MADRID. Había una frase inmortal en la película Chinatown de Roman Polanski. "Políticos, edificios viejos y prostitutas se convierten en honorables si duran lo suficiente". No queremos decir que Loquillo sea un político, una puta o un edificio viejo, pero una mezcla de los tres es lo que viene a ser un artista y, en este caso, sí, ha durado lo suficiente. No como para ser honorable, eso siempre queda a juicio del consumidor, pero sí como para lanzar un libro opinando de lo humano y lo divino y que le entre a uno curiosidad por leerlo.
Se llama 'El hijo de nadie'. Es una conversación con Luis Hidalgo. Hace diez años Andrés Calamaro tuvo una ocurrencia parecida y sacó 'Tirados en el pasto', una conversación con su amigo Alejandro Rozintchner. Hay bastante diferencia entre ambos. Para empezar, Calamaro y su amigo eran dos argentinos de viaje sin callarse ni debajo del agua, conversando con digresiones de circo de tres pistas, y el resultado era disparatado y divertido más que otra cosa. Lo de Loquillo es sensiblemente distinto. Luis Hidalgo ha sido eliminado de la conversación. Sólo aporta epígrafes para que el Loco se explaye. Es más bien una entrevista. Es decir, la cosa engaña desde la portada.
Con la llegada del nuevo Papa, hay por lo menos media docena de obras publicadas con su biografía, sus pensamientos más determinantes y demás. Unidos a las que dejó en los estantes el cesante Ratzinger, podemos hablar de una sección de literatura papal que acompaña en las librerías a las habituales de autoayuda, las de que la crisis va a matarnos a todos, y si no lo harán los catalanes , o los vascos o los alemanes.
La de Loquillo, sin duda alguna, se puede colocar junto a los tratados morales de Francisco I, opina de todo lo que puede. Sin descanso. Parece que hasta hablando sin respirar. Y si no se opina sobre los últimos modelos de micromachines es quizá porque la extensión del libro estaba cerrada de antemano. De este modo, era inevitable que apareciera Cataluña, pero como el Loco se ceba bastante con ella, también podríamos incluir esta obra en la sección de qué malvados son los políticos catalanes. Sería una especie de crossover.
Y es lo mejor de 'El hijo de nadie'. No por lo agudo y relevante de sus pensamientos sobre el problema catalán, sino porque es una prueba patente de lo contradictorio del alma hispana. Por ejemplo, Loquillo explica y documenta pacientemente el rechazo que sufrió su grupo en Cataluña en los años en los que triunfaba indiscutiblemente en toda España. Hubo, de hecho, una ocasión en las Fiestas de la Merced en las que metieron a 140.000 personas. A razón de mil pelas cada asistente y un millón y medio que cobró el grupo, dice el cantante que pudieron dejar cien millones de pesetas de beneficio, tal y como se publicó por aquel entonces. Y como premio, pues no les llevaron más.
Más adelante, en una especie de spot sobre la cultura de Barcelona en el marco de la celebración de los Juegos Olímpicos del 92, no aparecieron en el vídeo y sí lo hicieron grupos como Sau o Sopa de cabra que no eran de Barcelona, pero cantaban en catalán. Dice Loquillo que en Cataluña se lo negaron todo. Tiene razón.
No obstante, a propósito de las contradicciones hispanas que citamos, está muy bien que venga en el libro justo antes de otro episodio, el de la prohibición de las corridas de toros en Cataluña. El cantante no se muestra particularmente aficionado a la lidia, no es de esos que se halla ante la eternidad tras un natural de José Tomás y mira directamente a los ojos de la muerte y toda esa palabrería barata que adorna las justificaciones de la tauromaquia. Pero suelta una perlita impagable, lo que le fastidia de la prohibición es que todo viniera promovido por un argentino.
Se refiere a la Iniciativa Legislativa Popular que presentó Leo Anselmi, natural de Rosario, Argentina. Loquillo se queja de que sea sudamericano, argumenta que a ver si va a tener ir él a prohibir lo que hagan en Rosario. Es curioso, después de explicar con más razón que un santo lo injusto que es que les consideraran extranjeros en su tierra, menos catalanes que los demás por cantar en español, arremete contra las leyes de Cataluña sólo porque quien hizo uso de ellas no nació allí. ¿No vendría a ser la misma lógica nacionalista, o incluso peor?
Aunque igual Loquillo no lo piensa en esos términos. Puede que se trate más de una opinión de las que se le ocurren a uno automáticamente en cuanto pone el codo en la barra del bar. Porque muchas de las visiones de la vida que tiene este artista y plasma en este libro ya las habrá escuchado usted entre raciones de patatas bravas y quintos de cerveza.
Por ejemplo, de la movida nocturna de Barcelona dice que antes podías escuchar a Talking Heads y "ahora todo son chanclas". Que en eso del cómic se declara "antimanga". Tampoco le gustan los DJ, le recuerdan a Orwell, por eso de que un solo hombre dirija a las masas. Se conoce que cuando un solista como él dice "eoeo" y cuarenta mil personas en un estadio le contestan "eoeo", para luego replicar él "oeoe" y respetable le siga "oeoe", a Orwell le hubiera parecido democracia participativa para negra. Además, cae en la boutade de que un DJ cobra demasiado para no estar tocando ningún instrumento. Sólo queda saber si hablaba con un palillo en la comisura del labio.
