, Nueva York, Berlín, Hanoi... En la Finca Roja tan sólo duró unas horas".

Joël Mestre enseña una fotografía que capta uno de los bombardeos del año 1937. Bombas sobre las vías de la Estación del Norte caidas desde los aviones italianos 'Pipistrello' (murciélago). "A la derecha de la explosión verás una manzana trapezoide resistiendo, recién construida. Es la Finca Roja".

"Es indestructible", exclama Rafael Contreras, Doctor en Bellas Artes y un cartelista legendario. "Vi el bombardeo de la estación desde el ventanal de mi casa hasta que mi madre me cogió y me llevó hasta las plantas bajas, que servían de refugio". Contreras, un octagenario exultante, tiene la misma edad que la Finca Roja. Fue uno de sus primeros vecinos ("llegué con un año, en 1934") y sigue allí. En el 2008, cuando una y otro cumplieron 75 años, y entre fastos, Contreras dijo que si los bomberos le traían una escalera de treinta metros, se subiría y besaría una de las torres. Y los bomberos fueron, la escalera se izó, y a Contreras, junto a su amigo Miguel Sanchis 'Miguelo', los elevaron al cielo bajo el fondo del ladrillo rojo holandés. "Y besé la torreta". "Mis nietos -interviene 'Miguelo'- creían que me iba a caer".

Ellos dos, junto a Emilio Armengol, otro vecino ilustre, me reciben como en una reunión de pastores en un bar cercano decorado con decenas de fotografías de la Finca. Preside un dibujo del rostro de Rafael Contreras, que arriba de un pilar mira de frente al edificio. A estas alturas dudo si me están hablando de una manzana situada unos pasos más allá de la Plaza de España, o si se refieren a un religión a la que rinden feligresía. En la vida real Rafael Contreras, a los 81 años, no cesa de hacer llamadas desde su teléfono móvil y de agitar las hojas de su agenda, en la que está guardada Valencia. A la derecha del padre, su colega 'Miguelo', que se ha pasado hasta la una de la madrugada escribiendo lo que hoy iba a decir. En 2007 'Miguelo' se decidió a localizar a todos sus antiguos vecinos exiliados de la Finca Roja. Desde entonces 120 personas acuden cada 90 días a la llamada de la fortaleza y proceden a ingerir "pantagruélicos almuerzos".

Me llevan en volandas hasta el patio interior (el elemento con el que el arquitecto Enrique Viedma "intentó crear un gran espacio social", explica Boris Strzelczyk). Un vecino cascarrabias se interpone en el camino. "¿Un reportaje para qué periódico? Lo que tienen que hacer es darnos dinero para pagar a Hacienda". Buenos días.

En el patio sucede la pausa. Es la visión de un acantilado desde abajo. Los 3 pioneros recuerdan cuando se quitó la grava para evitar que sirviera de metralla ante inminentes bombardeos. Recuerdan el circo alemán de tres pistas que hubo antes de que la Finca llegara. Los juego infinitos en un parque ombligo en el que no se oía la ciudad y las madres oteaban desde las ventanas. Recuerdan los proyectos de construir un bloque de viviendas en medio del patio ("la Finca Roja es intocable"). La progresiva pérdida de vida en el jardín, su degradación y finalmente su condición de oasis. Los 3 ancianos siguen buscando prosélitos y en cualquier momento pasean un carro de la compra repleto de fotografías o cogen la agenda y desenfundan el teléfono para predicar la palabra de una edificación que es "algo más que un edificio".

El productor de cine Guillermo Escalona, director de The other shoe y De espaldas al mar, vive en Los Ángeles. Pero guarda parte de su vida enGuillermo Escalona la manzana a orillas de la calle Jesús. "Es una aldea como la de Astérix. Con esos pasillos, el patio interior, todo tan cerca de todo, con un nombre tan sólido y concreto del lugar donde vives, sin nombre de generales ni de religiosos... Sólo la Finca Roja. No se puede ser más racionalista. Cuando vivía allí daba clases de cine y me llevé a algunos estudiantes a grabar. Daba para mucho".

-¿Qué película grabarías en la Finca?
-Una de terror kafkiano. Un melodrama sobre el paso del tiempo.

Carmel Gradolí, Gran Premio Europa Nostra por la restauración del Alto Horno de Sagunt, va a cumplir dos décadas en la Finca Roja. "Este lugar imprime carácter identitario", confirma. "En origen eran casas baratCarmel Gradolías pero ofrecían unos materiales y unas condiciones higiénicas poco habituales entonces. Tiene unos espacios comunes insólitos y 80 años después de que empezara a habitarse goza de buena salud, se ha rejuvenecido".

