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TIERRA DE MÚSICOS. ¿PARA MÚSICOS?

Fotografía a una generación de músicos valencianos 'forzados' a la diáspora

QUIQUE MEDINA. 19/12/2013 Músicos emigrados de nuestras fronteras, expertos y artistas que eligen Valencia como lugar de trabajo, hablan de los pros y los contras de vivir y trabajar en una ciudad en ebullición pero todavía acomplejada y ombliguista

VALENCIA. Tener que abandonar la casa de uno para buscarse las papas es algo de lo que no escapan los músicos. Todo lo contrario. De vida (supuestamente) bohemia se les presupone a estos seres un carácter viajero y desprovisto de temor al desarraigo. De hecho, y aunque por desgracia ahora sea de obligada tendencia entre jóvenes de toda índole profesional,  el artista se ha caracterizado siempre por la huida del nido con destino al meollo de la cuestión, llámese éste Madrid, Barcelona, Berlín o Londres. ¿Los Angeles?

Y ciertamente así es: existen (existieron y existirán) talentosos músicos valencianos que, ahogados en las supuestas limitaciones de su urbe, han cogido el instrumental y se han plantado en enclaves estratégicos, a priori más influyentes, buscando el maná de la profesionalización. Pasear con una atractiva funda de guitarra por las entrañas de un aeropuerto o el andén del tren no es siempre síntoma de persona feliz y despreocupada; ni mucho menos.  Aun así,  siguen siendo numerosos los grupos y solistas autóctonos de calidad que mantienen residencia y actividad constante en Valencia. Además, también se da el caso de otros tantos proyectos foráneos que han venido a la ciudad para cimentar en ella su centro de operaciones sonoro.

Llegados a este punto son muchas las preguntas que subyacen pero que, para no ser plomizos, se resumen en una: ¿Es Valencia un buen lugar para ser músico de rock? (Entiéndase por rock música moderna o popular y sus derivados).

Antes de preguntar a los protagonistas, siempre es bueno testar la opinión de alguien que mira todo esto con algo de distancia. El periodista Rafa Cervera, con más de 30 años al servicio de la información musical, nos parece un buen árbitro. El valenciano, que ahora ejerce de prescriptor a través de su portátil mientras divisa las playas El Saler, moró muchos años en Madrid, una ciudad que para él es segunda residencia. "Valencia es una ciudad muy limitada por dos motivos. Uno es el centralismo. Si no estás presente en los medios de Madrid y Barcelona, como Radio 3 o Rockdelux, todo es más complicado. A pesar de la  fuerza de las redes sociales y los medios online, hay un efecto que es el que provoca que un medio o una firma de su visto bueno a un grupo, artista o disco. Aquí no hay industria, hay poca infraestructura. Para tener ese apoyo hay que tener visibilidad, si no todo es más difícil y quedas confinado a la categoría de "artista conocido en tu ciudad/comunidad". Y eso, en un país como este, tiene efectos terribles a medio plazo", dice Cervera.

No parece muy halagüeño el periodista que continúa: "Valencia en sí misma puede ser muy perniciosa. Es una ciudad que se mira mucho el ombligo. Hay mucha tendencia (imagino que esto ocurre también en Murcia o Sevilla) a pensar que el mundo empieza y termina aquí. Y por supuesto están las guerras, los clanes, las batallitas, los corrillos. No nos engañemos, en Madrid y Barcelona también existen. Pero aquí, al ser todo más pequeño, da mucha más risa y también más pena. Una de las cosas que más me gusta de haber vivido en Madrid 13 años y de seguir manteniendo contacto físico regular con la ciudad es que amplió mucho mi perspectiva. La clave para sobrevivir a Valencia y aprovechar sus bondades es no dejarse atrapar ni atontar por ella. Esto es así desde que lo conozco, y de eso hace ya 30 años. En lo esencial y siempre refiriéndome a este ámbito, Valencia ha cambiado muy poco". Pero no va a ser todo negativo: "Es una ciudad bonita. Vivir aquí es fácil y agradable. Hay gente con mucho talento y con ganas de hacer cosas. Es un punto geográfico y cultural que, bien aprovechado y potenciado daría muchísimo de sí. Podría ser un vivero de música, festivales, actividades, encuentros".

