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'DISEÑO PARA EL PENSAMIENTO'

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XAVI CALVO. 24/02/2014 Porque a nadie le gusta el dolor para sí mismo, un diseñador no debe aceptar trabajar gratis. Los concursos de diseño suponen un peligro para la profesión del diseño y un riesgo para la imagen del convocante, algo que un profesional no debe aceptar

VALENCIA. Necesitamos unas armariadas en la empresa. Hemos convocado un concurso en el que cualquier mayor de 18 años pueda venir con su material a montar su propuesta y el que más guste por votación popular (si es que gusta alguno) se llevará un juego de 2 martillos y 3 destornilladores. Si el que elegimos es de un menor de 25 años no le daremos premio, pero a cambio podrá fardar de que ha hecho una armariada real que guardará cosas reales.

Suena absurdo, pero es el tipo de contratación que muchos organismos públicos utilizan de forma oficial para obtener servicios de diseño para cartelería o logos institucionales. También la empresa privada se sube a veces a ese carro de los concursos de diseño, ejemplificados por esta mala práctica (ya normalizada) de ayuntamientos, consejerías e incluso ministerios.

Quien siembra vientos, recoge tempestades.

Con la convocatoria de un concurso de diseño, lo que se pretende de manera encubierta es la obtención de un trabajo a un coste reducido, y lo que parecen no comprender es que es incompatible con la obtención de un resultado profesional. Es síntoma de empresas que no valoran el diseño lo suficiente ni como para molestarse en redactar unas bases respetuosas con la profesión, utilizan estos concursos para sustituir una forma de contratación legítima y esto se pone en su contra a la hora de la obtención de resultados.

Son malos para ambas partes, convocante y participante, porque se convierte en un abuso por parte de quien lanza la oferta, pero es también esa parte la que no obtiene un buen diseño y eso daña profundamente su imagen cuando, carente de un buen criterio, escoge bajo un mal criterio.

No es garantía de calidad creer que alguien acertará con tu gusto, ya que no es tu gusto lo que necesita tu encargo, y así es como, abriendo la participación al intrusismo, estas convocatorias reciben gran cantidad de trabajo mal hecho y de propuestas copiadas de otras.

Ralf Speth, director general de Jaguar Land Rover, decía: "Si crees que un buen diseño es caro, deberías ver el coste de un mal diseño".

Y es que ya es habitual el caso de los plagios de cartelería en fiestas municipales a partir de concursos de diseño, donde han tenido que atender demandas de derechos de autor, recurrir a retirar un cartel y escoger uno nuevo demostrando cómo lo barato sale caro. Además del factor económico, a nivel de imagen de una ciudad, cuesta años e inversión desprenderse del impacto de unas fiestas mal comunicadas durante años con un lenguaje gráfico muy por debajo del nivel profesional que merecerían.

Hay quien se autoconvence bajo el argumento de que es bueno para los estudiantes porque así "rompen mano". O peor aún, cuando son las propias escuelas las que apoyan y difunden estos concursos sin tan siquiera leer las bases y animando a sus alumnos a participar. Un buen profesor tiene que pedir un trabajo a sus alumnos en el que les pueda guiar y asistir, no abandonarlos ante unas bases abusivas, contratos leoninos a cambio de chucherías y un jurado sin criterio que tire por tierra toda lección aprendida.

Y es en esos concursos abiertos a estudiantes donde es de vital importancia la implicación de las escuelas para definir a futuros profesionales explicando a los alumnos que no deben tomar parte en estos concursos, y mucho menos fomentarlos y generarlos.

Los alumnos lo ven algo habitual y participan. No cuentan con la posibilidad de no participar, reivindicando la profesionalidad del diseño, y de hecho son (yo lo fui en su día) partícipes de esta mala praxis.

Tiene que haber convocatorias restringidas a profesionales al igual que debe haberlas para alumnos, pero con unas bases que los defiendan y no se enmascaren de falsas oportunidades que no son más que una lotería.

