Forzar las costuras en las cuentas de 2011 para intentar sacar adelante la ampliación ha llevado a la entidad a precipitarse en 2012 con unas pérdidas de 1,5 millones, lo que derrumba el castillo de naipes armado por José Salinas y Rita Barberá para el complejo
VALENCIA. Las cuentas del Palacio de Congresos de Valencia han evidenciado lo que desde hace años denunciaban distintos conocedores de los entresijos del complejo: el recinto ya no es lo que era y más que ampliar sus instalaciones, necesita un plan de viabilidad. Según la cuenta de resultados de 2012, las pérdidas alcanzan los 1,5 millones de euros, al tener que cubrir con unos ingresos de 2,67 milones unos gastos de 4,24 millones.
Este pasado ejercicio no se pudo apuntalar ya los resultados a través de ingresos extraordinarios, como los 1,1 millones que se apuntaron en 2011 por el cobro de una indemnización que no se había recibido en su integridad y, además, estaba en litigio; o por medio de transferencias y subvenciones públicas por 130.328 euros, que no se han llegado a abonar, según distintas fuentes.
Aún con esas medidas, las cuentas de 2011 se saldaron con un resultado presupuestario de 38.442 euros en pérdidas, que pasaron a unos beneficios de apenas 3.293 euros tras aplicarle un ajuste de 38.442 euros por "créditos gastados financiados con remanente de tesorería para gastos generales".
REACCIÓN EN CADENA
Con las cuentas de 2011, el proyecto de ampliación del recinto impulsado por José Salinas y respaldado por la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, se presentaba como una huída hacia adelante, como ya denunciaban fuentes vinculadas del proceso.
La idea era levantar antes de 2014 un edificio gemelo al actual que llevara la firma del estudio del arquitecto británico Norman Foster, autor del recinto original, con un coste aproximado de 24 millones de euros, financiados por el consorcio de gestión del Palacio de Congresos y avalados por el Ayuntamiento de Valencia.
De este modo, en vísperas de las elecciones de 2015 se podría inaugurar un nuevo edificio emblemático que transmitiera actividad y permitiría ofrecer un atractivo diferenciador frente al resto de recintos congresuales. Sin embargo, la operación tenía diversas dificultades.
OPERACIÓN AMPLIACIÓN
La primera, era las cuentas del recinto; la segunda, la capacidad avalista del consistorio y la tercera, encontrar a una entidad dispuesta a conceder el crédito por el 80% del coste de la obra y a una constructora capaz de asumir el 20% restante. La presentación del proyecto ya se había producido en noviembre de 2011, por lo que había que conseguirlo a la carrera para cumplir con las expectativas y los plazos anunciados.
Registrar beneficios en 2011, aunque fueran magros, conseguía superar el primero de los obstáculos; el alto endeudamiento del Ayuntamiento y las limitaciones al déficit dificultaba el segundo; pero los contactos con BBVA parecían ofrecer un escenario prometedor.
La defensa del proyecto que se hacía por parte Salinas y su 'madrina' Rita Barberá era que con una mayor superficie podía ser mucho más rentable, al ofrecer una mayor capacidad para acoger eventos de distintos formatos. A más grandes, más fuertes.
Tomando como referencia las rentabilidades pasadas, se rechazaban otras alternativas, como canalizar clientes a otros recintos como Feria Valencia o CACSA, o que gestionarlos directamente. Pero, no: el cliente, alegaban, quería el Palacio de Congresos y no otras alternativas que pudiera considerar menos eficaces para sus objetivos.
TRAGEDIA MÁS TIEMPO
Sin embargo, la negociación con BBVA no avanzaba según lo previsto a lo largo de 2012 y la actitud empresarial no era propicia. De hecho, la Confederación Empresarial Valenciana (CEV), por boca de su presidente, Salvador Navarro, no dudó en calificar públicamente la iniciativa como inapropiada a los tiempos actuales, además de generar una competencia perjudicial al resto de oferta congresual de la ciudad pública y privada.
A la carrera, tras el verano de 2012, las tenciones fueron en aumento, mientras las negociaciones con BBVA se mantenía estancadas. Distintas fuentes destacan las presiones que fueron ejercidas sobre los responsables empresariales díscolos para convertir en causa común el proyecto y conseguir sacarlo adelante.
Conociendo hoy cómo estaba evolucionando el negocio del Palacio de Congresos, distintos conocedores del proceso destacan que la clave de la operación eran los plazos. Conseguir el crédito antes de presentar los resultados de 2012 representaría poder ampliar o no hacerlo.
EL DESPLOME DEL CASTILLO DE NAIPES
Y los plazos se cumplieron... pero en entido negativo. La presentación esta semana al consejo de administración del Palacio de Congresos de las cuentas de 2012 ponía sobre la mesa 1,5 millones de euros en pérdidas y el hundimiento de los ingresos en un 35% (1,4 millones), al pasar de 4,09 millones en 2011 a 2,67 millones. La gestión de Salinas quedaba al descubiero y sus alocados planes, desbaratados.
Este desajuste y las pérdidas no sólo se atribuyen al negocio ordinario, ya que únicamente cayó un 18% (389.037 euros) respecto al año anterior, al pasar de 2,2 millones a 1,8 millones. La parte del león en el descalabro viene de los ingresos excepcionales que salvaron formalmente los muebles en 2011, pero que ya no dan de sí en 2012.
En este sentido, destacada la pérdida de las subvenciones de capital, que pasan de 130.328 euros a 0; o la indemnización por efecto de una tormenta de granizo sobre los paneles solares del complejo, valorada en 1,14 millones e incluida como ingreso en 2011, pese a no abonarse en su integridad y encontrarse en litigio.
Además, los gastos extraordinarios por el reconocimiento de pérdidas de ejercicios anteriores termina de completar el cuadro, al cargar al gasto 758.350 euros, frente a los 0 euros de 2011. Por contra el resto de gastos se han contenido, como ha ocurrido en personal, aprovisionamientos o gastos de gestión.
"El desahorro" de este año, como curiosamente denominan los administradores de Salinas a las pérdidas, pone en evidencia una gestión irreal apoyada en elementos ajenos a la pura mecánica de la oferta y demanda del mercado de congresos y más en gestiones 'imaginativas' para tratar de alargar una posisicón insostenible. Y es que 20 años gestionando una misma empresa desde un mismo puesto tal vez no sea ya garantía de transparencia y eficacia.
Cuanto cobra salinas del palacio de congresos? cuanto cobra de Turismo Valencia? Cobra de los dos a la vez? Y cuando va a cada despacho? Veamos si los resultados conseguidos en estos dos años sirven para ajustar estas retribuciones.
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