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VALENCIA. Nuevas esperanzas con el fin de año. La atonía generalizada que el negocio inmobiliario ha atravesado en los últimos tiempos empieza a dar signos de cierta recuperación. A pesar de la prudencia necesaria ante la situación económica, las consultoras inmobiliarias miran con optimismo el último trimestre del año.

A diferencia de lo que ocurrido habitualmente los últimos meses del año, en esta ocasión para la vuelta del verano se prevé una cierta estabilidad de la coyuntura. La disponibilidad de rentas y los precios actuales se espera que lleven a cerrar diversas operaciones gestadas durante la pasada primavera y el verano, como reconoce Víctor Gregori de CB Richard Ellis en Valencia.

La ligera reactivación del mercado de oficinas, fruto en gran medida por la mudanza de despachos a nuevos locales más céntricos por la bajada de los arrendamientos, al igual que la buena demanda de locales comerciales en las zonas prime de la capital valenciana, que mantiene mejor que el resto la demanda, hace que sean estas las áreas de actividad en las que más se confía.

LA VIVIENDA DEBE ESPERAR

Otras fuentes inmobiliarias apuntan que, pese al cierre de negocios en calles como Colón, Don Juan de Austria o Jorge Juan, estos siguen siendo los puntos más deseados por quienes quieren tomar el relevo y conseguir el éxito que otros no han podido lograr. Lo mismo se puede decir de la hostelería, que continúa peleando sobre todo en las áreas más turísticas.

No resultan tan optimistas las expectativas sobre la oferta residencial, vinculada directamente con la evolución del desempleo. A pesar de la sobreoferta y la bajada de precios, la contención de las entidades financieras a la concesión de hipotecas sin amplias garantías es el principal obstáculo que se presenta a quienes comprar un piso.

Sí se ha movido el mercado turístico, sobre todo entre los compradores extranjeros, principalmente rusos y británicos, aunque en los productos de tipo medio y alto en destinos muy asentados.