"Muchas veces -comenta Gradolí- cuando me asomo a la ventana me encuentro con recorridos turísticos, me uno a ellos y siempre se sorprenden ante la visión del patio interior".

Boris Strzelczyk es habitual promotor, al frente de Guiding Architects Valencia, de aquellos recorridos a profesionales internacionales. Una vez más acude al rescate para radiografiar, directo y sin ambages, iconos de la ciudad.

-¿Qué pretendió Eduardo Viedma con la Finca Roja?
-Construir viviendas dignas, higiénicas y funcionales para la clase media-baja. Pero también incorporar las nuevas vanguardias internacionales y formalizar las utopías sociales de la época.

-¿Consiguió sus objetivos?
-Sí consiguió introducir viviendas dignas para la clase obrera en un ensanche predominantemente burgués, pero fracasó su idea de aportar vida al gran patio de la manzana, y que deberían haber aportado los bajos comerciales pasantes. La tuvo pero actualmente le falta porque se valora más un oasis silencioso, hermético, privado y exclusivo que un lugar de encuentro y de tertulia para los ciudadanos, con el que habría soñado Viedma.

Pero, ¿y quién había detrás del autor intelectual de la Finca Roja?, ¿cómo era Enrique Viedma? Sabemos que se fue al Amsterdam Sur a conocer las viviendas sociales del grupo Wendingen, que de vuelta a Valencia le encargaron las obras del Mercado Central (una de las calles del mercado lleva su nombre), que levantó los chalés de los periodistas, el edificio de La Unión y el Fénix... Su hijo, Eugenio Viedma Dutrús, explica el resto.

- ¿Qué suponía la Finca Roja para él?
-Pensaba en la Finca Roja como un lugar de convivencia. La verdad es que se volcó. Quiso rozar la perfección. Un ejemplo: una vez ya estaban instaladas las cocinas en cada casa, las mandó retirar porque les faltaba un milímetro de espesor.

-¿Cómo era tu padre, Eugenio?
-Una persona educadísima, muy liberal, rotario. Nunca presumía de sus obras, jamás. Yo estudiaba arquitectura pero nunca presumió ante mí de nada. Y justo cuando estaba en pleno apogeo, cuando iba a construir una ciudad del cine en Alemania, fue cuando llegó la guerra. Le tocó trabajar en zona roja, después de la guerra lo metieron un tiempo en la cárcel... La guerra le hundió.

El hijo de Enrique Viedma nunca había estado en el interior de la Finca Roja. Hace pocos años Rafael Contreras y 'Miguelo', los venerables hombres armados con un teléfono móvil y una agenda invencible, pusieron solución. Lo llamaron y le abrieron las puertas. "Me emocioné muchísimo al ver desde dentro lo que había hecho mi padre", recuerda. "Se le pusieron los ojos vidriosos", remata 'Miguelo'.

Este castillo de las 8 torres fue un recurso ante el éxodo de los agricultores a la ciudad, influido por utopías desde Viena y Amsterdam. Ahora cumple 80 años desde la llegada del primer habitante. Definitivamente la Finca Roja es algo más que un edificio.

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3 comentarios

mariza escribió
03/07/2015 01:34

busco a un señor llamado jose ,su esposa pilar vive en la finca roja de valencia su esposa pilar trabajaba en el mercadillo de la finca los jueves, he perdido el cntacto y o necesito encontrar.....

Miguel Sanchis Bruno " Miguelo " escribió
07/04/2014 01:16

Dado a que me considero un buen valenciano que ama a su patria chica, he experimentado una gran alegría ante la noticia de que en breve plazo el Valencia C. F. será vendido al mejor postor entre los 7 candidatos que han surgido.Particularmente es una buena noticia, particularmente porque el nuevo Estadio de Mestalla que lamentablemente paralizó la obra hace algún tiempo, Dios mediante se verá culminada en un tiempo relativamente corto, habida cuenta que los trabajos más costosos se encuentran realizados. Estoy convencido que los valencianos aplaudirán tan relevante noticia. ¡ Aupa Valencia !, con el nuevo Estadio conseguireis grandes retos. Fdo: Miguel Sanchis Bruno " Miguelo ".

Juan 629740141 escribió
05/04/2014 15:39

Si alguien quiere una plaza de garage, yo tengo una y la quiero vender. Tel 629740141

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