VALENCIA (EP). La empresa valenciana Pyro ha obtenido 500.0000 euros de financiación europea para su proyecto de desarrollo de una barrera contra incendios creada a partir de unas botellas biodegradables que lanzan un agente extintor y que tendrían un uso tanto público, en montes y parajes naturales, como privado, para la protección de urbanizaciones o empresas, dado su bajo coste, de unos 3 euros por cápsula.
El gerente y socio fundador, José Luis Liz Graña, ha explicado a Europa Press que su empresa forma parte del consorcio europeo constituido por 20 empresas que participa en el Proyecto Europeo AF3 (Advanced Forest Fire Fighting), que cuenta con una financiación global de 15 millones de euros.
Así, ha explicado que el prototipo estará listo en 2016, cuando se hará una demostración pública de su sistema de barrera activa y pasiva contra incendios con un fuego real controlado en un terreno forestal el área mediterránea de España, Italia e Israel. "Seguro que funcionará", destaca.
Este ingeniero en Diseño Industrial e Ingeniero Industrial por la Universidad Politécnica de Valencia, ha explicado que se trata de unas botellas que se cuelgan en los árboles como "si fueran unas frutas", y que cuando se alcanza los 80 grados centígrados estallan liberando un agente extintor. La cantidad de líquido puede variar en función del área que se quiere proteger.
Estas cápsulas son 100% biodegradables y pueden durar sin utilizarse unos tres años o cuatro años. La principal ventaja es mientras que si la mitad de cada litro que deja un hidroavión se pierde por la altura en que se lanza y la velocidad a la que se vuela, estas botellas se colocan directamente en la copa de los árboles. Por ello estas botellas pueden multiplicar hasta tres vecs el efecto de una descarga de un hidroavión.
Además, la cantidad de agente extintor por botella puede variar desde medio litro hasta los 2 litros en función de lo que se necesite por tipo de vegetación, y está trabajando asimismo en el diseño de un dispersor para individualizar la cantidad, forma y dirección de salida del líquido, que está enriquecido con una serie de productos que puede mejora en un 50 por ciento la eficacia frente al agua que sueltan los hidroaviones.
Del mismo modo, estas cápsulas se activas a la temperatura que se determine con lo que el agente se libera antes de que el árbol arda y se "evita así dar más combustible a los incendios ya que cuando llega el fuego la vegetación está mojada", mientras que las descargas de los hidroaviones se evaporar y su efecto puede durar sólo una media hora. "Hay un montón de opciones para mayor control", destaca.
Por ello, se trata de "unas de las pocas herramientas" que existen para la protección particular, que en estos momentos depende casi exclusivamente de las Administraciones. Así, cuando comiencen con la comercialización de este sistema, su empresa se encargará también de diseñar el dispositivo que se requiere en función de la superficie del área que hay que proteger, del tipo de vegetación, así como de realizar revisiones anuales para asegurar que sigue operativo.
No obstante, también ha recalcado que sería de gran utilidad para las Administraciones por su uso, por ejemplo, en lugares donde no se pueden hacer cortafuegos como en los Parques Naturales o en parajes de muy difícil acceso.
ORIGEN DE LA IDEA
La idea le surgió, relata, cuando estaba buscando un proyecto de fin de carrera en 2006 y ante "la infinidad" de incendios forestales que castigaron a su Galicia natal ese verano diseñó un cañón de aire comprimido encargado del lanzamiento de estas cápsulas a distancia para sofocar los incendios. El Instituto Ideas de la UPV le ayudó a desarrollar un plan de empresas alrededor de este producto para buscar financiación y la forma de producirlo.
Sin embargo, tenía que obtener financiación para desarrollar estas cápsulas y, se lamenta, "los inversores sólo buscan productos ya acabados con los que obtengan un retorno inmediato de sus inversiones". Por ello, el proyecto se paralizó en 2009 y comenzó a trabajar en otros sectores, relata. Hasta que el Ministerio de Defensa, al que ya había presentado el proyecto, se acordó de él y le propuso entrar en este consorcio europeo.
Liz Graña consiguió el primer premio a la innovación en el XI Congreso Internacional de Ingeniería de Proyectos de 2007; y en un mismo año, en 2008, otros tres galardones: el primer Premio, Beca Emprendedores Fundación Lubasa, el tercer premio en el VII Concurso del Servef para jóvenes emprendedores y el primer premio de la Fundación Bancaja XIV Concurso jóvenes emprendedores. En 2009 obtuvo el primer premio al Mejor Proyecto Empresarial "'de la Persona Emprendedora' y en el ejercicio siguiente el primer premio nacional de Emprendedurismo "Uniproyecta" de la Fundación Universia.
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