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EL BENEFICIO CRECIÓ UN 15,4% EN 2012

El laberinto de Eugenio Calabuig

JOAQUIM CLEMENTE. 19/06/2013 El futuro accionarial de Aguas de Valencia, en manos de dos árbitros después de que Fomento Urbano haya apelado al derecho de tanteo para comprar la parte de CaixaBank, antes del Banco de Valencia, en la concesionaria

VALENCIA. Eugenio Calabuig está buscando la salida al laberinto en el que se ha convertido Aguas de Valencia. La aparente tranquilidad en la que estaba instalado el presidente de la compañía tras la salida de Lubasa y de Boluda del accionariado, con el control mayoritario de Inversiones Financieras Agval, la sociedad conjunta con Banco de Valencia que controla el 66% del capital de la concesionaria, y con Suez, el socio incómodo, arrinconado, saltó por los aires hace algo más de un año con la intervención de Banco de Valencia y el enfrentamiento que se inició a partir de ese momento entre el banco que controla entonces el FROB y su empresa, Fomento Urbano de Castellón (Fucsa).

La dudas de los administradores provisionales del banco sobre cómo se hizo aquella operación entre la entidad financiera y Fucsa para repartirse Agval, abrió un periodo de hostilidades que se convirtió en el "año horrible" de la histórica empresa de aguas, tan acostumbrada a conflictos societarios. "Entonces intentamos comprar la participación del banco, pero con todo hablado, el FROB lo echó atrás", explica el presidente de AVSA. Y desde entonces, hasta hoy.

Sin embargo en los últimos meses algo han cambiado las cosas. Pese a que los intentos del FROB por anular por la vía judicial aquel acuerdo entre el banco y Fucsa que le acabó dando a Calabuig un 1% decisivo para tener la mayoría absoluta en Agval, lo cierto es que, hasta la fecha las embestidas judiciales que ha recibido la empresa no han conseguido sus objetivos. Y la llegada de CaixaBank a Banco de Valencia abrió un nuevo escenario que el empresario castellonenses quiere aprovechar para acabar con la tensa situación en Avsa.

Calabuig quiere comprar la participación de CaixaBank en Inversiones Financieras Agval y, por tanto, en Aguas, y consolidar de esta forma una mayoría ya indiscutible en el capital. Para hacerlo ha echado mano de un artículo de los estatutos de Agval, redactado en el momento de su constitución, que regulan el derecho de tanteo para el caso en que uno de los socios quiera vender. Y aunque CaixaBank no quiere, esos estatutos tienen un as en la manga.

La medida de protección que se incluyó en los estatutos para evitar que cualquiera de los socios de Agval no pudiese vender a socios no deseados, tenía además una salvaguarda más: en el caso de que el accionariado de cualquiera de los socios de Agval cambiara sustancialmente, el resto puede exigir que se le venda la participación.

"Al cambiar la propiedad de Banco de Valencia, podemos reclamar que se active ese artículo, por eso hemos recurrido a un arbitraje, ya que así lo marcan los estatutos", explica Calabuig. Este proceso de arbitraje implica que dos árbitros, nombrados por cada una de las partes, tratarán de encontrar un acuerdo sobre la interpretación de esa norma interna de tanteo.

Calabuig se muestra optimista. De hecho, la redacción del artículo en cuestión no deja lugar a muchas interpretaciones. El cambio de dueño de uno de los socios le obliga a vender al resto de sus socios. Pero hasta que no haya un dictamen de la comisión de arbitraje no se puede asegurar que Calabuig pueda cumplir su objetivo.

UNA OPERACIÓN DE ENTRE 40 Y 65 MILLONES DE EUROS

"Si podemos comprar, compraremos", dijo este martes Calabuig tras la junta de accionistas de Aguas de Valencia. Para ello estima que necesitaría entre 40 y 65 millones de euros, dependiendo del resultado de la fórmula que sirve para valorar la compañía y que también constan en los estatutos para fijar el precio.

El empresario castellonense asegura que no tiene problema para disponer de ese dinero, aunque prefiere no explicar cómo obtendrá esa financiación. "No sería lógico lanzarse a la compra pidiendo ejercer el derecho de tanteo al que tenemos derecho y no tener el dinero para hacerlo".

Es aquí donde entran los inversores valencianos con los que asegura ha contactado ya. Porque la intención de Calabuig es, una vez comprados los títulos de La Caixa, dar entrada a empresarios valencianos con una participación en Agval. Aunque no dio nombres, los nuevos consejero de Aguas de Valencia, que han entrado en sustitución de los del Banco de Valencia-CaixaBank, que no puede participar en el consejo por las limitaciones impuestas por Competencia, Rodolfo Beltrán Martinavarro, Álvaro Gómez-Trénor y Sebastián Carpi, podrían ser los primeros interesados en acompañar a Calabuig en el accionariado. 

El empresario castellonense mantiene que su intención es "volver a los orígenes de Agval, se llame Agval o como se llame, pero con una estructura similar" a la mercantil que constituyeron ocho accionistas valencianos liderados por Banco de Valencia como "mecanismo de defensa" para evitar la entrada de socios hostiles, ya que les otorga un derecho de tanteo en caso de venta de acciones o de que el control de éstas cambie de manos, como ha sucedido con Banco de Valencia.

De acuerdo con los resultados presentados en la Junta, en la que estaban presentes seis accionistas y 26 representados, Aguas de Valencia cerró 2012 con un beneficio neto de 21,2 millones de euros, un 15,4% más que el año anterior, y una cifra de negocio de 231,1 millones de euros, con algo más del 2,2% de incremento, fundamentalmente por los contratos de saneamiento y depuración logrados en Andalucía y La Rioja. En 2013, Calabuig prevé aumentar el beneficio "entre un 8% y un 9%"

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