TÚ A MADRID, YO A BARCELONA

Madrid y Barcelona -no es novedad- son imanes para cualquier artista que se precie. Unos vía A-3 (o en su defecto el AVE) y otros AP-7 (o en su defecto el Euromed), son muchos los levantinos que se fueron y por aquellos lares bregan con mayor y menor fortuna. Joni Antequera (más conocido como Amatria) tiró hace poco hacia la capital con toda la intención: "Siempre que iba a Madrid a tocar tenía la sensación de que debía vivir allí una etapa de mi vida. En Valencia estaba acomodado y, aunque es difícil salir de tu zona de confort, tarde o temprano quería avanzar en mi profesión". 

A Joni, que si bien no es valenciano de nacimiento (es manchego) pero se crió musicalmente aquí, lo acabó de convencer Borja Mompó, líder de Modelo de Respuesta Polar, formación valenciana que va a sacar su segundo disco con el respetado sello Limbo Starr. Para Mompó la decisión de emigrar a Madrid, donde lleva más deBorja Mompó, en un bar de Madrid dos años viviendo, "fue totalmente inconsciente y como acto reflejo tras acabar la carrera. Las expectativas en Valencia no se antojaban muy atractivas, y venir parecía el camino lógico para seguir creciendo. Este es un sitio bueno para empezar una carrera y crearte tu propio entorno musical. Aunque suene a tópico, se aprende muchísimo".  Entonces, ¿tanta es la diferencia? "En Madrid la música es una profesión y no una escena. Aquí todo es más normal y hay un afán de que la maquinaria funcione, porque realmente hay gente que se gana el pan con ello", defiende Borja Mompó. Para Joni Antequera la lista de cosas que encuentra en Madrid frente a Valencia "es demasiado larga". El cabeza pensante de Amatria apostilla: "aquí la gente no juega a ser músico, lo es con todas sus consecuencias".

Alberto Montero y Juanjo Pedro (alías Nitoniko) eligieron mirar hacia el norte y, ya desde hace tiempo, viven en Barcelona. Lo cierto es que artísticamente son más de aquí que de allí. Esto debería sentarnos igual de mal que cuando nos roban a una perla de cantera. "No fueron musicales los motivos de mi salida, pero sí que me sentía poco valorado a nivel local. Veo a la escena valenciana como una escena muy endogámica, en el que el alterne dentro de la ciudad es importante para entrar dentro del círculo de las bandas presentes en los medios. El ejemplo más claro es Mondo Sonoro: con ‘Claroscuro' salí en una entrevista a página completa en la edición nacional, cuando nunca lo había hecho en la edición Valencia", afirma Alberto Montero. Nitoniko decía sentirse en Valencia "como un extraterrestre y necesitaba un cambio".

Alberto Montero

Ambos encuentran la Ciudad Condal más atractiva para sus quehaceres musicales. "Encuentro más artistas y productores afines a la música que me interesa y quiero hacer en aquí. Además, hay más posibilidades de profesionalización, ya que existen infraestructuras y proyectos municipales que impulsan a los jóvenes a la creación de la misma", apunta Nitoniko. Para Montero, cuyo sello BCore (no se pierdan su última delicia publicada en él, ‘Puerto Príncipe') está también radicado en la metrópoli catalana,  "Barcelona tiene las ediciones nacionales de los principales medios, tiene muy buenos sellos independientes y es un lugar donde he conocido mucha gente interesante con quien tocar". Eso sí, ambos, en su condición de charnegos, dicen echar en falta ciertas cosas de Valencia ("familia y paella" se llevan la palma) a la que reconocen en un buen momento. "Hoy en día Valencia se encuentra en un estado de efervescencia que hace que no tenga nada que envidiar a cualquier ciudad nacional", coinciden ambos. Montero lo dice así: "En Valencia siempre me siento como en casa, y me gustaría estar más presente dentro de todo lo bueno que se está haciendo hoy en día, tanto tocando como de público: Aperitiver, La Llimera, La Resi...". 