La base de estos concursos es hacer trabajar gratis a muchos para la recompensa de uno. Así de crudo, un buen negocio únicamente para la parte convocante a partir de especular con la parte participante. Y la sociedad debería estar en contra de esta práctica que no es otra cosa que una convocatoria de trabajo especulativo en la que quien convoca abusa del esfuerzo de otros.

Un grupo de diseñadores ingleses lanzó hace unos 8 años la campaña NO!SPEC como la mejor acción hasta la fecha de defensa de la profesión del diseño ante los abusos de las convocatorias a concursos especulativos, con ejemplos, manifiestos, herramientas para diseñadores y amplias explicaciones didácticas para clientes convocantes.

A nivel asociacionismo profesional, desde hace muchos años también, la norteamericana AIGA (American Institute of Graphic Arts) asentó sus bases contra el diseño especulativo y redactó una carta-tipo para desaconsejar este tipo de convocatorias. Así es como, internacionalmente, se definió el problema como "diseños producidos de manera especulativa".

El Consejo Internacional de Asociaciones de Diseñadores Gráficos ICOGRADA publicaba en 2010 su posición al respecto, diferenciando las convocatorias a premios (premio a una trayectoria o proyecto ya realizado sin convocatoria expresa de trabajo) de los concursos de diseño (la mala práctica), fijando los criterios que deben darse para que una convocatoria a diseñadores sea justa: Mismo reconocimiento para todos los participantes, protección de los derechos de propiedad intelectual de los participantes y jurado cualificado con mayoría de diseñadores profesionales.

La Asociación de Directores de Arte y Diseñadores Gráficos de Cataluña ADG-FAD también publicó un manifiesto respecto a su posición frente a la convocatoria de concursos entre diseñadores, y la Asociación de Diseñadores de la Comunidad Valenciana ha respondido a convocatorias de diseño especulativo por medio de cartas institucionales (y a menudo manifiestos abiertos) en innumerables ocasiones. Además, ADCV fue impulsora de que la Red Española de Asociaciones de Diseño se manifestase por primera vez contra un concurso de diseño especulativo.

Que las asociaciones de diseñadores profesionales tengan por norma no apoyar ni difundir este tipo de concursos abiertos es lo menos que pueden hacer, y hay que aplaudir cada vez que toman medidas denunciando casos particulares.

En febrero de 2012, la Asociación de Diseñadores de la Comunidad Valenciana marcaba un hito en el asociacionismo profesional del diseño en España uniendo hasta ocho grandes asociaciones (ADCV, Asociación de Diseñadores Industriales de Euskadi EIDE, Asociación Galega de Deseñadores DAG, Associació de Directors d'Art i Dissenyadors Gràfics ADG-FAD, Asociación de Profesionales del Diseño y de la Comunicación Publicitaria de la Región de Murcia DIP, Asociación de Diseñadores Gráficos de Asturias AGA, Asociación Española de Profesionales del Diseño AEPD y Asociación de Empresas de Diseño Español RED-AEDE) firmando su comunicado abierto en contra de la convocatoria de elección del logo de la Candidatura Olímpica de Madrid 2020. Fue una lástima contar con ausentes con nombre y apellidos y peso en Madrid, que demostraron como excepción a la regla general una mayor sensibilidad con sus intereses políticos que con sus asociados.

Este tipo de comunicados y respuestas a convocatorias son pedagogía pura, buscan generar conciencia tanto entre profesionales y estudiantes como entre los convocantes (de ahí hacer estos comunicados públicos), pero nunca son tenidos en cuenta.

La ADCV ha emitido cartas a entidades públicas y privadas acerca de estas convocatorias, incluso repetidamente al Ayuntamiento de Valencia, sobre el concurso de diseño de la imagen de marca Fallas de Valencia, advirtiendo de que éste era irrespetuoso con el diseñador profesional y un claro ejemplo de desconsideración hacia todos los profesionales del sector. Pese a ello, año tras año las bases son calcadas de la edición anterior (y tal y como están establecidas, dudo de la validez tanto legal como ética de las mismas).