Sin embargo, ya es casualidad, Loquillo vive ahora en el País Vasco y del temita de allí dice que no hay que opinar, eso es un privilegio sólo para los que son de allí. Presume de que él no opina ni aunque tenga en San Sebastián su residencia y le recomienda a los de fuera que hagan lo mismo. A continuación, el cantante aborda el matrimonio homosexual, la droga, cualquier tema que se pueda debatir en una tertulia de magazine. Todo, excepto ese, el asunto vasco. Tan sólo nos quedamos con lo que dice de que la quietud del norte le ayuda a reposar y tomar buenas decisiones. Que cada cual juzgue su valentía.
Luego comenta que se ha reunido con muchos políticos, con Felipe González, Roca, Pujol, Aznar, Duran. Todos querían saber sus puntos de vista, a excepción de ERC, que nunca le han llamado. Intolerable. Sobre todo después de que, otra vez, más adelante, se contradiga. Si sostiene que un cantante de un grupo de rock and roll es natural que se codee con los políticos, y hasta está feo que ERC no se sume, luego se muestra preocupado por la dimensión que está alcanzando Pep Guardiola. No está bien, dice, que se establezca un culto a la personalidad con un entrenador de fútbol.
Mucho más interesantes resultan los chascarrillos que dejan ver el mamoneo que ha existido en este país en torno a la industria discográfica cuando era poderosa y nadaba en la abundancia. Hasta aporta su granito de arena. Relata cuando golpeó a un periodista, un suceso que dio que hablar. Dice que le quitó las gafas y le dio un soplamocos un día que el plumilla iba escandalosamente borracho y le había "increpado".
Cuentan los testigos de aquel suceso que, de quitarle las gafas, poco. Porque fue por llevarlas puestas por lo que la víctima se hizo un corte y el encontronazo trascendió. Luego, borracho sí que iba el periodista, es verdad, que además le conocía de toda la vida, desde que era niño. Una circunstancia que omite Loquillo, como el hecho de que la ofensa que le había hecho no fue en ese momento y lugar. La revista había publicado unos breves que decían "qué es auténtico, qué no es auténtico". En un epígrafe apareció "no es auténtico el nuevo disco de Loquillo". Y de ahí, la yoyah. Descriptivo detallito del personaje. No tanto por lo que ocurrió sino por cómo lo cuenta en este libro tantos años después, de una forma tan propia de un político en su peor versión.
LOQUILLO. HIJO DE NADIE.
Editorial: Ediciones B
Páginas: 256
PVP: 16.00 €
Gracias por responder Álvaro, un gesto por tu parte. Tienes razón en lo de que ya tiene poca importancia, e insisto en que creo que las cosas no siempre son como se cuentan. Como dato para los que critican el libro solo les digo que merece mucho la pena. Habla abiertamente sobre multitud de temas y cuenta experiencias a tutiplén relacionadas con el mundo de la música.
Vamos a ver, aqui lo que hace Loquillo es escribir un curriculum, demostrar lo buen opinador que es, a ver si lo llaman a las tertulias como a Marhuenda. No?
Son fuentes solventes fandelloco, consultadas de hecho minutos antes de publicar esto con un telefonazo para confirmar con exactitud el asunto. También te digo que han pasado más año que maricastaña de aquello, que no tiene ya ninguna importancia, pero lo llamativo es como trasviste sus recuerdos.
@detodotienequehaber sabes que el propio Luis Hidalgo criticó duramente a Su nombre era el de todas las mujeres? No sé como a uno por valorarle negativamente le va a dar un puño y al otro dejar que le publique un libro. En fin, se habla sin saber.
@Fandelloco Gravísima acusación que desmonta toda la argumentación del artículo, claro.
Mira que darle 16€...
He leído la noticia entera y creo que hay una grave acusación. Se da por sentado que el Loco agredió a un periodista amigo de toda la vida por simplemente decir que su disco no era auténtico. ¿En qué os basais para afirmar esto?¿Estabais allí? Agradecería respuesta del que ha escrito esto y que explicara como está tan seguro. En un medio informativo no se puede afirmar algo tan rápidamente sin estar seguro, sino se quiere caer en el amarillismo barato más cutre. Saludos y Viva el Loco!!
Estoy enamorada de Loquillo desde que tenía 7 años: he crecido con él, su música ha marcado mi vida y, además, conocí a mi novio en un concierto suyo. Por eso cuando lo vi en un video de la presentación de un libro de Federico Jiménez Losantos sentí que se me rompía el corazón. Derramé amargas lágrimas y, desde entonces, ya no he vuelto a pisar sus conciertos.
Creo que Joaquín Reyes dijo donde sea que "los artistas son personas que se creen más inteligentes de lo que en realidad son". Nada más que decir.
Pues no, Keenan, ni eso ni la ocupación militar. Supongo que cuando se va a quedar mal o con tus vecinos o con los que te contratan para que toques en fiestas patronales, lo más 'sensato' es optar por el silencio.
Supongo que es un buen ejemplo de cómo se puede pasar de persona a personaje, y de ahí a personajillo. Tuvo una de las grandes bandas españolas de los 80 hasta que se fue el que tenía talento para escribir canciones buenas. El vacío que quedó lo fue llenado con un ego hipertrofiado. Tal vez lo más curioso sea que pase por ser de los pocos artistas de este país con un cierto discurso.
¿No ha condenado explicitamente el terrorismo y la maldad intrinseca y neopagana de la izquierda abertzale? Cobarde de mierda....
debe ser la edad que no deja ver con suficiente perspectiva las cosas y se confunde lo tribial con los intereses creados. Y claro, también se distorsiona el pasado para comprender mejor el futuro.
Una de las peores maneras de gastar 16 €.
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