De hecho, así comenzó una de las intervenciones del parlamentario de Compromís, quien se dirigió al conseller Buch con una frase en alemán, idioma que el responsable autonómico conoce perfectamente por su ascendencia germana: "Reden ist Silber, schweigen ist Gold". "Hablar es plata y el silencio es oro", recitó Ferri, en referencia a las promesas de pago incumplidas por el Consell hacia los institutos tecnológicos a cuenta de los hispabonos, el Fondo de Liquidez Autonómico (FLA) o los Fondos Feder. En este sentido, Ferri le preguntó a Buch si quería pasar a la historia como el conseller que se 'cargó' los institutos tecnológicos.
El conseller fue honesto en la réplica, al admitir que las previsiones de pago no pudieron cumplirse. "Hemos intentado encontrar soluciones pero es cierto que la solución definitiva se está haciendo esperar. No le doy tiempos o fechas porque luego usted me los echa en cara y con razón", se sinceró Buch.
No obstante, el conseller introdujo varios matices en la respuesta al diputado de Compromís, sobre todo en lo referido a la reducción de presupuesto para estos entes. "El presupuesto baja porque se reducen los fondos europeos y no estamos en condiciones de suplir lo que ponía la Unión Europea. Estamos buscando soluciones también en ese aspecto", argumentó, para puntualizar después: "No quiero pasar a la historia como el conseller con el que desaparecieron los institutos tecnológicos".
Buena parte del debate, nacido de una interpelación del grupo Compromís sobre la política a seguir con los institutos tecnológicos, se centró en la deuda acumulada por el Gobierno valenciano a estos centros, que según Buch se sitúa en unos 33 millones de euros, si bien desde la Asamblea de Representantes de Trabajadores de Institutos Tecnológicos, al igual que desde Compromís, la deuda se sitúa en más de 60 millones de euros.
Esta diferencia, se explica según fuentes de Compromís, en que se retardaron lo máximo posible las certificaciones. Es decir, la justificación de la mayor parte de los proyectos se demoró hasta hace un mes, con lo que se retrasan las certificaciones y todavía no existe la deuda de 2012.
Buch un impresentable y debe dimitir por ineptitud manifiesta.
Lo normal cuando la política industrial se pone en manos de "boquerones" financieros que cuando llega la crisis prefieren un sueldo de alto cargo.
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