Son escasos los profesionales que participan en estos concursos, que por sus desprofesionalizados jurados no tienen el premio garantizado, y falta aún que la didáctica llegue hasta unos convocantes que, por el momento, parecen estar culturalmente asesorados por su enemigo.

Cuando una institución o empresa ha recurrido durante años y de forma sistemática a los concursos de diseño para obtener diseños, es tal el vicio adquirido que ni siquiera se percata de que no hay profesionales que se presenten a sus convocatorias. Suelen creer como dogma de fe que con estas convocatorias ahorran, pero muchas veces gastan más en convocar su concurso de turno y en difundirlo que en contratar a un profesional o convocar un concurso restringido.

La fórmula perfecta no existe, pero sí hay fórmulas idóneas para cada caso en particular (y para eso se ofrecen a ayudar y asesorar las asociaciones profesionales). Desde hacer una llamada a un proyecto de diseño en el que los participantes presenten su portfolio de trabajos realizados como aval, hasta hacer una convocatoria restringida y remunerada por igual a un primer concurso de ideas, para terminar encargando el proyecto completo sólo al elegido que percibirá un pago justo adicional por el encargo.

La semana pasada, el Ministerio de Defensa publicaba las bases para participar en el concurso (abierto, por supuesto, no será un organismo público el que nos dé la satisfacción de predicar con el ejemplo) para diseñar el logotipo del centenario fundacional de La Legión. El formato y proporciones de entrega algo marcianas que figuran en las bases ya indica que no ha habido ningún tipo de asesoramiento profesional al lanzar las necesidades de la convocatoria, y el jurado queda totalmente desprofesionalizado, formado en su totalidad por cargos militares: 1 general, 4 coroneles, 7 tenientes coronel y 1 comandante. ¡Ar!

Para colmo, las bases plantean que todos los derechos, incluidos los de propiedad intelectual, pasarán a ser de La Legión, al igual que los de manipulación, edición y "cualesquiera otros que le pudiesen corresponder, así como su copyright". El Ministerio también insiste en que los autores renuncian sin limitación a cualquier reserva de derechos en su favor o a cualquier otro derecho sobre el diseño. ¡A mí la legión!

Éste es sólo un ejemplo más de las abusivas bases que, de manera unilateral, proponen a menudo este tipo de convocatorias. Dudo de la legalidad de estas condiciones sobre los derechos de los autores, de hecho, a menudo me pregunto para qué una institución convocante quiere los derechos de los participantes en los concursos. Este tipo de cláusulas en letra pequeña son condiciones inaceptables, que deberían servir para anular ipso facto todo concurso que las incluya.

Los criterios de ICOGRADA deberían ser el punto de partida para toda empresa que quisiese poner en marcha un proceso de convocatoria, así como el detector que se emplee a nivel internacional para identificar cuando un concurso deba ser denunciado por las asociaciones profesionales. Si se reconoce igualdad entre los participantes (trabajo remunerado por igual por participar), si se protegen los derechos de propiedad de los autores y si el jurado está cualificado (formado en su mayoría por diseñadores profesionales), será garantía de obtención de buenos resultados.

Si pides ayuda, respeta al que te la presta.

Voy a convocar un concurso para escoger Presidente del Gobierno. Será abierto a cualquier mayor de edad, incluyendo políticos y cabras de la legión. Con suerte lo declaramos desierto.

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11 comentarios

Simón escribió
06/05/2015 20:34

Enhorabuena Xavi.

Xavi Calvo escribió
28/06/2014 20:23

Rafael, es un tema de concienciación general. En España no hay un buen nivel cultural de diseño porque las propias instituciones, por lo general, lo desconocen. No somos raritos, somos un sector profesional como cualquier otro.

