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La Asamblea de la entidad celebrada la semana pasada fue la señal de partida de un cambio de estructura de la entidad dirigido hacia el objetivo de sobrevivir. Nuevo organigrama y nuevos conceptos

VALENCIA (C. SIERRA). Cambiar o sucumbir. En la Cámara de Comercio de Valencia tienen bastante presentes sus escasas posibilidades de futuro si no se produce una transformación profunda de la organización. Este año ya no cobran las antiguas cuotas obligatorias a las empresas y la institución entrará sin remisión alguna en pérdidas (el ejercicio de 2012 apenas ganó 130.000 euros). Cambiar su concepto de organización para transformar la Cámara en un órgano vivo y competitivo ha sido el objetivo que se han trazado sus directivos, plasmado en nuevo organigrama de la Cámara presentado la semana pasada en su Asamblea anual celebrada en la Fundación Bancaja.

En resumidas cuentas, los directivos de la Cámara quieren abandonar el obsoleto modelo de institución opaca y cerrada sobre sí misma, flotando sobre las cuotas de los empresarios que la mantenían de forma obligatoria y repleta de departamentos estancos, aislados entre sí y en ocasiones con marcadas duplicidades, que formaban una estructura rígida, inflexible y sin apenas capacidad de respuesta ante los desafíos que impone la crisis económica.

Fuentes de la Cámara así lo han expresado a este diario: "Con el nuevo organigrama queremos, primero, adaptar la estructura organizativa actual a las nuevas directrices estratégicas de la corporación. Segundo, conectar entre sí todas las actividades que realiza la Cámara para generar un mayor valor percibido por ‘el cliente', el empresario. Y, finalmente, dotar a la organización de una estructura comercial que nos permita incrementar la capacidad de comercialización de nuestros servicios".

Entre las novedades de la reestructuración organizativa de la Cámara se cuenta la creación de un ‘Área de Operaciones', que aglutina a los cuatro principales departamentos de generación de servicios de la entidad: Comercio Exterior, Formación, Asesoramiento y Gestión de Proyectos.

Este nuevo departamento procurará conectar entre sí los diferentes servicios y productos que genere para conseguir con ello "una propuesta de valor más global y coherente". Asimismo ejercerá un papel de control de calidad, supervisando todos los nuevos servicios que se pongan a disposición de las empresas.

Otra importante novedad es la creación de un ‘Área Comercial', cuya misión será coordinar y establecer la nueva política comercial de la Cámara. Estará compuesta por tres departamentos: ‘Atención al cliente (PIE)', ‘Comercial' y ‘Marketing', y su misión será la de comercializar los diferentes productos y servicios que se generen en el área de operaciones.

La consecución de los objetivos marcados con esta reforma dependerá del grado de desarrollo y ejecución de este plan, así como de los menguantes medios económicos puestos a disposición de sus ejecutores (en las últimas semanas la Cámara ha anulado una campaña de marketing y autopromoción presupuestada en 90.000 euros por la carencia de recusos). De todo ello se encargarán el director gerente de la entidad, Jorge Linares Ferrán, y un economista recientemente contratado, Jesús Navarro, especialista en estrategia empresarial e inteligencia competitiva formado en las universidades de Stanford y Melbourne.

Ellos dos y la ‘troika' situada en la cúpula de la Cámara, el presidente José Vicente Morata, la secretaria general, Ana Encabo y el asesor Luis Fernando Cartagena, tienen ante sí el reto de hacer de la Cámara un ente viable en un contesto de crisis total y en un proceso de aguda competencia con el resto de organizaciones empresariales, especialmente la CEV y Cierval, con quienes hasta la fecha no han conseguido fraguar los planes de convergencia pactados hace meses. En todo caso, se avecina un ejercicio crucial para el futuro de la Camara de Comercio de Valencia.