DESDE LA PÉRFIDA ALBIÓN A BERLÍN

Todavía recuerdo aquel mensaje vía Facebook: "Me piro a Sensible Studios (donde han grabado: Amy Winehouse, Editors, Ron Wood...). Una oportunidad de la hostia. ¡Voy a formar una banda en Londres y empezar nueva andadura! Todavía tengo que ver cómo va el cotarro pero ya estoy moviéndome con mi nuevo proyecto, King Korea". Lo firmaba mi amigo (y sin embargo músico) Bruno G. Roth, voz y guitarra de los extintos The Welcome Dynasty, conjunto valenciano que llegó a girar por Europa y situó su nombre el cartel del mastodóntico espejismo que fue el MTV Winter, allá por el 2011. De eso hace ya casi un año y por el momento Bruno continúa en la capital británica.

Ahora le pregunto por qué tomó las de Villadiego: "con la subida del IVA al 21% ya sabía que el sueño de vivir de la música iba a ser imposible y, para estar malviviendo con dos trabajos en España, prefería ir a Londres a probar suerte. Es complicado pero el circuito es mayor y el premio de vivir dignamente como músico es posible. Cierto que aquí el nivel es inmenso pero las posibilidades en cuanto a salas, promotores, festivales lo son también. Hay mucha gente viviendo de la música, y no me refiero a los punteros  en ventas, ni a los situados en multinacionales. Es otro concepto, no depende de cuatro personas como puede pasar en España. El negocio de la música en el Reino Unido es un negocio viable donde los músicos están sindicados y donde se genera sumas de dinero considerables a final de año. Aquí no hay más posibilidades hay, simplemente, posibilidades". De todos modos, eso no quiere decir que Bruno no eche mucho de menos  "a la gente, a los amigos y esas mágicas noches en la sala Wah Wah".   Antes vivía a 15 minutos del barrio de Russafa y ahora vive a la misma distancia de Brick Lane.

El caso de Polock, ahora mismo el grupo con más proyección en Valencia, es curioso. Con un solo disco bajo el brazo (el espléndido Getting Down From The Trees) han actuado en prácticamente toda Europa y han surcado los mares hasta influir en el mismísimo Japón.  Ahora preparan el lanzamiento de su ya finiquitada próxima referencia y no es extraño verles almorzando por la señorial zona de Cánovas, de la que son vecinos. "La verdad es que hemos estado, hasta dos veces, a punto de irnos a vivir a Berlín", reconoce Pablo Silva (guitarra). Y es cierto que han volado a la imponente babilonia alemana a grabar en distintas ocasiones, pero finalmente no sólo han decidido ("motivos profesionales", aluden) quedarse en casa sino que para este último y esperado álbum se han rodeado, en exclusiva, de profesionales valencianos. "Está claro que para hacer ciertos contactos existen mejores lugares que Valencia, pero vivir y trabajar a gusto también son cuestiones de relevancia y aquí se está de lujo", asegura el guitarrista. Hay que ser sinceros, ellos lo son, y reconocer que su sello (Mushroom Pillow, también de La Habitación Roja) es capitalino. "Y eso es como estar un poco allí", reconoce Silva. El caso es que, como La Habitación Roja, se mueven y trabajan duro a través de Internet y sus redes sociales. Sin duda un elemento que hace que todavía se pueda trabajar desde el salón del hogar o, como el caso de los de la Eliana, con cada uno de los miembros en un punto cardinal distinto y en ciernes de lanzar nueva referencia.