Xavi Calvo escribió
28/06/2014 20:20

Héctor, gracias a ti. Como estudiante yo mismo participé en concursos, y es que son precisamente los profesores los que no deberían permitir que eso ocurriese, y orientar a sus alumnos hacia qué tipo de encargos no son especulativos ni nocivos para la profesión.

Rafael Esquivel Salgado escribió
26/05/2014 18:02

No se que clase de enfermedad rara tenemos los diseñadores. Muchos nos evitan y nos cambian por cualquier tipo de personas que trabajan "parecido", como la abuelita que le gusta las decoraciónes "country". Solo se que vas a un abogado y este te cobra el dinero quieras o no quieras.

Héctor escribió
18/04/2014 22:16

Muy bueno el artículo, pero muchas veces los profesores y algunos profesionales nos aconsejan a los jóvenes participar en concursos para enfrentanos a trabajos semi profesionales y para añadir (si es de calidad) a nuestro portfolio, ya que terminada la carrera es un poco escaso. Cuando me lo decían dudaba de que fuese una buena opción, pero cuando acabas la carrera tienes ganas de meterte en todo tipo de proyectos y comerte el mundo, gran error muchas veces. Darte las gracias por denunciar a la gente, empresas, instituciones... Que convoca concursos sin pedir asesoramiento profesional. Un saludo y enhorabuena por la página.

Xavi Calvo escribió
06/03/2014 09:36

Carlos, un placer leerte por aquí. Halagado con tus palabras. ¿Acudir? A ninguno (o hacerlo de forma sarcástica como hemos hecho a veces con mensajes reivindicativos). ¿Denunciar y luchar? Siempre. Aquí estamos.

Xavi Calvo escribió
06/03/2014 09:34

lialidbin, como decía, es un problema internacional que muchos organismos públicos apoyan por desconocimiento, y es donde entran las asociaciones profesionales que han de hacer labor didáctica y, sobretodo, ejemplificadora.

carlos pajuelo de arcos escribió
05/03/2014 09:33

Preciso,cortante,ejemplar el articulo. ¿Y ahora qué? ¿Acudir, no acudir, denunciar,luchar? De momento bien por Xavi y bien por Valencia plaza.Saludos

lialidbin escribió
02/03/2014 01:40

Lo que pasa en Colombia: Qué tristeza este tipo de concursos, hasta cuando las instituciones ofreceran este tipo de premios y los diseñadores seguiran jugando a participar, una institución del Estado deberían contratar a un diseñador con un nivel de conocimiento y experiencia en el tema. ¿Será que encuentro una convocatoría para Médico donde el premio sea un KIT para realizar operaciones? ¿Qué opinan los diseñadores? http://www.imprenta.gov.co/portal/page/portal/IMPRENTA/BASES_ConcursoNal_Estampilla_DiarioOficial.pdf Con el visto bueno del Ministerio del interior, la Imprenta, 472, el Ministerio de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones, el Departamento Administrativo de la función Pública con ¡Sirvo a mi país! y Marca País y cuenta con la "aprobación" de la Secretaría de Gobierno de Bogotá D.C. ¿Qué tal si cada una de estas entidades apoyara con recursos para entregar un reconocimiento digno a los diseñadores gráficos, si es que no están interesados en contratarlo?

Xavi Calvo escribió
01/03/2014 13:26

Gracias, Ev. Es un problema intrínseco a la profesión del diseñador que nos afecta a todos a nivel internacional. De ahí la labor didáctica pendiente que tienen las asociaciones profesionales locales y nacionales para llegar a las entidades públicas de cada país.

Ev escribió
28/02/2014 22:54

Muy buen artículo, yo soy una colega mexicana y concuerdo con tu opinión sobre estos concurso en mi país sucede completamente lo mismo, incluso conozco colegas que han sido estafados con dinero a través de estos. Gracias por el aporte

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