 Polock en Valencia

EL CAMINO INVERSO

Pero no crean, también hay músicos que han elegido Valencia como su base de operaciones desde la que componer y dominar el mundo (o parte, por pequeña que sea, de él). Uno de los más llamativos es el caso de Josh Rouse. El songwriter norteamericano se enamoró de una valenciana, tuvo descendencia y ahí lo tenemos, en la calle Jesús, componiendo discos redondos que dan la vuelta al globo. Así de sencillo.

Soledad Velez (Foto de Pau Monteagudo)

La chilena Soledad Vélez llego a Valencia, ¡desde Chile!, para formar un proyecto musical. Aquella historia no salió pero ahora es, sin duda, uno de los más fuertes estiletes de la escena independiente valenciana... y española. Quiera ella o no es adoptada, y si no,  escuchen: "Me gusta vivir en Valencia, es como mi centro de operaciones; es una ciudad pequeña que tiene de todo. Hay muy buen rollo con los demás artistas de la ciudad, y eso hace que sea más grato aún vivir aquí". Soledad defiende su elección y asegura que "aquí hay conciertos todas las semanas, buenas salas, interesante programación, estudios de producción y público. De momento no hay audiciones para tener el derecho de tocar en la calle".

No en vano, sus dos últimos discos han nacido bajo el paraguas del sello valenciano Absolute Beginners Por poner algunos peros: "No hay mucho apoyo a los artistas de parte del Ayuntamiento y falta programación cultural, para que los músicos se den a conocer sin tener que alquilar un lugar". Nolasco Contreras encabeza, junto a su chica Jimena Queijo, Gatomidi: uno  de los grupos más centelleantes de la nueva escena valenciana. En realidad ambos son de Mota del Cuervo (Cuenca) y están encantados de estar en la capital del Turia: "Esta es una ciudad cargada de oportunidades, sólo hay que pelearlas; están a la vuelta de la esquina". Y es que, claro, no hay que olvidar (volvemos a los "complejos") que tal vez, depende con que lo comparemos, esta ciudad de luz y color no esté tan mal.

Nadie mejor para rematar el reportaje/debate que Antonio Luque, Sr. Chinarro. El compositor y escritor (juntador de palabras sin igual, al fin al cabo)  sevillano tiene el gusto de venir, ahora desde Málaga, tanto como puede a Valencia. Y para él: "Valencia es una buena ciudad para cobijar a un músico. Hay muchos músicos, es un hecho". Luque razona su afirmación: "En los colegios se estudia más música que en el sur. La tradición de bandas de música ayuda. Y por mucho que levanten el pavimento de Ruzafa o plaguen de policía El Carmen, se siente que la Valencia que resistió en la guerra más que otras sigue resistiendo".  El andaluz dice que cuando viene por estos lares "encuentra músicos. En general aprecio la profesionalidad y seriedad. Es gente dotada para el trabajo, amante de hacer las cosas bien. En el sur también lo somos, pero de otro modo". También es verdad que Luque "tendría palabras amables para cualquier otro rincón del país". Lo que tiene claro, y valga esto como conclusión, es que "para el músico es importante estar en todas partes. No es fácil, no somos dioses, pero tenemos que intentarlo. Los músicos solo necesitamos local de ensayo y cama. Las residencias son para los ancianos".

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5 comentarios

E.Medina Chulia escribió
20/12/2013 11:36

Con buen articulo hijo...

Quique Medina escribió
20/12/2013 02:04

Mola

Doc Histeria escribió
19/12/2013 17:26

Buenísimo. De cabo a rabo.

Quique Medina escribió
19/12/2013 12:24

Gracias Rubén. Viniendo de ti, el halago es superior. Con semejante elenco de fuentes, era imposible que el artículo saliera mal...o al menos con chicha.

Rubén Soler escribió
19/12/2013 10:55

¡Qué buen artículo! Gracias por plasmar la situación y las vivencias de los músicos.

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